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En casa de Rebeca Bolado
En un entorno inspirador. La diseñadora Rebeca Bolado, socia de la marca Apparentia, remata su trabajo como creativa de moda y complementos en la casa que comparte con su pareja, Ángel Lorenzo
Domingo, 30 de agosto 2020, 02:01
Tomar altura para disfrutar de las vistas de Gijón, con sus playas y su entorno rural, es una de las actividades recomendadas por los guías turísticos y, también, por los vecinos que cada día se despiertan con la Universidad Laboral a sus pies y la costa recortándose en el horizonte.
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Entre ellos se encuentra la diseñadora de moda Rebeca Bolado, que, junto a Diana Martínez, ambas candasinas, dirige Apparentia. Con estudios de administración de empresas y marketing, sus inicios en el sector se relacionan con la venta 'online' de vestidos multimarca destinados a invitadas de ceremonia. Para, en 2014 y una vez formadas de forma autodidacta en diseño y patronaje, convertirse en emprendedoras creando su propia firma con el apoyo de un gran equipo de profesionales. Desde 2019 cuentan con un espacio a pie de calle en el que se combinan taller, tienda y oficina -pues su mercado abarca varios países- y han incorporado a sus dos colecciones anuales, otras de prendas más sencillas para ceremonias civiles y el día a día, una de ropa infantil y otra de lencería personalizada. Incluso, dentro de la línea de complementos han sumado una sección de mascarillas.
De todo ello, Rebeca da buen cuenta en casa, donde desde su mesa de trabajo completa la jornada recreándose ante las vistas diurnas o nocturnas que forman parte intrínseca de 'Vallobal', una vivienda unifamiliar construida hace dos décadas a base de volúmenes escalonados en un terreno de la subida al Infanzón. Su pareja y propietario de la misma, el empresario Ángel Lorenzo, aún recuerda los trabajos de acondicionamiento por lo abrupto y pendiente del terreno.
Pero, ahí sigue bien anclada, rodeada de un hermoso jardín en el que no faltan rincones para el descanso y un pequeño estanque. Un olivo, al que se le calculan 450 años, y unos helechos gigantes, como testimonio de los bosques asturianos, son las joyas de esta zona verde a la que se puede acceder desde la piscina semicubierta y el gimnasio que se encuentran en la planta baja. Al igual que un lugar de esparcimiento, que cuenta con barra de coctelería, futbolín y mesa de billar.
Desde allí hacia arriba se suceden las escaleras, exteriores e interiores, que conectan las estancias. En la principal, el salón, dividido en tres niveles y una cocina integrada completamente acristalada. Y encima, el dormitorio principal, orientado hacia el oeste, con vestidor, baño con hidromasaje y zona solarium. En el bajo cubierta, de nuevo zona de trabajo, a la que se accede por una escalera japonesa de pasos compensados, con salida a una terraza infinity.
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La iluminación combina óculos con lámparas de pie y mesa; las puertas son de madera de roble; y en cuanto al mobiliario, a destacar una butaca Gilda, en verde, diseñada por Carlo Mollino para Zanotta, firma de diseño italiano de la que son muchas de las piezas que decoran la casa. La pintora asturiana Nuria Formentí, firma la mayoría de los cuadros.
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