Gloria Steinem. Pionera y motor de la igualdad
Modelo a seguir. Más de medio siglo después, la periodista y escritora sigue siendo un referente de la lucha por la igualdad. La periodista, escritora y activista es, a sus 87 años, un icono del feminismo
Nadie duda ya de que el feminismo es «una de las grandes revoluciones de la sociedad contemporánea», pero, cuando Gloria Steinem y sus compañeras empezaron a pelear por la igualdad, en los años sesenta y setenta del pasado siglo, se las veía –en sus propias palabras– «como un grupo rebelde extraño». Una anomalía en un sistema perfectamente engrasado por el patriarcado. Hoy, más de medio siglo después, Steinem no ha retrocedido más que para tomar impulso, una fidelidad «a los principios del movimiento, a su memoria y a su historia» que aplauden feministas de todas las generaciones, empezando por la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, Nuria Varela. Yese compromiso inquebrantable de Steinem –quizá la feminista más famosa del planeta– es también el que la ha hecho merecedora del Princesa de Comunicación y Humanidades. Porque la periodista, escritora y activista estadounidense –nacida en Ohio, hace 87 años, para abrir brecha– sigue siendo motor y faro de la batalla.
Steinem se alzó con el galardón por ser una «referencia icónica esencial del movimiento por los derechos de la mujer a partir de los años sesenta», cuando empezó a desarrollar un «activismo marcado por la independencia y el rigor», según el acta del jurado. Seis décadas de incansable lucha por los derechos de las mujeres en las que «su sólido e inagotable compromiso con el feminismo, su ponderación y su voluntad de incluir todas las voces, han impulsado la igualdad como uno de los valores fundamentales de la humanidad». Un tiempo en el que no ha parado y en el que no ha perdido coherencia, ganas ni humildad esta mujer que, tras graduarse, se trasladó a la India durante dos años con una beca para seguir estudiando y conocer de cerca realidades menos privilegiadas. Y ya en 1960 se estableció en la Gran Manzana y empezó a trabajar para la revista 'Help!', además de ser una de las fundadoras de 'New York Magazine', donde publicó en 1969 uno de sus artículos más emblemáticos, 'Después del poder negro, la liberación de las mujeres', y escribir en publicaciones como 'Esquire' y 'The New York Times Magazine'. Hasta que, en 1972, hizo historia al cofundar 'Ms.', la primera revista feminista y la primera creada y dirigida exclusivamente por mujeres, cuya tirada inicial se agotó en solo una semana.
Catedrática de la Universidad e impulsora de la candidatura
Socorro Suárez Lafuente
«Gracias a esta pionera, abrimos los ojos y empezamos a darnos cuenta de muchas cosas»
Directora del Instituto Asturiano de la Mujer
Nuria Varela
«Ha permanecido fiel a los principios del movimiento feminista, a su memoria y a su historia»
Fórum de Política Feminista
Dulce Gallego
«Representa el activismo feminista, su constancia, su lucha por transformar y mejorar la vida de las mujeres, también su éxito»
Fundadora del primer centro de Asturias de atención a víctimas de violencia sexual (CAVASYM)
Mariti Pereira
«Este premio reconoce un trabajo que muchas veces permanece oculto»
Defensora de un feminismo incluyente e interseccional, Steinem también resultó decisiva en el trabajo en red y la creación de numerosas organizaciones de mujeres, porque pocas causas le han sido ajenas, denunciando, alto y claro, los estereotipos de género, los sistemas de castas, el racismo, la opresión de los pueblos indígenas, la pena de muerte, la mutilación genital, el maltrato infantil; batallando por la legalización del aborto y la igualdad salarial. O, como explica Blanca Esther Aranda, al frente de la Federación Asturiana de Mujeres Progresistas, una mujer que «ha sabido colocar a la política como instrumento esencial para cambiar la vida de las mujeres». Algo en lo que también pone el acento la catedrática de la Universidad de Oviedo Pilar Carrera, para quien «su influencia en los cambios legales y sociales a favor de los derechos de las mujeres en Estados Unidos es incalculable».
La impulsora de su candidatura, la también catedrática Socorro Suárez Lafuente, tampoco tiene duda: «Ya era hora de que en España se conociese y reconociese a una pionera que se atrevió a denunciar la situación de las mujeres y a llamar a las cosas por su nombre cuando muy pocos lo hacían. Porque, gracias a ella, abrimos los ojos y empezamos a darnos cuenta de muchas cosas». Cosas como «que solo nosotras somos dueñas de nuestros cuerpos y de nuestra vida», subraya Alba Ortiz de Guinea, del colectivo Mil Voces Violetas.
