La tragedia de un labrador de Somonte

Se llamaba Manuel, tenía 44 años y vivió en Somonte hasta que un desgraciado accidente, ocurrido hace ahora un siglo, acabó con su vida en las vías de ferrocarril, a su paso por Serín. Contamos desde EL COMERCIO que la víctima, al volver a su casa, «en lugar de hacer el viaje por atajos y carretera, tan pronto como encontró la línea del ferrocarril efectuó el camino por ella, por estar mejor el piso. No se pudo comprobar si al alcanzarlo el tren iba caminando o se encontraba tirado en el suelo a consecuencia de haberse caído al tropezar con una traviesa o con uno de los raíles de la vía».

Encontraron el cuerpo al amanecer, pero aún hubo que esperar para recogerlo una hora y media. Fue lo que tardó en pasar por aquellas vías el primer convoy de pasajeros que pudo dar aviso de la tragedia.

Esa semana, como recordarán nuestros lectores, se había muerto, también inesperadamente, el conde de Revillagigedo, hijo del marqués de San Esteban del Mar, para quien había trabajado la familia de Manuel. Así, macabros pero, sobre todas las cosas, tristes, son los vericuetos del azar.

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