Un anuncio de abortos a finales del siglo XIX
M. F. A.
GIJÓN.
Domingo, 6 de junio 2021, 01:44
Hay muchas razones por las que merece la pena echar un vistazo a estas publicaciones y una de ellas, la publicidad. Por ejemplo, hoy ... sería impensable encontrarse con una anuncio de pistolas. A principios del siglo pasado, el pan nuestro cada día. «Escopetas, bicicletas y relojes», clamaba un anuncio dando idéntica relevancia a los pedales que a las balas. Eran otros tiempos, en los que se publicitaba la «sudación científica», un aparato indispensablee en cualquier hogar, que no era más que una suerte de sauna portátil que «cura catarros, bronquitis, asma, todas las molestias de las vías respiratorias, gripe, reúma y dolores de todas las clases». Esto en 1935.
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Los hoteles, los restaurantes, los bancos, todas las empresas de las zonas por donde discurre la línea ferroviara a la que hace referencia la guía se publicitan en ella, pero hay un anuncio publicado a finales del siglo XIX que ha llevado a Nuria Vila, jefa de programas del museo, a querer saber más. Un médico se postula sin tapujos para practicar abortos. Nunca en España hasta la ley de plazos socialista de 1985, y en Cataluña en 1936, estuvo despenalizado el aborto. Por eso ese reclamo llama tanto la atención, porque además en 1896 pagar a un cirujano para que practicara un aborto era algo exclusivo de gentes de muchos posibles. Vila fue más allá y halló un escrito en una revista de medicina con la protesta de otros médicos del momento contra ese cirujano, que se anunciaba también en periódicos madrileños para atender, además de interrupciones del embarazo, partos prematuros e incluso partos sin dolor, a golpe de eter puro y duro. La conclusión es la siguiente: en aquellos tiempos el tren lo llenaban hombres, que eran viajantes, ingenieros, comisionados... Y a ellos iba dirigido el anuncio, pues pudiera ser que en sus desplazamientos tuvieran alguna amiga que precisara de esos servicios.
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