Una sonrisa que no se borró ni en los peores momentos
Resiliencia. Exponente de la mejor etapa del fútbol español fue capaz de sobreponerse a una lesión grave que casi le obliga a retirarse
RAMÓN JULIO GARCÍA
Jueves, 17 de agosto 2023, 01:16
Si consigues volver a caminar, date por satisfecho». Eso fue lo que los médicos ingleses le dijeron a Santi Cazorla allá por el año 2016. Una lesión de tobillo, aparentemente sin mucha gravedad, le tuvo apartado de los terrenos de juego durante dos años. Sin embargo, ni aquellos duros momentos perdió la sonrisa. Además de mostrar una tenacidad a prueba de bomba para poder volver a los campos de fútbol. Ahora, cumplirá su deseo de defender la camiseta del Real Oviedo.
Nunca lo tuvo fácil a lo largo de su carrera. Se inició en el mundo del fútbol en una época en la que no se estilaban los 'bajitos'. Con su 1,68 tuvo que desafiar la tendencia del momento. De hecho, por El Requexón se cuenta que algún 'iluminado' decidió su cesión al Astur porque era «muy pequeño» para jugar al fútbol. Sin embargo, tenía otras cosas que lo compensaban todo. La primera de ellas su condición de ambidiestro que le permite botar faltas con ambas piernas.
En el año 2003, el Real Oviedo coqueteaba con la desaparición y Santi Cazorla recibió una oferta del Villarreal para incorporarse al filial. En el conjunto amarillo debutó en Primera esa misma temporada con 19 años. Posteriormente fue cedido al Recreativo de Huelva y regresó para estar cuatro temporadas en el primer equipo. Posteriormente jugó una temporada en el Málaga, donde logró la cuarta posición en un equipo en el que estaban Isco, Joaquín y otros destacados futbolistas con los que vivió una gran temporada. Al final fueron 38 partidos y nueve goles. Eso le sirvió para dar el salto al Arsenal, donde pronto se convirtió en uno de los fijos para Arsene Wenger, en su primera campaña en la Premier volvió a disputar treinta encuentros y marcó doce goles. Con los 'Gunners' vivió sus mejores momentos futbolísticos. y fue cuando el año 2012, cuando nuevamente el Real Oviedo bordeaba el precipicio de la desaparición salió en ayuda de su club. Aquella llamada del periodista británico Sid Lowe a no dejar desaparecer al equipo de Cazorla, Mata y Michu, tuvo gran repercusión entre los aficionados ingleses. También el propio Cazorla acudió a la ampliación. Sin embargo, en 2016, todo se torció por una lesión que inicialmente no parecía muy grave. Una dolencia en el tobillo le obligó a pasar por el quirófano y con ello empezó el calvario. Un par de bacterias hicieron que perdiera hasta doce centímetros de tendón. Santi tomó la decisión de venir a curarse a España, en concreto a Vitoria de la mano del doctor Mikel Sánchez. La desgracia no vino sola. Un par de intervenciones y una rotura del tendón, pero encontró la luz al final del túnel. En Vitoria entrenó con el juvenil del Alavés y pasó horas de clínica y soledad en un hotel. No se rindió e inició una nueva etapa en Salamanca, junto al fisio de la selección, Juan Carlos Herranz, que le lleva a la recuperación definitiva. Es entonces cuando decide aceptar la oferta del Villarreal para entrenar con el equipo y ver qué pasa. Al término del primer entrenamiento, el técnico, Javier Calleja le dice que había pedido al club que le hicieran ficha. Cazorla no había perdido la sonrisa, pero desde aquel momento la lucía de de oreja a oreja, ya que volvía a ser futbolista. Tras dos temporadas en el 'submarino amarillo' decidió dar un nuevo rumbo a su carrera e iniciar su aventura en el Al Sadd, de Qatar, a las órdenes de Xavi Hernández, en el Al Sadd.
El centrocampista ha disputado más de 450 partidos en el fútbol profesional. En su palmarés figuran dos Copas Intertoto y tres Community Shield. Además, jugó 81 encuentros con la selección española, en la mejor etapa del combinado nacional, con la que logró dos Eurocopas.
Santi Cazorla regresa al Real Oviedo veinte años después de su marcha a la cantera del Villarreal sin haber debutado con el primer equipo del conjunto ovetense. No obstante, a lo largo de su carrera siempre hizo gala de su oviedismo y siempre que pudo acudió al Carlos Tartiere acompañado de sus amigos de toda la vida, alguno de los que conoció en las categorías inferiores del conjunto ovetense, como Piero, Robi o Jairo.
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