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Cote, ayer, tras el entrenamiento del Sporting, posando en el césped del campo número 1 de Mareo. José Simal
Futbolista del Sporting de Gijón

José Ángel Valdés, Cote: «Mi futuro es lo menos importante, quiero subir con el Sporting»

«Me siento orgulloso de representar el sentimiento de los asturianos que nos sentimos aldeanos. No es nada malo»

Javier Barrio

Gijón

Viernes, 29 de noviembre 2024, 07:16

«A día de hoy, todo indica que vamos a estar peleando ahí, como el año pasado», presiente José Ángel, 'Cote' (Gijón, 1989), que ... ve al Sporting de Gijón «capacitado para luchar con los mejores». Palabra de capitán, que espera a EL COMERCIO junto al gimnasio de Mareo para reflexionar sobre la vida y el fútbol. De los problemas físicos con los que acabó en La Coruña, nada reseñable. La traicionera y clásica 'ascensión' de los gemelos tras un partido maratoniano.

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–El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, hizo una declaración hace un mes refiriéndose a Gijón y al Sporting como «los del pueblo». ¿Le ofende?

–No. Ya lo he dicho más de una vez: me siento orgulloso de ser asturiano. Asturias está compuesta por aldeas, pueblos. Cuando alguien, ya sea alcalde o lo que sea, intenta reírse de mí llamándome aldeano, para mí es un orgullo. Mi padre trabaja en el campo. Es un orgullo. No me siento atacado.

–¿Y se siente orgulloso cuando desde el sportinguismo contestan con su imagen a estos comentarios?

–Siento orgullo de pertenecer a un club como el Sporting, a esta ciudad, a mi barrio. Me siento orgulloso de representar el sentimiento de muchos asturianos que nos sentimos aldeanos. No es nada malo, sino un motivo de orgullo. Es saber dónde están las raíces. Asturias está formada por aldeanos.

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–¿Qué sensación experimentó al marcar en el derbi?

–Felicidad. Fue, a nivel de sentimiento, lo más importante que he vivido en el fútbol. Sé lo importante que es este partido para el Sporting, para la gente, y hacer un gol fue muy especial. La cosa más importante que me ha dado el fútbol hasta ahora.

–¿Más que la 'Champions'?

–No quiere decir que no le dé importancia a jugar la 'Champions', pero en sentimiento, desde mi punto de vista, nada lo iguala a esto. Habrá gente que no me crea, pero he vivido las dos cosas. Puedo hablar de ello.

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–Siempre ha dicho que su sueño de niño era ser jugador, pero del Sporting, nada más.

–En mi época no había tantos estímulos ni redes sociales. Hoy en día, un niño de siete años me pone cara. Yo con esa edad era más inocente. Veía a los jugadores del Sporting como algo muy lejano, algo grande. Era difícil verlos. Solo por la tele. Los chavales de hoy ven muchas más cosas y piensan antes en ser futbolistas que jugadores de su equipo.

–¿Es difícil no cambiar cuando uno es futbolista profesional?

–En mi caso, no. Es la forma de ser de cada uno. Todo el mundo está en constante lucha para no convertirse en una cosa que no quiere ser. Yo tengo claro cómo quiero ser: el mismo chaval que era, con la misma forma de ser que tenía con 18 ó 19 años. Tengo la fortuna de dedicarme al fútbol y que se me dé bien, pero no hago algo extraordinario. Soy una persona normal. Sin más. Hay muchísimas personas en el mundo más importantes que los futbolistas. Eso lo tengo claro. Me ayuda a saber quién soy.

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–¿Y es difícil mantener los pies en el suelo?

–Para mí, no. Sé cuál es mi forma de pensar. Lo tengo claro. Pero es difícil, sí, porque todo el mundo, sobre todo a los chavales, les bailan el agua. Te crees que eres más de lo que eres y, es lo que le decía antes, hay mucha gente más importante que nosotros. Solo somos tíos que se nos da bien jugar al fútbol, nada más. Sé lo que soy y tengo claro cómo soy.

–Pablo viene apretando fuerte.

–Es ley de vida. Todo el mundo que está en el Sporting es porque tiene las capacidades. Pablo es joven, tiene futuro. Es el futuro del Sporting. Entre todos tenemos que ir ayudándole. Está capacitado para rendir aquí.

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–¿Sabía que usted es el jugador que más camisetas vende?

–Lo sabía, me lo dijeron (sonríe).

–¿Le sorprende?

–Sí. No me considero un tipo carismático. No me veo alguien atractivo a nivel mediático. Me sorprende porque siempre intento estar en un segundo plano, no me gusta el protagonismo.

–Pero la gente se identifica mucho con usted.

–Me siento orgulloso, claro, pero al mismo tiempo me sorprende. No soy un tío que esté en las redes, que venda humo. Soy más de otra manera. Todo eso no me gusta de los futbolistas. Procuro evitarlo. Parece que te tienes que mostrar así... Ya se lo dije, tengo la suerte de jugar bien o, al menos, algunas veces (risas). He llegado, sí, pero soy un tío normal.

