«Los hombres fallamos en corresponsabilidad»

Organizó un taller, de los muchos que tiene a sus espaldas, para jóvenes. Para que ellos, en masculino, aprendieran a hacer las tareas de la casa. Su sorpresa fue mayúscula cuando hombres mayores de 50 años pidieron apuntarse. No sabían hacer nada en casa. En otra actividad, esta con los más pequeños, uno de los participantes le dijo que los jueves, días en los que la cena dependía de papá, en aquella casa se hacía una 'cena latina'. «Pensamos que hablaba de comida mexicana, colombiana... Pero nos sacó del error. Cenaban latina de mejillones, latina de bonito...». Y no es un chiste.

Nada de lo que contó ayer Luis Javier Martínez durante su ponencia 'Lo que nos falta para conseguir la igualdad' en las jornadas Futuro en Femenino que organiza EL COMERCIO fue un chiste. Aunque pudiera parecerlo. Experto en género y licenciado en Historia y coordinador del grupo de Salud e Igualdad del Conseyu de Mocedá de Xixón, entre otras muchas facetas, hizo un repaso sobre la diferente posición de la mujer frente al hombre a lo largo de la historia. Una posición siempre de subordinación. «En la antigua Grecia había una sala para las mujeres y otra para los hombres. Solo la de ellos era exterior». Los trabajos valorados o tenidos en cuenta como tal «eran los trabajos que realizaban los hombres, nunca se tenía en cuenta el trabajo en los cuidados». No había en la Grecia antigua «corresponsabilidad», es decir, «el reparto equitativo de las tareas del hogar y de los cuidados».

Un reparto «que sigue sin existir hoy», aseveró. Porque, la radiografía de la sociedad actual que mostró con su ponencia, evidencia que «el hombre no es un adulto funcional. Los hombres fallamos en corresponsabilidad».

Y que los hombres «no sean adultos funcionales» hace que ellas, pese a tener de su parte una mayor longevidad, «lo hacen con mucha peor salud». Sus datos demuestran que esa falta de corresponsabilidad implica para las mujeres «una triple carga». La 'superwoman' que trabaja dentro y fuera de casa se ha transformado en una mujer «con mucho estrés, problemas de sueño y con uso y abuso de los psicofármacos. El cuerpo de las mujeres está fuertemente medicamentalizado. Ellas son las cuidadoras, pero de ellas nadie cuida. ¿Cuál es el fallo? Está claro que el fallo somos los hombres».

La falta de corresponsabilidad, que también se ve en detalles como «los grupos whatsapp del colegio están formado en un 80% por madres. Hay padres que no saben a qué curso va su hijo. Algunos, ni a qué colegio van».

Esas cargas familiares, «que a veces no son ni las suyas propias, cuidan de suegros, de cuñados...» llevan a «que ellas tengan, mayoritamente, contratos temporales o pidan excedencia». En su opinión, «es difícil vender la corresponsabilidad a los hombres, pero es una cuestión de justicia».

Como lo es, también, «dar valor al trabajo de las mujeres». Recordó, «las profesiones más feminizadas tienen peor sueldo. Con los aplausos de la pandemia, parecía que los trabajos de los cuidados iban a ser reconocidos. Pero los aplausos se acabaron. Y nada cambió», lamentó.

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