Sidra Trabanco expande Asturias por el mundo
El centenario llagar familiar de la parroquia gijonesa de Lavandera ha roto barreras y ha ganado para la sidra natural presencia internacional de la mano de la tercera generación y con la cuarta llamando a la puerta
Hace muchos años que la sidra asturiana es 'famosa en el mundo entero', como reza el reconocidísimo eslogan de la más internacional de las sidras achampañadas que salieron de Asturias a conquistar los mercados internacionales, sobre todo los de la América hispana. El éxito de este producto fuera del Principado era, hace décadas, inversamente proporcional al conocimiento que había más allá de las fronteras regionales de la sidra natural. Por ello la sorpresa 'foriata' al comprobar 'in situ' que lo que los asturianos consumen a pie de barra no tiene nada que ver con lo que se imaginaban era mayúscula.
Esto ha cambiado y la sidra natural, así como su tradicional escanciado, ha alcanzado un notable reconocimiento rubricado el año pasado con la declaración de la UNESCO que colocó a la cultura sidrera en el olimpo del patrimonio mundial inmaterial. Pero nada de esto habría sido posible sin el tesón, trabajo y dedicación al producto de los llagares asturianos, entre los que destaca sobremanera Sidra Trabanco, que recién cumplido un siglo de trayectoria ejemplar desde su fundación en la parroquia gijonesa de Lavandera, ha roto barreras y ganado presencia internacional para la sidra natural.
Pero nada es fruto de la casualidad, sino del esfuerzo, la dedicación y la combinación de respeto a la tradición y espíritu innovador. Las bases las sentó el minero Emilio Trabanco Trabanco, que heredó la afición por la sidra de sus padres y lo convirtió en su medio de vida, sin imaginar siquiera que llegaría a ser también el de las siguientes generaciones de su familia. Emilio levantó la empresa junto a su esposa, Orencia Martínez, en 1925. Aunque los inicios no fueron fáciles y tuvieron que lidiar con unas primeras cosechas de manzana realmente duras, consiguieron dar a conocer su sidra, cuyo consumo se popularizó por los chigres de Gijón.
En aquellos tiempos la labor de marketing requería de ingenio y Emilio no dudó en recorrer las romerías con un tonel, en el que ponía pación mojada para mantener fresca la sidra.
La segunda generación de Trabanco fue la de Vicente, Alicia y su marido Samuel, ya que Aladino se decantó por la mina para labrarse el futuro. Vicente y Alicia tomaron las riendas del negocio en 1963. Fue la época del crecimiento y Vicente ganó reconocimiento como 'llagarero', introduciendo mejoras en el proceso de elaboración de la sidra, que convirtió en una de las primeras en agotarse.
En los años 80, la tercera generación de la familia, formada por los hijos de Vicente –Merche y Lorenzo– y Alicia –Samuel, Jacqueline y Emilio– comienza a tener presencia en el negocio. Son los actuales dueños del negocio y socios de la empresa, que tiene a Samuel como gerente y cabeza visible desde 1988.
Esta tercera generación ha llevado el negocio a lo más alto, convirtiendo a Trabanco en uno de los llagares pioneros en muchas de las innovaciones que han llegado al mundo de la sidra en las últimas décadas. Fue uno de los primeros llagares en etiquetar las botellas y en construir otra planta para embotellar otros productos, como el vinagre y los espumosos.
En la empresa tienen claro que la Exposición Universal de Sevilla de 1992 fue el punto de inflexión en el crecimiento de la marca a nivel nacional. Trabanco fue la elegida por los hosteleros que gestionaron el restaurante del Pabellón de Asturias, donde se bebieron culinos de Trabanco 'asgaya'. Creció la demanda y el llagar de Lavandera amplió su distribución nacional hasta llegar a prácticamente todas las comunidades.
Saga Trabanco.
Arriba, de izquierda a derecha, Lorenzo Trabanco, Merche Trabanco, Samuel Trabanco, Yolanda Trabanco, Emilio Trabanco y Jacqueline Trabanco. Abajo, de izquierda a derecha, Milin Trabanco, Isabel Trabanco, Héctor Trabanco y Eva Trabanco. E. C.
Equipo.
Parte del equipo de Casa Trabanco. E. C.
Centenario.
Presentación del libro del centenario de Trabanco. Arnaldo García
Histórica.
Foto retrospectiva, con el escanciado como protagonista. E. C.1 /
Trabanco, que ha mantenido su sede histórica de Lavandera como centro de trabajo y donde en 1983 inauguró la sidrería-restaurante Casa Trabanco, puso en marcha en 2010 su segundo llagar en Sariego, en pleno corazón de la comarca de la sidra, con una superficie de más de 11.000 metros cuadrados, lo que permitió ampliar notablemente su capacidad de producción.
Con parte de la cuarta generación ya incorporada a la responsabilidad de mantener el legado y la otra aún formándose, Trabanco tiene una notable presencia en diversos países de Europa, además de en Estados Unidos, México, Cuba, Panamá y República Dominicana. Ha diversificado su producción con nuevos productos, como la sidra natural sin alcohol que lanzó al mercado hace poco más de un año. El primer vermut blanco de sidra que salió al mercado también fue de Trabanco que, además de variedades de espumosas, tiene entre sus objetivos abrir mercado entre los sectores más jóvenes, para los que ideó la primera sidra natural en botellín individual que no requiere escanciado.
Trabanco y su centenaria historia se han convertido en un valor turístico más del concejo de Gijón. Sus instalaciones, que también acogen la organización de eventos de diversa índole, son visitadas por numerosos turistas cada año, especialmente el Túnel de la Sidra que, a modo de bodega, alberga un millón de litros de sidra, además del museo familiar.