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Así lo contó EL COMERCIO.

Tute, sidra y puñalada trapera

Apostaron la bebida a las cartas, pero los perdedores se fueron sin pagar. Los otros salieron detrás y uno resultó malparado

Jueves, 25 de mayo 2023, 02:03

1923. Hace 100 años.

A las cartas las carga el diablo, sobre todo si van acompañadas de armas blancas y alcohol. Que se lo dijeran si no, hace un siglo, a Antonio Novo, herido grave en el restorán 'Venecia' de Veriña tras una reyerta de chigre. Sucedió que ese día (24 de mayo, y lo contamos al siguiente) llovió una barbaridad y se hizo imposible trabajar en las obras del ferrocarril Gijón-Ferrol. Así que, según cuenta nuestra crónica, «varios obreros de las mismas decidieron pasar la tarde en el restorán Venecia» jugando a las cartas. Al tute, concretamente, formándose dos bandos: los unos, los de unos obreros portugueses; los contrarios, Antonio Novo y José María Menéndez, residentes en Veriña.

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En juego, una botella de sidra por cabeza, para sumar a aquellas de las que ya daba cuenta el personal. «Por cuatro veces les tocó perder a los portugueses», decía la versión de los de aquí, pero, «a la hora del apoquine, no hubo la suficiente resignación cristiana, y los lusitanos procuraron salir del establecimiento sin pagar, y dejando allí a los enemigos de 'fute'». Andaban finos los de Veriña y, al advertir la mala jugada de los obreros, salieron en su persecución. «¡Eh! ¡A ver si pagáis las botellas que perdisteis!», gritaron, a la altura de un puente que se disponían a cruzar los lusos. Y se lio parda.

A la Casa de Socorro'

Tortas, gritos y, en general, «formas descompuestas», dijo EL COMERCIO, de debatir mediaron en la bronca, hasta que uno de los obreros sacó un arma blanca y asestó una puñalada a Antonio Novo antes de darse a la fuga. Entonces, ante la previsible tragedia, todo se calmó. «El agredido cayó al suelo, acudiendo a prestarle auxilio José María y el portugués que hablaba con este». Le acompañaron a la Casa de Socorro, y allí se le apreció una herida incisa «en la región esternocleidomastoidea izquierda, de carácter grave». Y todo por una botella de sidra. O alguna más: «El herido dice que las botellas que sus contrincantes dejaron a deber eran tres, pues una la pagó el compañero del Pereira», su agresor. Las autoridades buscaban ya al portugués, residente, al parecer, en los alrededores de Pervera. Mal asunto ese de mezclar cartas y alcohol.

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