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Ramiro Fernández, en su salón. Juan Carlos Román

Ramiro Fernández

Psicosteta
«No hay ningún peluquero de señoras que sea buen peluquero de caballeros»

«Me gustaría atender a Felipe VI, es una de las personas más elegantes; Su Majestad coordina peinado, barba y personalidad»

Sábado, 19 de julio 2025, 23:56

En sus 64 años de profesión, el psicoesteta Ramiro Fernández (Aller, 1945) es más que una figura reconocida en Oviedo; es un cronista de ... su evolución estética y un defensor incansable de la individualidad. Desde su salón, que es tanto un taller de imagen como un diván, ha visto pasar décadas de historia de la ciudad, desde el blanco y negro de la posguerra hasta el vibrante color de la actualidad. Imparable, en breve publicará su décimo libro.

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– ¿Cómo ha visto cambiar la ciudad y su estilo en todo este tiempo?

–Yo conocí el Oviedo en blanco y negro. Llegué en el año 66 y hoy la ciudad es a todo color. Ha evolucionado extraordinariamente bien. Oviedo es una ciudad de moda, una ciudad que siempre fue cosmopolita, alegre... donde mejor se vestía. Siempre se la ha clasificado, junto a San Sebastián, como una de las dos ciudades más elegantes de España, y creo que ahora está volviendo a ser una de las capitales más queridas e importantes del país, sin lugar a dudas.

–¿Cuál ha sido su mayor objetivo en la vida?

–He luchado toda mi vida por prestigiar la profesión que tanto amo. A la peluquera, al peluquero... se le frivoliza un poco. Yo decidí especializarme en hombres de forma estratégica. Al principio de mi carrera iba al antiguo Carlos Tartiere y me di cuenta de que de 8.000 espectadores, 6.000 eran hombres, por lo que dije: «¡Coño, este es mi mercado!». Y eso me llevó a ser el peluquero de la Selección Española durante 28 años.

–Y solo de hombres...

–No hay ningún peluquero en España de señoras que sea bueno de caballeros, y no hay en España ningún peluquero bueno de caballeros que sea bueno de señoras.

–Siempre ha defendido la personalidad frente a la tendencia. ¿Cómo ve la moda actual?

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–La moda nace y muere todos los días. Hay que adaptarla a los casos que conviene, no hay que estar sometido a ella. Si ves un partido de fútbol, sea internacional, mundial o regional, verás que de los 22 jugadores, el 90% van idénticamente igual: patillas temporales y nuca rapados, y arriba un pegote de cabello. Hoy imperan la gomina, la cera... y los futbolistas saben que el mejor peine son sus propios dedos. La moda, en este sentido, ha arrinconado totalmente a la estética. Los profesionales que nos dedicamos a la imagen personal tenemos que ir con los tiempos, pero con criterio.

–¿Cuál es la clave para no ser una víctima de la moda?

–La clave es entender la personalidad. Yo mantengo la teoría de que cuando nace un ser humano pasa un caso insólito en la historia, porque no somos repetidos. Entonces, cada cabeza debería llevar su corte, su peinado, que le favorezca, que le actualice, que le caiga bien y con el que se sepa ver bien. Eso no es fácil. Tiene que ser a base de tener un diálogo con el cliente y preguntarle: 'Bueno, dime, arguméntame por qué quieres este corte de pelo'. Si la respuesta es 'no, es que mis amigos lo llevan', entonces entiendes que quieren ir todos igual. Pero la verdadera elegancia está en la personalidad.

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–¿Cómo ve la imagen que proyectan los futbolista del Real Oviedo?

–No solo el Real Oviedo, son todos. Van en esa línea. Yo a algunos de ellos, cuando tengo la oportunidad porque tengo la suerte de atender a muchos futbolistas tanto del Sporting como del Oviedo, les pregunto y me dicen: «No, es que mi novia dice que tengo que ir a la moda». Y claro, actualizan, pero a veces esos cortes de pelo no favorecen. Pero la moda es esa y eso es lo que llevan todos. Sin embargo, hay excepciones. El Real Madrid acaban de fichar a un defensa que viene con una cabellera magnífica, de ese tipo media melena italiana, romántica. Pero claro, para ver a uno, tienes que ver a doscientos que van todos igual. Para mí el futbolista más elegante, que coordina todos los conceptos de los que hablo —peinado, corte, barba, vestido, figura y personalidad— es Xabi Alonso, al que tuve la suerte de atender. Coordina perfectamente el corte de cabello, la barba de cinco días máximo, su vestido impecable tanto de traje como de sport, y es un hombre prudente y discreto que sabe estar.

–¿Qué opina de la imagen urbana de Oviedo?

