Fuegos para una multitud

El animado ambiente en los alrededores del parque Tuero Bertrand, horas antes de las diez de la noche, hacía presagiar que se trataba de los fuegos artificiales más esperados desde hace años, pandemia mediante. A medida que se acercaban las diez de la noche, llegar a Montecerrao parecía misión imposible, riadas de personas a pie y atascos kilométricos, que hicieron que más de uno no llegara a tiempo... El cambio de horario, dos horas antes de la habitual medianoche; y de escenario, el Parque de Invierno -habitual desde 1984- ya es recuerdo del pasado, animaron a miles de personas a ver los fuegos, incluidos los pequeños de la casa, que pensando en ellos Festejos adelantó el espectáculo. Fue todo un éxito.

«Espectacular» fue todo lo que llegó a alcanzar a decir gran parte del público. Pasaban diez minutos de las diez de la noche, cuando el cielo comenzó a brillar para anunciar que hoy es el día grande de San Mateo.

Numerosas personas, precavidas, fueron cogiendo sitio desde más de una hora antes de los fuegos, llenando hasta la bandera el parque Tuero Bertrand, perimetrado para la ocasión. Sentados en los banco que forman el anfiteatro, adultos y niños disfrutaron de la explosión de colores, de las múltiples figuras que dibujaron el cielo ovetense, un lienzo perfecto para la ocasión.

Miradas al cielo iluminado por estrellas y el flash de las fotos. Un primer volador a la diez y cinco anunció lo que se esperaba: un juego de luces en lo más alto, hasta a tres alturas. Rojos, blancos y verdes en su mayoría, que levantaron los aplausos y los gritos de la gente.

Violetas, amarillos y naranjas se sumaron a la fiesta. Serpentinas por el cielo que fue «el mejor inicio», según algunos asistentes. Los primeros minutos suscitaron «olés» del público. «Son unos fuegos distintos», comentaba un asistentes. Tras más de cinco ovaciones, a las diez y media, llegó la traca final. Mucho ruido y la última gran ovación.

Veinte minutos de espectáculo pirotécnico de primer nivel. La empresa valenciana Ricardo Caballer -el Ayuntamiento de Oviedo destinó a esta noche de fuegos casi 60.000 euros- ofreció 1.200 segundos «de ritmo frenético y dinámico, un espectáculo del siglo XXI» en pleno Montecerrao, lleno hasta la bandera. En total, casi 700 kilos netos de material pirotécnico-concretamente, 696.000 gramos- formaron veintiséis conjuntos de figuras de diversos tipos y colores, «una experiencia única» en la capital del Principado. Lanzaron camuros -las clásicas figuras de palmeras que descienden desde lo alto del cielo-, intermitentes -luces que se encienden y apagan en el aire- perlas y lentejuelas blancas..., con la técnica de 'pirodigital'. «Es la técnica en la que todo está digitalizado a través de un sistema informático, por lo que ya no hay una persona que prende los fuegos, sino que es todo gracias a la mejor tecnología, que minimiza al máximo los fallos», explicó Juan Manuel Humanes, director comercial de Ricardo Caballer (Ricasa).

Un cielo despejado, sin nubes amenazadoras, se convirtió en el mejor de los escenarios para disfrutar de un espectáculo «totalmente diferente a lo visto hasta ahora». Bajo el nombre de 'Luz neta', el show de colores y figuras a tres alturas diferentes no dejó impasible a ninguno de los presentes, entre los que se podían ver familias con niños, grupos de amigos y parejas de todas las edades.

Por si los fuegos artificiales supieran a poco, Tekila salió a escena. Antes y después. Miles de ovetenses disfrutaron y bailaron, y mucho, con la música de una de las orquestas favoritas de los asturianos. Sonó desde reggaeton hasta el pop de siempre, en una hora y media de música sin parar, en un primer pase previo a los fuegos, y en un segundo pase similar en el que «lo petamos a tope».

Vestidos de blanco, los miembros de la formación aprovecharon para poner a todo el parque a dar palmas y cantar 'Caminando por la vida', una de esas canciones indispensables en toda fiesta. También un homenaje a Camela en lo que parecía «un concierto real del grupo». Tampoco faltaron 'Motomami' o 'Quédate', dos de los 'hits' del verano.

Gritos y aplausos a las fiestas de San Mateo. En la víspera del día grande. Dos pases, el primero contó con más de 3.000 personas. Una cifra que fue aumentando a medida que se acercaba la hora del show pirotécnico.