Samuel Trabanco: «Quiero pensar que mi güelu Emilio está orgulloso de nuestro trabajo»
«Hay que buscar nuevo público y mercados para la sidra y siempre innovar »
Hombre divertido, pero también reflexivo: «Me gusta tratar como yo quiero que a mí me traten. Pensar las cosas importantes antes de hacerlas y las que no, simplemente disfrutarlas», afirma Samuel Trabanco (Lavandera, 22 de septiembre de 1959) que sabe de sidra desde que nació. «No en vano, estoy vivo de milagro. Me cayó un saco de manzanas cuando tenía 4 años y, en lugar de aplastarme, me enamoré de su olor. Eso es lo que transmito a mi familia y a quienes trabajan conmigo». El llagarerero y empresario ve la vida «como una celebración. Hay que buscar la felicidad», admite en este año, 2025, en el que Sidra Trabanco ha celebrado su centenario con diversos eventos, la publicación de un libro y de un documental. «Con mucha ilusión y un poco de vértigo», Trabanco recogerá el 8 de octubre el Premio EL COMERCIO a la Proyección de Asturias, un reconocimiento al compromiso con la tierra, la calidad y la tradición.
–¿Samuel Trabanco tiene vértigo ante algo?
–A pocas cosas, pero este año ya me han dado varios premios y ya estoy con la mosca detrás de la oreja de si me estaré muriendo.
–¿No será que lo está haciendo muy bien y además que 100 años no se cumplen todos los días?
–Me emociono, porque me levanto cada día y quiero pensar que mi güelu Emilio, el fundador de Sidra Trabanco, está orgulloso de nuestro trabajo.
–¿Cree que su abuelo Emilio pensó que llegaría tan lejos su sueño cuando comenzó con el llagar en Llavandera?
–No lo sé, pero me hizo mucho ser como soy. Cuando yo era pequeño hablaba mucho con él. Me decía que era muy aventurero y que si se me daba tan bien hablar como trabajar, sería un fenómeno.
–No se confundía entonces...
–Jaja. Un fenómeno no sé si lo soy, pero desde luego no soy pesetero y siempre he luchado por dejar un legado para mi familia y para toda Asturias. Y no lo hay mejor que la sidra.
–Está intentando, como ya dijo a EL COMERCIO, conquistar Madrid, ¿no es así?
–Cierto, pero Madrid ye muy grande y déjase conquistar mal, pero yo soy cabezón y lo lograré. Estoy mirando varios locales, pero quiero encontrar el perfecto para abrir un Casa Trabanco en la capital de España. Hay que expandirse.
–¿Cree que aún tiene que expandirse más después de haber llegado hasta Nueva York?
–El mercado americano es muy interesante y como refleja nuestro documental es un orgullo que la sidra asturiana esté en la Gran Manzana, pero el consumo ha descendido en Asturias en los últimos años por el envejecimiento de la población y el cambio en las costumbres a la hora de beber. Por eso hay que buscar nuevos mercados, empezando por el nacional.
–¿La declaración de la cultura sidrera como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO habrá ayudado?
–Es un plus y Asturias es un refugio climático que atrae mucho turismo. Hay que lograr que todas esas personas que nos visiten conozcan y prueben la sidra.
–Algunas, muy conocidas. La Princesa de Asturias y su hermana ya se han rendido ante la sidra Trabanco.
–(Risas) Estamos en racha. Salió Eva Longoria hace nada escanciando un culín de Trabanco y tuvimos visita de Casa Real porque la Princesa Leonor y la Infanta Sofía vinieron a a cenar a Casa Trabanco cuando estuvo aquí el buque el 'Elcano' . Nos felicitaron por la comida, les encantó la sidra y fueron majísimas.
–¿No puede estar quieto?
–Jamás. Y mira que los que vienen detrás, mis dos hijas y mi hijo, me dicen que pare, pero ¿qué haría entonces? Siempre hay que tener retos en la vida. También quiero ampliar el número de hectáreas de pomaradas y tener más manzana propia. Estoy todo el día pensando.
–¿Quizá se lance también a grabar un disco?
–Me muero de risa, jaja. No, no. Eso te aseguro que no, pero es verdad que me gusta mucho cantar y en la presentación del libro 'Cien años de historia, 100 años escanciando juntos' me lancé a ello.
–¿Qué le gusta cantar?
–Pues soy muy romanticón. Aquí donde ves a esti paisanu de Llavandera, soy muy de melodías.
–¿Me cantaría un poco?
–Clarooo. Mariposa traicionera todo se lo lleva el viento. Mariposa no regreso. Ay mariposa de amor. Mi mariposa de amor... Es un tema de Maná que me gusta mucho.
–Lo hace muy bien. Es una caja de sorpresas.
–Los Trabanco somos perseverantes y muy creativos. Imposible si no haber cumplido 100 años. Yo siempre he creído en la innovación, el crecimiento y en la excelencia como pilares de futuro, pero desde luego sin olvidar los orígenes, la tradición, el pueblo y la familia.
–¿La familia es lo más importante para Samuel Trabanco?.
–Por encima de todo. Yo siempre les digo que sean felices y que hagan lo que quieren. Mi hijo pequeño tiene 13 años y dice que quiere ser piloto de avión. Yo le voy a animar en todo siempre.
–Pero le gustaría que la cuarta generación se ocupara de Sidra Trabanco, ¿verdad?
–Así es, y hay una cuarta generación de dos hijas que están muy involucradas en el negocio familiar, porque les apasiona la sidra. Elegirán su destino como yo lo hice. Y además continuarán modernizándolo todo. Yo de marketing, redes sociales y todo eso no entiendo. Ellas saben muy bien lo que hacen.
–Hablando de internet, EL COMERCIO celebra 30 años en web. ¿Qué estaba haciendo usted en 1995?
–Pues estaba donde siempre, en Lavandera, y hacía un par de años que acabábamos de abrir la bodega 'El Túnel'. Uff fueron momentos complicados. Tenía una presión financiera encima que no me quiero ni acordar.
–¿Han mejorado mucho las cosas?
–Bueno, tampoco cambiaron tanto para mejor, ahora la tengo más pequeña pero también la tengo. La sidra no da mucha rentabilidad pero yo tengo 35 empleados y cobran todos el día que tienen que cobrar. Por desgracia, están cerrando muchos llagares. Es algo que me entristece mucho. Falta relevo generacional y la gente pronto va a darse cuenta de que la vuelta al campo es una gran salida profesional y de futuro. Y si hay que ir con las modas, pues nosotros vamos, por ejemplo la sidra 0,0 está funcionando muy bien.
–¿A usted no lo sacan de Llavandera?
–Solo si tengo que ver a un familiar o viajar por negocios. Lo dije en la FIDMA cuando recogía el premio del Ateneo Jovellanos. Mi padre, mi tío y mi madre murieron prácticamente en el llagar, y yo también lo haré. Porque quiero, porque soy feliz aquí.
–¿Va a preparar el discurso? ¿Qué va a decir cuando recoja el Premio de EL COMERCIO?
–Si lo preparase no sería yo. Yo siempre hablo a capella, igual que lo hago cantando. No necesito acompañantes ni mariachis ni florituras. No voy a escribir ni preparar nada porque mi forma de ser es lo mejor que tengo. Soy espontáneo y hago las cosas de corazón y me expreso como sé, como un hombre de Llavandera. Así he sido toda mi vida y me ha ido bastante bien. Así seguiré siendo lo que me quede.