Los Lorenzo triunfan por partida doble en el Real Avilés y el Sporting
Bruno, hijo del delantero blanquiazul Natalio, completa una temporada de éxito en la familia con el campeonato de España benjamín tras el ascenso de su padre a Primera RFEF
Bruno Lorenzo lleva el fútbol en la sangre, y en su mochila. A sus 10 años, ya puede presumir de ser un trotamundos del fútbol al seguir los pasos de su padre, el delantero y leyenda contemporánea del Real Avilés Industrial, Natalio Lorenzo. Nació en Valencia, vivió en Soria, Murcia, China, Barcelona... y Asturias, comunidad a la que llegó hace más de cinco años tras el fichaje de su padre por el Real Avilés. Diego Baeza los instaló en Gijón y el pequeño Bruno empezó a jugar en la Escuela de Fútbol de Mareo.
Desde entonces, no ha dejado de crecer en la cantera del Sporting y ya puede presumir de ser campeón de España benjamín el pasado fin de semana en Zaragoza. El título era un objetivo, pero también una pequeña revancha para sacarse la espinita clavada de no haber podido ganar el campeonato de selecciones con Asturias. Casi la misma que tenía su padre Natalio tras rozar el ascenso a Primera RFEF hace dos años, por eso los Lorenzo cumplieron juntos su 'venganza' en el último mes con un ascenso y un campeonato.
En las gradas, sufriendo los nervios y el intenso calor de Zaragoza, estaban Natalio y su mujer Berta. El delantero del Real Avilés no había podido acudir a la fase previa en Cataluña por una buena razón: se jugaba el ascenso a Primera RFEF ante el Rayo Majadahonda, al igual que tampoco pudo su hijo estar en el Suárez Puerta. «Se lo perdió, pero estaba mi mujer con él haciendo una videollamada y estaba muy contento al final con sus amigos en la habitación», recuerda el delantero blanquiazul.
La final del Sporting benjamín fue, por suerte para los Lorenzo, más tranquila que el 'play-off' del Real Avilés. «Les salió un partidazo a todos», destaca Natalio. En especial, a su hijo, porque Bruno metió cuatro goles en el 7-3 al Equipe Sport de Zaragoza.
Está claro que el joven jugador rojiblanco tiene el gen deportivo de su padre, aunque apunta detalles en los que «me sorprende hasta a mí, hizo un golito de vaselina. La verdad es que le encanta ver fútbol, aprende y lo que tiene en la cabeza lo hace en el campo», añade Natalio. El delantero del Real Avilés está curtido en mil batallas y tiene claro cuál es el principal consejo que tiene que darle a su hijo: «Le digo que salga ahí, que disfrute con sus compañeros, que se lo pase bien. No le meto presión, le ayudo, le corrijo cosas».
«Le digo que se divierta, lo más importante es el proceso, porque luego llegamos uno entre un millón»
Natalio Lorenzo
Jugador del Real Avilés
El delantero blanquiazul ve a su hijo «bien, defiende bien, es intenso, ataca bien, con personalidad, no tiene miedo, le gusta, se divierte y hace las cosas que sabe». Aunque su único deseo es «que vaya pasando ciclos y se divierta, y veremos si vale o no vale. Que cuiden a ese grupo de niños, les enseñen y crezcan juntos. Lo más bonito para un niño es el proceso, luego llegamos uno de cada un millón».
Bruno Lorenzo es más de referentes en el fútbol que de ídolos, a excepción de su padre Natalio, claro, con el que disfruta cada vez que tiene ocasión de acompañarlo a un entrenamiento o partido del Real Avilés. Messi, Cristiano, sigue a los mejores, aunque no esconde que «es del Sporting a muerte, le canta ir al estadio», destaca su padre, y le gusta imitar la celebración del 'pingüino' de Dubasín.
Cuando pisa el Suárez Puerta, el joven futbolista «ve a mis compañeros y es uno más, es un disfrutón, le encanta y es así, hace bromas, se va al gimnasio con todos...». De uno de los compañeros de Natalio en el Real Avilés, Edu Cortina, tomó prestada una sentencia: «Uno no es de donde nace, sino de donde pace». Y por eso Bruno presume y defiende a Asturias y a Gijón como un asturiano más.
A su padre Natalio le toca ahora vivir una faceta nueva en el fútbol, la de padre aficionado. «Cuando estoy en la grada sufro incluso más que otros padres. En el campo lo tienes controlado, los nervios, ahí me doy cuenta de lo que pasa la afición, de mi mujer, padres, los nervios afloran», reconoce. También por eso, entre otras muchas cosas, asegura que su mujer Berta «tiene el cielo ganado, me dice en broma que ahora los sábados con Bruno y los domingos conmigo. Salimos bien jóvenes de Valencia, y ahora que ya podemos disfrutar me dice que otro año yo, y Bruno que si a un torneo a Cataluña, a Murcia, Zaragoza...», bromea.
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