–Todo lo que se hace, y se está haciendo mucho, es para mejorar. No hay nada más que salir a la calle. Hoy la gente la ves paseando, disfrutando. Yo, cuando termino de trabajar, me paseo por la calle Uría, derecha e izquierda, y me quedo viendo cabezas, pero también veo los alumbrados, por ejemplo. Y hay algo que me sorprende: tenemos un edificio, un monumento, que es la Junta General del Principado, y en ese entorno con una iluminación extraordinaria como la del Banco Herrero, la Caja de Asturias o el Teatro Campoamor, y ese edificio histórico está apagado totalmente. Me sorprende cómo es posible. Yo soy un hombre que me gusta ver a mi ciudad cada vez más europea yque tengamos esa imagen personal asturiana importante.

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–Está a punto de publicar su décimo libro.

–Tengo nueve libros, el primero de ellos publicado en el año 1974 y en breve voy a presentar ahora el décimo. Es un libro que quizás sorprenda porque es la recopilación de los 30 pregones que he dado por España, por Asturias y por las villas asturianas. No quiero que queden en el anonimato y en el olvido porque para mí cada uno de ellos fue muy especial. Como siempre, quiero aclarar que yo no vivo de vender libros. Todo lo que se recauda con ellos va íntegramente a fines benéficos: para los 'sintecho' y la Cocina Económica aquí, y en Moreda, donde lo presentaré primero, para los Humanitarios de San Martín. Lo presentaré primero allí porque fue el primer pregón que di, un canto a la minería, una tierra a la que estoy muy unido porque mi padre y mis tres hermanos fallecieron de silicosis. Fue un pregón que recuerdo con mucho cariño y, después, el de Oviedo, que me dio un gran temor por la responsabilidad que implicaba. Pero Gabino (de Lorenzo) fue un valiente y me dijo: «Para adelante, Ramiro, tú serás el pregonero». Y bueno, hice el esfuerzo y traté de hacerlo lo mejor posible porque tenía miedo de lo que pensaría la gente. Un peluquero dando el pregón.

–¿A quién le gustaría hacer un corte de pelo? Seguro que tiene sus preferidos.

–He tenido la suerte de atender a muchos personajes. Nelson Mandela, George Bush padre e incluso a Severo Ochoa, del cual guardé toda la herramienta de cuando le atendí porque además forma parte de mi gran colección de instrumentos de barbería del siglo XVII que conservo muy bien. Y me gustaría atender, pese a que está muy bien atendido, a Felipe VI. Su Majestad coordina peinado, barba, el vestir y personalidad. Y él es nuestro embajador en el mundo y una de las personas más elegantes que tenemos en España.

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–¿Sigue guardando esas 216 camisetas de fútbol que ha llegadi a tener?

-Sí, y recientemente Martín Peláez me regaló la de Pachuca con mi nombre.

«Los vecinos están por encima de los intereses políticos, hay que dialogar»

–Usted fue concejal y conoce bien la política municipal. ¿Qué le diría a la clase política actual para mejorar esa imagen de la ciudad que tanto defiende?

–Que se dejen de dimes y diretes y enfrentamientos. En el Ayuntamiento se está fundamentalmente para atender a los vecinos y a la ciudad. Voy a poner un ejemplo. Cuando surgió el pequeño roce entre el Ayuntamiento y el Real Oviedo, yo me atreví a sugerirle al presidente, Martín Peláez: 'Martín, perdóname, pero es que estáis condenados a entenderos. El campo es del Ayuntamiento y el Real Oviedo es un club histórico del que todos los oviedistas estamos muy orgullosos. Lo que hacía falta era que os sentaseis los dos, solamente los dos, sin más intermediarios, el alcalde y el presidente, y ahí tengáis el diálogo de verdad para ir unidos'.

–Si fuera alcalde con mayoría absoluta, ¿qué sería lo primero que haría?

–Ya sé que me van a decir qué fácil es hablarlo, pero fui concejal y sé lo que digo. Yo, si tuviese mayoría absoluta, lo primero que haría sería un pleno. Nos reuniríamos los 27 concejales solos, y yo les miraría uno a uno y les diría: «Señores, la sociedad ovetense nos ha elegido a los que hoy estamos aquí. Todos tenemos que trabajar por esta ciudad. Cada uno tiene una idea, pero hay que concretarla, porque por encima de nuestros intereses están los intereses de nuestros vecinos y de nuestra ciudad. Aquí tenemos que esforzarnos por ir todos a una, como en Fuenteovejuna, para hacer una ciudad modelo y que sea ejemplo». Yo trataría de dialogar, porque del diálogo sale siempre la luz, no de los enfrentamientos y yo soy muy de dialogar.

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