Rotaciones por sistema

En la filosofía del entrenador canario no entra la continuidad por la continuidad. La forma en la que él y su cuerpo técnico preparan los partidos y las alineaciones tiene mucho en cuenta el rival con el que se va a enfrentar y, aunque el Sporting va encontrando una identidad reconocible, los actores que utiliza en cada encuentro nunca son los mismos. «Para mí, no hay dos partidos iguales y no creo en eso de que como me funcionó una cosa ante este rival, no toco nada. Cada partido pide cosas diferentes en defensa y en ataque, y nosotros elaboramos un plan de partido y decidimos quiénes pueden ejecutarlo».

El baile de sistemas de la pasada temporada no ayudó a su asentamiento en la ciudad. Ramírez cambiaba con frecuencia el dibujo en busca de una fórmula de juego que le costaba aplicar con la plantilla heredada. En la presente temporada el planteamiento parece haber cambiado. El equipo busca dominar, pero no renuncia al balón largo y parece asentado en un 1-4-4-2, que solo cambió en el partido más emocional de cuantos lleva disputados el Sporting en este curso: la visita al Real Oviedo, cuando decidió salir con una defensa de cinco para jugar con tres centrales.

Tras completar su primera pretemporada con el conjunto rojiblanco y con un mercado de fichajes que no cumplió las expectativas iniciales, ni en salidas ni en llegadas, Ramírez ha continuado aplicando su política de cambios en cada partido. Aunque algunos jugadores están teniendo más presencia que otros en las alineaciones de inicio, el técnico canario está convencido de que si consigue que nadie se desenganche por verse fuera de las alineaciones tendrá una ventaja competitiva. Hasta ahora, el plan le está funcionando.

Pocos son los que adivinan las intenciones del técnico antes de los partidos. Lo que puede ser interpretado como una falta de estabilidad, tiene también la lectura de una competencia máxima por el puesto, que ha llevado a jugadores que no contaban a ganarse titularidades. Hay tres casos paradigmáticos. Christina Rivera, Víctor Campuzano y Carlos 'Cali' Izquierdoz.

A los tres se les planteó que buscasen una salida en verano, pero, después de muchas conversaciones, ninguno lo ha hecho. Víctor Campuzano, incluso, no disputó un solo minuto en pretemporada y estuvo en la grada en los partidos ligueros de agosto, cuando aún estaba abierto el mercado. Ahora, no solo sale como refresco desde el banquillo, sino que en la última semana ha acumulado dos titularidades.

Christian Rivera se estrenó incluso como titular en la primera jornada y volvió a repetir en el once ante el Elche. Por su parte, Cali ha jugado de inicio los tres partidos de la semana más dura en lo que va de competición y que se saldó con dos victorias y una derrota. «Ningún equipo hizo algo importante con once jugadores. Si los jugadores son capaces de darse cuenta de que les va a tocar y que tienen que estar preparados, es lo mejor que nos va a pasar como equipo. Cali y Campuzano, desde que empezamos, no piensan en si van a jugar o no, están preparados», comentó esta semana Ramírez, quien también tuvo el miércoles palabras de elogio para Rivera. «Si Rivera quiere, sabemos el potencial que tiene. Significa muchísimo para mí como entrenador».

En el otro lado de la balanza hay dos jugadores que no están encontrando su sitio: Ignacio Jerladino y Jordan Carrillo. El delantero chileno, cuyo fichaje por tres años por el Sporting sorprendió en amplios sectores de la afición, apenas lleva disputados 24 minutos. En cuanto al atacante mexicano, que llegó a Gijón el pasado verano con la vitola de ser el mejor joven jugador de la MLX, todavía no ha disputado un solo minuto con la camiseta del Sporting esta temporada. De hecho, ni siquiera se ha sentado en el banquillo en las dos últimas jornadas.