Ponerse en manos de un loco de la pesca
Jefe de Fisioterapia del Centro Médico, tranquilo, asegura que sus aficiones son «mis vicios. Juega al tenis, pesca en el mar, esquía y hace surf. Hace años tuvo un restaurante en el Puntal que «funcionó pero lo abandoné porque ni me daba la vida ni tenía tiempo»
Es afortunado, mira de frente y de forma muy directa. Esboza una media sonrisa entre tímida y pícara cuando habla y dice las cosas con decisión. Desde luego no parece ni que mienta ni que exagere. Surfero, tenista, esquiador, fisioterapeuta y amante de la cocina, en otro tiempo tuvo un restaurante en Villaviciosa. Si algo echa de menos y que dejó correr fue el ser tenista profesional «o al menos haberlo intentado y no quedarme con esa espina clavada».
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Es paciente y tranquilo. Dice que le enervan las injusticias y así parece porque tensa los músculos del brazo cuando habla de que falten al respeto o insulten a alguien, por ejemplo a una persona mayor. Si se le mira de frente no parece que sea una buena idea cabrearle porque aunque calmado parece que tiene mucho nervio.
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Carlos Rivas Velasco (Oviedo, 1974) es jefe del servicio de Traumatología del Centro Médico de Asturias. Hijo de Carlos, dueño de la mítica tienda Deportes Rivas , y de María Jesús, tiene una hermana, Mónica, mayor que él. Los dos tuvieron que pasar muchas horas en la tienda de su padre «porque el negocio familiar había que atenderlo». desde hace años tiene pareja, Paula.
Estudió en el colegio Meres «aunque el COU lo cursé en Salt Lake City» capital de Utah (EE UU) «el estado mormón».
Pasa su vida entre sus cuatro grandes pasiones, el trabajo, el deporte, la pesca y la familia. En el trabajo «hay que tener empatía, escuchar mucho y bien y aceptar que se necesita esfuerzo físico y mental» aunque «tengo suerte de hacer lo que me gusta».
El deporte ya es otra cosa. Muy competitivo y entregado. Comenzó jugando al tenis y los veranos el surf aunque en «invierno esquío todo lo que puedo». a sus ya 50 años sigue compitiendo con la raqueta !»a la que le dedico bastante tiempo, juego tres o cuatro veces por semana y compito muchos fines de semana».
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La desconexión la hace pescando, su gran afición. Veraneo en Rodiles y me gusta la pesca en alta mar. De hecho una vez con un amigo íbamos en la lancha y sobre las ocho de la tarde nos picó un atún y no lo pudimos sacar hasta las diez de la mañana del día siguiente. El anzuelo se clavó en un hueso de la boca y el pez no sangraba así que mantenía las fuerzas intactas, fue un infierno pero al final nos lo trajimos en el lomo de la embarcación» como en El viejo y el mar, de Hemingway. El problema fue explicar que lo de aparecer a las diez era por el atún y no porque se nos hubiera ido la mano de copas».
Reconoce que sus aficiones son sus vicios y aunque «no soy un gran lector» le gusta la música aunque «sigo escuchando la misma música de cuando era joven y salía de copas como U2, Dire Straits, Metallica o Héroes del Silencio».
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Será por lo que pesca pero le encanta la cocina y su plato favorito, claro, un pescado a la brasa. De hecho, regentó diez años un restaurante en el Puntal (Villaviciosa) «que funcionaba muy pero que tuve que dejar porque ya no me daba la vida para más». Carlos Rivas disfruta, trabaja, pesca y juega al tenis. No se sabe el orden de los factores.
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