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–Siempre menciona a Diego Castro y Totti. ¿Con cuál se queda?

–Hostia... Totti es Totti, pero Diego Castro me marcó. Era muy bueno, un jugador de muy alto nivel. Interpretaba muy bien el juego. Igual no era muy rápido, ni fuerte, pero era muy listo y era muy difícil quitarle el balón.

–¿Y Totti?

–Hacía cosas que el resto no hacíamos, veía las cosas antes. Es de los jugadores más importantes de la historia del fútbol.

–¿Tuvo mucha relación con él?

–No puedo decir que tuviera una relación muy cercana. Llegué con 21 años a Roma, de fuera, sin dominar el idioma, y lo veía como un tío muy grande. Para un chaval joven, romper esa barrera, es costoso. Tiene que ser con tiempo. Pero con lo que era, no se le veía agrandado, sino humilde y bromista. Un buen tío.

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–¿Lo pasó mal en Italia por ser su primera experiencia?

–Mal, no. Juegas al fútbol y, dentro del campo, haces lo que te gusta. Sí que es verdad que Roma es una ciudad muy grande, caótica, demasiado tráfico. La gente, cuando perdíamos, nos acribillaba. Igual había partidos que nos costaba salir del estadio porque nos esperaban fuera. Todo eso era difícil, pero lo llevaba con normalidad. Pero el cambio fue grande porque la gente en Gijón es diferente. Aquí te apoyan, no te esperan para poder intimidarte. La ciudad es más tranquila. Pero fue una experiencia buena y me hizo mejorar. Y tenía un míster, Luis Enrique, que me hacía entender el fútbol de forma distinta.

–¿Reconoce a Luis Enrique en el documental?

–Luis es así. Lo juzgan mal cuando se ponen la camiseta del Madrid. Es un buen tío.

–¿En el fútbol hay miedo a decir lo que uno piensa?

–Creo que tienes que mostrarte como tú eres. Respetando, claro. Pero a Luis le van a criticar siempre por lo que comentaba antes, aunque a él no le importe. Yo conviví con él y sé que es un buen entrenador y una buena persona.

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–¿Este será su último año en el Sporting?

–Hace poco me preguntaron si cambiaba subir por no jugar más en el Sporting. Dije que, en ese caso, sí. El club es más importante que cualquier jugador de la historia. Mi futuro, no sé, ya se verá. No es el momento de hablar de eso. Todo el mundo tiene que estar centrado en el club, no en mi renovación o en la de otro. Lo mío, lo que tenga que ser, será.

–¿Y si el Sporting subiera?

–No sé. Estoy disfrutando día a día. Ya se verá. Lo que quiero es que el equipo suba y ya está. En eso estamos trabajando. Estamos en una línea buena y hay que seguir así. Tenemos nivel para poder estar en Primera.

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–¿Se ve jugando en algún otro sitio que no sea el Sporting o quiere acabar aquí?

–Me gustaría acabar aquí, pero no sé qué va a deparar el futuro. Yo me siento bien entrenando. Me respetan las lesiones y, mientras siga así, mi idea es poder seguir disfrutando del fútbol. Si es aquí, mucho mejor, pero no lo sé. Lo único que quiero es subir con el Sporting. Mi futuro es lo menos importante, es secundario.

–¿Ha tenido alguna propuesta exótica en su carrera?

–No. Los jugadores que se van a estos países será porque sus agentes se lo comentan y ellos lo ven bien. Mi agente conoce mi forma de ser, sabe cómo soy y conoce mis gustos. No me trae propuestas de ahí. Me conoce.

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–¿No se ve?

–No. Si algo no me motiva, aunque todo el mundo quiere ganar dinero y es lícito, no. Para mí tiene que haber motivación.

–Le sigue tirando el rap, ¿no?

–Me gusta, me gusta. Me identifico con las cosas que dicen.

–El mensaje.

–Describen la situación de gente que lo pasa mal. Es necesario que haya esa música reivindicativa para que la sociedad se dé cuenta de los problemas que hay.

–¿Sigue la actualidad del país?

–Procuro estar informado de todo. Pero hoy en día es difícil saber quién dice la verdad y quién suelta la mentira. Hay muchos intereses políticos. No me fío de algunos medios. Es difícil saber quién dice la verdad. Esto hace que la gente esté en una crispación continua y que los ciudadanos nos estemos enfrentando. Eso no es bueno para la sociedad.

–¿A qué entrenador se parece Albés de los que ha tenido?

–En el estilo, creo que a Mendilibar. La presión alta, saltar, estar bien colocados, ir arriba, apretar... Es un estilo parecido, con sus matices. Con balón, Rubén no nos pide ser el City de Guardiola, sino jugar vertical. 'Mendi' es un poco así. Rubén igual dedica más tiempo a analizar al rival. Es la pequeña diferencia.

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