Federación Asturiana de Mujeres Progresistas
Blanca Esther Aranda
«Ha sabido colocar a la política como instrumento esencial para cambiar la vida de las mujeres»
Plataforma Feminista de Asturias
Jessica Castaño
«En estos momentos, es importante reconocer a mujeres que creen que las decisiones sobre su salud son suyas y solo suyas»
Mil Voces Violetas
Alba Ortiz de Guinea
«Steinem siempre ha resaltado la importancia de que solo nosotras somos dueñas de nuestros cuerpos y de nuestra vida»
Catedrática de Filología Inglesa
Pilar Carrera
«Su influencia en los cambios legales y sociales a favor de los derechos de las mujeres en Estados Unidos es incalculable»
Así que Steinem representa, ante todo –destaca Dulce Gallego, del Fórum de Política Feminista– «el activismo, su constancia, su lucha por transformar y mejorar la vida de las mujeres, también su éxito». Un trabajo que –recuerda Mariti Pereira, fundadora del primer centro de Asturias de atención a víctimas de violencia sexual– «muchas veces permanece oculto». Infiltrándose entre las 'conejitas' Playboy o soportando ninguneos de colegas como Gay Talese, que la llamó «la chica guapa de la temporada», pero tambiénevolucionando con los tiempos, porque Steinem no ha tenido problema en revisar su posición sobre el papel de las personas trans en el feminismo. Ysi en 1977 escribió que la discusión sobre la transexualidad era, «como mínimo, una distracción de los extendidos problemas de desigualdad de género», en 2013 publicó un artículo tratando de contextualizar sus palabras y dejando clara su posición actual: «Creo que las personas trans, incluyendo aquellas que han transicionado, están viviendo vidas reales y auténticas. Tendrían que ser celebradas, no cuestionadas. Sus decisiones sobre su salud deberían ser suyas y solo suyas. Y lo que escribí décadas atrás no refleja lo que hoy sabemos mientras nos alejamos de las clasificaciones binarias de 'masculino' y 'femenino' y empezamos a vivir en un continuo humano de identidades y expresiones».
Por razones como esa, Gloria Steinem –resume Jessica Castaño, portavoz de la Plataforma Feminista de Asturias–, «pionera de la segunda ola, sigue siendo tan importante en momentos como este». Faro y motor.
Mucho más que 'Mrs. America'
La auténtica Steinem. Conocida por el gran público por la serie de HBO, la activista ha criticado la producción por enfocar la trama como una lucha entre mujeres y ocultar al verdadero adversario:el patriarcado
A HBO hay que agradecerle que medio planeta conozca a Gloria Steinem gracias a 'Mrs. America', la primera serie del 'streaming' que levanta acta de la historia del feminismo estadounidense, con la Premio Princesa de Comunicación y Humanidades como protagonista indiscutible, encarnada por una más que solvente Rose Byrne, y la conservadora Phyllis Schlafly, interpretada magistralmente por Cate Blanchett, como su antagonista.
Y,aunque la producción ha pasado el filtro de público y crítica, Steinem –caústica y directa como acostumbra– se ha encargado de sacarles los colores a sus guionistas, a quienes ha tenido que recordar que su lucha es mucho más que un enfrentamiento entre dos mujeres y que el enemigo a batir –entonces y ahora– sigue siendo el patriarcado.
Tras muchas especulaciones, conocimos su opinión sobre ella gracias a la versión 'online' del festival literario Hay (casualidades de la vida, Princesa de Comunicación y Humanidades el pasado año), donde pudimos asistir a la conversación de la legendaria activista con la también escritora Laura Bates, en la que salió, casi inevitablemente, el tema de la serie.
Fue la propia Gloria Steinem la que se refirió a 'Mrs. America' cuando le preguntaron sobre cómo relacionarse con mujeres que no son feministas y optan por perpetuar el sexismo. Y atentos porque su contestación no da lugar a demasiadas interpretaciones: «Es importante destacar que, aunque unas mujeres pueden llegar a ser un problema para otras, no tienen el poder suficiente como para ser el gran problema. Las mujeres pueden ser adversarias, pero no las peores adversarias».
Noticia Relacionada
Carta a una mujer y a todas las mujeres
Y, a partir de ahí, se refirió al meollo de la trama: el enfrentamiento desatado entre republicanos y demócratas después de que el Congreso aprobase en 1971 la ERA o Equal Rights Amendment (Enmienda de Igualdad de Derechos), una propuesta de adición a la Constitución que consagraba exactamente eso: la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, con especial atención a temas como el empleo, la propiedad y el divorcio.
Pues bien: 38 estados (tres cuartos de total) debían ratificarla para que entrara en vigor (tenían de margen ocho años, hasta 1979) y Steinem fue una de las líderes de la campaña para conseguirlo, mientras que, en el otro bando, la hipnótica Schlafly (que, por cierto, recuerda mucho a la Serena Joy de 'El cuento de la criada'), una mujer profundamente homófoba con un hijo gay a quien consideraba un pervertido, se opone con uñas y dientes a esa independencia para las mujeres que ella misma disfruta con sus viajes, sus conferencias y sus aspiraciones políticas, decidida a ser mucho más que la sumisa esposa de un abogado. Una contradicción en sí misma que únicamente quería trabajar y amasar poder con cientos de adeptas repartidas por todo el país y agrupadas en el lobby ultraconservador «Stop ERA». Mujeres que defendían la centralidad de la familia –repudiaban el aborto y el matrimonio homosexual– y que, temerosas de perder sus privilegios, incentivaban los roles de cuidadoras y madres, repitiendo argumentos falaces como que, en caso de que la enmienda fuese ratificada, tendrían que ir a la guerra o podrían verse obligadas a dejar de ser amas de casa.
Pero ese enfrentamiento con Schlafly, némesis de la que sigue siendo aún hoy la feminista más famosa en Estados Unidos, y sus compañeras en lucha –históricas del movimiento de los 70 como Bella Abzug, Shirley Chisholm y Betty Friedan– no convence a la Steinem. Y ojo que viene spoiler: «Te da la impresión de que la razón por la que no se aprobó la enmienda de igualdad fue la oposición de Schlafly, que era una mujer muy religiosa y de derechas. Sin embargo, no creo que su campaña en contra cambiara nada. De hecho, ocurrió en el último minuto. Sin embargo, la industria de los seguros se opuso en bloque, porque, si dejaban de segregar por sexo, actualizar las pólizas les costaría millones de dólares. La serie hace ver que unas mujeres son el peor enemigo de otras mujeres, un enfoque que nos impide reconocer quiénes son nuestros verdaderos enemigos».