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El Suárez Puerta estalla de felicidad

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Arnaldo García

El Suárez Puerta estalla de felicidad

Júbilo. Más de 9.000 personas celebraron por todo lo alto con los jugadores el ansiado ascenso del Real Avilés tanto en la grada como en el césped de un estadio hasta la bandera

Santy Menor

Avilés

Domingo, 1 de junio 2025, 00:29

Y hubo final feliz. El Suárez Puerta disfrutó a lo grande para celebrar por todo lo alto el ansiado ascenso a Primera RFEF, que tan cerca había estado hace dos años y que por fin se dio gracias a una final impecable del equipo de Javi Rozada, que hizo disfrutar de lo lindo a la parroquia blanquiazul.

La previa comenzó pronto, en el vermú. Tanto la grada de animación Indeseables, que como es habitual se concentró en La Terraza del Quirinal, como las diferentes peñas y grupos de amigos que se fueron repartiendo por la ciudad, donde se hizo complicado encontrar hueco para comer, fueron calentando motores de cara a las seis de la tarde, cuando tuvo lugar el multitudinario recibimiento al equipo en la calle Esther Carreño, a las puertas de vestuarios del Suárez Puerta.

Primero llegó el Rayo Majadahonda, que a diferencia del Antoniano no lo dudó a la hora de atravesar el pasillo vallado destinado en principio a los jugadores del Real Avilés. En todo caso, a excepción de algunos gritos inofensivos, no tuvieron problemas para acceder al estadio.

Minutos después llegó la apoteosis. No se hicieron esperar las bengalas, los petardos y sobre todo los ánimos a los jugadores, que entraron al estadio entre humo, vítores y con la moral por las nubes. El «¡Vamos!» de Natalio se hizo escuchar, como último miembro de la expedición blanquiazul.

La entrada al terreno de juego fue escalonada, con más problemas en las gradas supletorias de los fondos, en especial la de Rotonda, pero al inicio del partido todos estaban en sus asientos en una tarde en la que la lluvia respetó el espectáculo.

Con un lleno absoluto de 8.500 espectadores en las gradas, la banda de gaitas interpretó el himno de Asturias arropada por todos los aficionados presentes en el estadio, que lo cantaron al unísono. Y antes de que saliesen los jugadores y sonase el himno del Real Avilés, el estadio rugió como nunca, incluso la grada de Juan Ochoa, muy activa ayer.

Desde el club habían pedido al público que estuviese enchufado desde el primer minuto, que fuese el jugador número doce y vaya si lo fue. El estadio apretó como no se recordaba. Juan Ochoa se transformaba por momentos en José Cueto y la presión sobre el colegiado y el rival se notó en todo momento.

Los goles fueron llegando el estadio se cayó abajo, con ovaciones de gala a futbolistas como Isi Ros, Santamaría o Soler, los más queridos. En el palco, la alcaldesa, Mariví Monteserín, el concejal de Deportes, Juan Carlos Guerrero, y diferentes miembros de la corporación municipal, con presencia también del presidente de la Federación Asturiana, Cuetos Lobo, que pudo comprobar de primera mano que la región tendrá por primera vez el próximo curso a un representante en Primera Federación.

Las gradas también estuvieron pobladas de exjugadores del Real Avilés de épocas pasadas y recientes, ataviados con bufandas y camisetas para animar al equipo.

También cabe destacar la actitud de la afición del Rayo Majadahonda, que se dejó escuchar por momentos y que llegó a cantar «¡Avilés, cojonudo es!», a lo que la parroquia local respondió con ovaciones. Un día para el recuerdo que se alargó casi toda la noche.

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