San Mateo ilumina Oviedo

Miles de ovetenses cumplen con la tradición disfrutando de la noche de los fuegos en el Parque de Invierno | Pirotecnia Pablo pone el color a la víspera del día grande de las fiestas con 60 artificios diferentes que arrancaron largos aplausos

juan carlos abad

Viernes, 21 de septiembre 2018, 01:16

En una ciudad armera, que vivió de fabricar propelentes y proyectiles durante más de un siglo, el gusto por la pólvora permanece adherido a la genética de muchos de sus vecinos. Aunque ahora lo haga en su versión recreativa. Año a año, el ritual de disparar al cielo de Oviedo cientos de salvas en honor a San Mateo congrega a miles de espectadores en el parque de Invierno y anoche no fue excepción.

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No cabía un alfiler en los minutos previos al primer estallido. Muchas familias optaron por cenar de bocadillo en el Bombé o en El Antiguo y aguardar con tiempo suficiente al comienzo de la refriega.

Que las de Oviedo sean las fiestas que cierran el verano tiene sus ventajas. «Soy de Gijón y este agosto me quedé sin ver los fuegos, así que vengo a los de aquí. Además en Oviedo suelen ser mejores», relató Rosi Rodríguez junto a las escaleras de acceso al parque.

Para Joaquín Rodríguez y Sonia Lerones ver los fuegos en familia es una tradición: «Venimos todos los años. El pasado trajimos ya a la más pequeña y este repite», contaron.

Con el reloj rondando la medianoche no había hueco por cubrir. «Tendríamos que haber traído un periódico o algo para sentarnos», se escuchó decir ante la humedad del suelo. Una sensación que se olvidó cuando comenzó a brillar el cielo.

La atracción por los castillos de fuegos artificiales, ese espectáculo efímero en el que la figura en el aire aguarda la promesa del siguiente disparo, se dibujaba en la cara de los espectadores y se escuchaba en los «'ooooooooh'» que celebraban cada uno de los conjuntos que anoche dispuso Pirotecnia Pablo, la empresa canguesa encargada de iluminar la noche más querida de las fiestas por quinto año consecutivo.

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333.565 disparos arrancaron otros tantos aplausos en un espectáculo «grandioso y emotivo», como lo definieron desde la pirotécnica y que fue diseñado a medida para la capital del Principado. En total se quemaron 720 kilos de material explosivo para 60 conjuntos que incluyó los novedosos 'Molinos de viento' y unos innovadores 'Sauces llorones' mediada la pira.

Todo controlado de manera electrónica y medido al milímetro para que el ritmo se adecuara con las figuras y el sonido. Lo que no se puede controlar es el viento y anoche sopló lo justo como para que el humo se disipara sin afear las figuras.

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El increscendo final con fases encadenadas incorporó el ruido a raudales para acompañar los fogonazos azules del magnesio en una suerte de 'Descarga' atronadora como anticipo del 'Gran sol', una secuencia con los colores de Oviedo y Asturias también muy celebrada. Lo malo de los fuegos es que acaban y tras veinticinco de luz y estruendo llegó el turno de los aplausos. Fin. Hasta el año que viene.

Y después

La peregrinación, en sentido inverso, retornó hacia el centro de la ciudad en busca de más bocatas y de más fiesta.

El que haya un espectáculo alejado del centro, como los fuegos, activa San Mateo en otras zonas de la ciudad. Los locales de la plaza del Fresno –La Gesta– se llenaron de clientes. También en Montecerrao desde donde alguna terraza privilegiada rozó el lleno.

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Hubo quien no quiso dejar de alternar fuegos y alterne y aprovechó las laderas del parque de Invierno para armar un botellón. La mayoría de los jóvenes que no encuentran acomodo en la fiesta tradicional optan por la bolsa de plástico. Es la otra cara de la fiesta de San Mateo.

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