Davo se va entre lágrimas y el Avilés le abre las puertas para volver cuando cuelgue los guantes
«Soy un privilegiado por haber vestido esta camiseta», asegura en un acto emotivo arropado por el entorno del club blanquiazul
Muchos aficionados del Real Avilés Industrial ubican en su imaginario colectivo a sus ídolos en la etapa gloriosa del club en Segunda División. Para ellos, pensar en blanquiazul es recordar a Joaquín Alonso, Velázquez, Nacho Castro..., en el Muro de Zaro. Pero esas generaciones fueron dando paso a otras a las que les costó conectar con el equipo de su ciudad y, cuando lo hicieron, fue gracias a otras leyendas que quizás no llegaron tan arriba, pero que han sido posiblemente igual o más importantes para que en 2024 siga habiendo fútbol en el Suárez Puerta.
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Uno de esos jugadores es Davo Armengol, portero del Avilés durante ocho temporadas en dos etapas, en las que ha defendido la portería blanquiazul en 143 ocasiones. A sus 38 años se ve obligado a dejar el club por la planificación deportiva y la necesidad imperiosa de liberar fichas senior para confeccionar la plantilla de la próxima temporada. Pero la suya no podía ser una despedida más y ayer quedó demostrado sobre el terreno de juego del estadio avilesino.
El gesto apagado de Diego Baeza, presidente y propietario del Real Avilés, simbolizaba lo que significa para el club perder a Davo. «Es un día especial y a la vez triste. Nos toca despedirnos de alguien muy importante, sobre todo desde que llegué yo al club. Apostó desde un principio a meterse en este barco tan complicado como era hace cuatro años, y ver que se acaba esta etapa no me hace sentir cómodo», aseguraba apesadumbrado.
Baeza se repuso a renglón seguido del trago amargo de despedir a Davo para dejar una puerta abierta a su regreso al club cuando decida colgar las botas. «Esto es un hasta luego, no es un hasta nunca, porque Davo, y ya se lo he transmitido más veces, quiero que pertenezca al club, se merece estar en el club. Si él decide estar con nosotros, esta será su casa siempre», anunció.
Tras esa 'oferta' del presidente, Davo tomaba la palabra para decir, entre lágrimas, que «lo primero, dar las gracias a Diego, a la gente que hizo posible que yo volviera a la que considero mi casa. Lo hicisteis posible en un momento que era complicado para mí porque salía de un club, me llamasteis y todo fueron facilidades. Fue de las mejores decisiones que he tomado deportivamente. He conocido a gente que merece mucho la pena».
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El Avilés es para Davo «un club muy especial. Al final el fútbol tiene estas cosas. No es eterno, tengo 38 años y lógicamente vas pasando etapas y fases y toca ahora esta etapa. Me gustaría volver al club, no sé cuándo, pero me gustaría. He tenido compañeros de una capacidad humana enorme. De la afición, qué puedo decir, han crecido con nosotros estos años y el Avilés está en un momento muy bueno para seguir creciendo, para poner esos cimientos que se necesitan para poder dar ese salto», añadió.
El cancerbero destacó la idiosincrasia del club blanquiazul como la clave para superar los malos momentos. «Este año fue complicado, pero se sacó probablemente por la unión del vestuario, de toda la gente que trabaja en el club, y por la gente. El último día se notaba el ambiente del Suárez Puerta cuando anima al jugador, cuando nos da ese aliento cuando las cosas salen mal, en los últimos minutos que lo estábamos pasando fatal», destacó ayer Davo.
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También tuvo un mensaje especial para el capitán. «No me quiero olvidar de 'Nata'. Desde un principio fue un capitán, una persona muy cercana, además, a donde llegó él y la humildad que tenía de venir a entrenar todos los días aquí, al 'barro' total. La imagen de Grado... Casualidades de la vida, ahora me toca ir allí, espero que no esté así el campo», dijo en referencia a su nueva etapa en el Mosconia.
Intercambio de elogios
Davo rompió de nuevo a llorar al dar también las gracias «a mi familia, tengo aquí a mi madre... Soy un privilegiado de haber vestido esta camiseta. Son muchos años y me siento muy afortunado de haber estado aquí». Baeza lo interrumpió para decirle que «afortunados somos nosotros de haberte tenido aquí. Gracias a ti vino más gente. Fuiste la primera persona asturiana que confió en venir y no era nada fácil».
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En cuanto al momento más especial en el Avilés, aseguró que «son muchos buenos recuerdos. Se me vienen a la cabeza sólo los buenos. El ascenso fue un día muy importante, era un momento clave del club, fue el año después de la pandemia y era difícil. Ese salto que se dio era muy importante, fue una liberación, nos quitamos una mochila todos».
Agradeció igualmente la «sinceridad» de Miguel Linares al comunicarle el problema de las fichas para su renovación, y no se puso fecha para la retirada. «Me gusta mucho entrenar, me veo con fuerzas, físicamente me veo bien. Fue un año complicado, he jugado poco y te quedas con el regusto de no haber dado todo lo que te gustaría. Ese gusanillo lo tengo, aún me pongo nervioso en los partidos», aseguró.
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En cuanto a su futuro cuando se retire, dejó claro que lo que más le gusta es «entrenar a porteros», faceta para la que se está preparando y que, según su intención y la de Diego Baeza, le traerá de vuelta al Real Avilés dentro de unos años.
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