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«¡Mira, mira. Es Dubasin!». Al pequeño Mateo, de tan solo cinco años, le costará olvidar la jornada de ayer. Acababa de conocer a su ídolo, 'El Pingüino', con quien se pudo hacer una foto y pedirle que le firmase su cromo. El ex del Albacete era uno de los más aclamados tras el entrenamiento en el campo número 1 de la Escuela de Mareo. «Llevaba unos días que no callaba con que quería verlo en directo y aprovechando que hoy era fiesta y que el día acompaña... ¡Qué mejor plan!», expresaba a pocos metros de él su padre, Alfredo.
Y es que la de ayer no era una sesión más en la ciudad deportiva del Sporting de Gijón. Los de Asier Garitano celebraron su segundo entrenamiento a puertas abiertas en el escaso mes que lleva el técnico vasco a los mandos de la nave rojiblanca coincidiendo con el festivo nacional. Una invitación a asistir que la parroquia rojiblanca no ignoró, nutriendo las gradas del terreno de juego en el que habitualmente disputa sus partidos el filial. Cientos de aficionados, sobre todo padres e hijos, pudieron conocer de cerca a sus ídolos. «Es muy alto», acertaba a decir el propio Mateo de Dubasin.
«¿Mis jugadores favoritos? Guille Rosas y Gaspar Campos. Porque son los dos de Mareo y creo que necesitamos a gente de la casa para ser fuertes», reflexionaba a pocos metros la pequeña Paula López. Los dos canteranos fueron de los más aclamados. Igual que el nuevo míster, Asier Garitano. «Se le ve buen paisano, aquí hay entrenador», pronunciaba José Antonio García, en presencia de su hijo mientras el técnico abandonaba el terreno de juego. No sin antes atender a los aficionados.
En lo deportivo fue una sesión con el balón como protagonista, con los porteros haciendo trabajo específico en una mitad del campo y los lesionados Curbelo y Dotor ejercitándose al margen. Unos ejercicios de pase marcaron los primeros compases de una sesión en la que, poco después, los petos entraron en juego. A medio campo, los jugadores disputaron un partidillo donde un equipo convertía en una de las porterías, donde aguardaba uno de los arqueros. El otro combinado tenía que marcar en dos miniporterías, situadas a la altura del círculo central.
Para concluir, tocaba afinar la puntería. Y qué mejor manera que con una sesión de tiros a puerta. No faltaron los piques entre los propios jugadores. El propio Dubasin y Queipo se retaron, con el cangués saliendo esta vez vencedor. Todo ello ante la atenta mirada de una afición que vibró con los goles y las jugadas de sus ídolos como si de El Molinón se tratase aguardando el momento que estaba por llegar. Pasadas las doce y cuarto los jugadores comenzaron a abandonar el terreno de juego, parándose para sacarse fotos, firmar camisetas, balones, cromos o incluso mandar mensajes en forma de vídeo. La meteorología acompañó en una calurosa y soleada mañana en Mareo de hermanamiento rojiblanco de cara a lo que viene.
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Fernando Morales y Álex Sánchez
J. Gómez Peña y Gonzalo de las Heras (gráfico)
Sara I. Belled y Jorge Marzo
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