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La 'capilla sixtina de Cabrales'.Los vecinos de Asiegu muestran la iglesia de San Miguel a Francesc Boya, Begoña López y Enrique Nuño. FOTOS XUAN CUETO

Un ministerio en la aldea modelo ejemplar

Impulso. La visita del secretario general del Reto Demográfico a Asiegu, la más avanzada de las aldeas modelo de Asturias, supone un espaldarazo a la iniciativa

OCTAVIO VILLA

Domingo, 23 de mayo 2021, 00:51

Fue el colofón natural y lógico de las II Jornadas Pegados a la tierra, celebradas el viernes en el Parador Nacional de Cangas de Onís. El secretario general para el Reto Demográfico del Ministerio de Transformación Ecológica,Francesc Boya, a invitación de EL COMERCIO, quiso conocer in situ la experiencia de Asiegu de Cabrales, la aldea modelo que, de las cuatro que están en marcha en Asturias (junto con Moal, Porrúa y Peón) tiene su patrón social y productivo más avanzado.

Y la llegada a Asiegu no pudo ser más simbólica. A la entrada del pueblo, en la iglesia de San Miguel, se estaba celebrando el funeral por un oriundo del pueblo, Luis Otero, que, tras una vida en la emigración en Francia, había querido que su despedida tuviese lugar en el pueblo de sus raíces. «Eso demuestra que la vinculación nunca se pierde», apuntaba junto a la iglesia Javier Niembro, uno de los dos hermanos que lideran a la comunidad vecinal en su proactiva labor por un futuro mejor.

Minutos después, en la quesería La Pandiella, Francesc Boya se encontraba cara a cara con uno de los vecinos más jóvenes del pueblo, José Miguel Mier, en brazos de su padre, del mismo nombre y que se labra el futuro «trabajando todos los días del año, porque recogemos la leche de cuatro ganaderías y hay que hacerlo todos los días. Si hay nieve, se espera a medianoche a que pase la quitanieves, si hace falta». Boya se sorprendió de que una quesería, moderna pero de pequeño tamaño, como La Pandiella produzca «entre 130 y 140 toneladas de queso Cabrales al año», aproximadamente la cuarta parte del total de Cabrales DOP que se elabora.

No solo esperaban los vecinos a Boya. El alcalde de Cabrales, José Sánchez, al que acompañaba Begoña López, directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, porque ese mismo día se habían celebrado las elecciones de la DOP, asistió a la visita, que tampoco se quiso perder uno de los ponentes de las jornadas, el director de Agricultura y Pesca de la Delegación del Gobierno, Enrique Rodríguez Nuño. Todos ellos recorrieron el pueblo mientras Javier y Manolo Niembro y el resto de los miembros de la comisión de la Aldea Modelo les hacían ver los grandes y también los pequeños detalles que hacen que una comunidad vecinal tenga futuro.

«Somos el punto rojo del paisaje, la parte humana», anotó Javier Niembro desde el mirador de La venida de les vaques, desde donde se ve el majestuoso gris de los Picos de Europa y el Urriellu en particular, el denso verde de los bosques y el más suave de las praderías que la mucha ganadería mantiene casi ajardinadas, y sí, el punto rojo que suponen los tejados de la aldea, con todas sus casas con humo en las chimeneas. Todas activas.

También agradó especialmente saber que «en este pueblo, con 65 habitantes, hay 12 niños menores de 11 años». «Eso es que lo estáis haciendo muy bien», repuso Boya, que subrayó que «cuando hay liderazgo y compromiso, todo puede salir adelante, porque pueblos como Asiegu tienen muchas oportunidades que hay que saber aprovechar». Otro de los vecinos, Felipe Niembro, aprovechó el final de la visita para recabar el apoyo económico de la Secretaría General para el Reto Demográfico para el proyecto de mirador y plaza social en la actual plazuela enmarcada por el ábside de la iglesia de San Martín y las antiguas escuelas. Hoy mismo, Asiegu celebrará un acto de presentación, con su proyección informática en 3D. Se trata de un gran mirador en varias alturas y que incluirá una zona social bajo techo, todo con unas vistas hacia el Urriellu que invitan a quedarse a vivir. El proyecto supone una inversión de 150.000 euros, y lo que le queda a la comunidad del Premio Princesa irá a sufragar parte de la obra, pero no basta.

La visita de Boya terminó donde comenzó, en la iglesia de San Miguel, donde pudo disfrutar de las pinturas murales que hacen de ella «la capilla sixtina de Cabrales», como les gusta llamarla a los vecinos. Boya, allí, les instó a usar su patrimonio con orgullo y con aprovechamiento económico: «Los turistas deben ser conscientes de que visitar un pueblo como Asiegu o una iglesia como la de San Miguel hay que pagarlo, para contribuir a su mantenimiento, como se hace en Alemania o Suiza, por ejemplo, y allí todo el mundo lo ve normal». Mientras tanto, a cinco metros, visitantes a bordo de coches de alta gama recién matriculados preguntaban a los vecinos por la quesería ecológica de Rocío, de la que saldrían poco después con varios quesos y un gesto como de haber conocido las entrañas del paraíso.

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