«Antes las tendencias las marcaban los actores, ahora son los futbolistas»

Ramiro Fernández Alonso, peluquero psicoesteta allerano afincado en Oviedo, acumula en sus tijeras 64 años de profesión, entre los que se incluyen tres décadas como peluquero oficial de la selección española de fútbol. En esta edición del centenario no ha querido faltar a la Fidma y lo hace con una pequeña muestra de su Museo de la Barbería, que se puede visitar en la planta superior del Palacio de Congresos (pabellón 4) en el horario habitual de apertura de los pabellones (de 11 a 14.30 y de 16.30 a 21 horas). En ella, dentro de una escena que tiene como protagonista un cuidado mobiliario clásico de madera, antiguas bacías de barbero, escupideras y un viejo esterilizador metálico conviven con balones y camisetas dedicadas por antiguas plantillas del Sporting, Real Oviedo, Barcelona, Atlético de Madrid y la selección española, e incluso una vuvuzela recuerdo del inolvidable Mundial de Sudáfrica.

–¿Qué va a poder ver la gente que se acerque a esta representación de su museo?

–Como el espacio no es muy grande, tuve que esforzarme en hacer una selección de las tres colecciones que tengo. He traído piezas tanto relacionadas con el deporte como con la historia y evolución de la barbería y no hemos podido mostrar obras de arte (sí hay una escultura), por falta de sitio en la pared. Hemos montado un mueble de barbería de 1904 de cuatro metros que es una verdadera joya y también mostramos un sillón de peluquería clásica y varios asientos especiales. Además la gente va a poder ver un juego de navajas con tenacillas del siglo XVII. Me costó mucho trabajo preparar estar muestra, porque lo que no quería es que la gente cuando llegue piense que lo que hay es una chorrada. Esta es una profesión con mucha historia. Y por eso busqué una exposición seria y bien organizada.

–¿Qué es un 'psicoesteta' y por qué decidió especializarse en ello?

–Me formé en psicología directiva y en psicoestética porque es una preparación que sirve para especializarse en el mundo de la imagen personal. Y eso es algo fundamental. Cuando un ser humano nace, pasa un caso insólito en la historia porque no somos nunca repetidos. Y cada cabeza requiere su estilo y su peinado. Tuve que ir a hacer ese curso importante, que me marcó para toda la vida. No soy un peluquero al uso, respeto a todos mis compañeros y los quiero muchísimo, pero yo soy una persona creativa. Y aunque acumule tantos años de experiencia, estoy con la misma ilusión del primer día.

–Acompañó durante muchos años a la selección española de fútbol. ¿A quién era más complicado cortarle el pelo?

–Sergio Ramos fue el jugador al que más me costó. Es una persona que siempre ha sido muy innovadora y me pedía muchas modificaciones. Y la verdad es que su melena era magnífica. Pero creo que si entiendes de manera fácil a un cliente inteligente, luego es más difícil de complacer.

–¿Cómo recuerda aquella etapa?

–Los jugadores se portaron muy bien conmigo. Me han regalado más de doscientas equipaciones y tengo una colección entera de camisetas sin haber pedido ninguna.

–En la última Eurocopa una sensación en el campo y por su pelo fue Cucurella...

–Es un hombre que ama su cabello. Yo le actualizaría con algún cambio, pero él se ve bien así.

–Y en general, ¿qué le parecen los actuales 'looks' de los futbolistas?

–El 90% de ellos, y dan igual la categoría y el país, van igual, con un corte por los parietales y temporales, pero nunca totalmente rapados, solo un poco de degradado, flequillo y algo de cera. Incluso los árbitros van así. La moda arrinconó a la estética. Yo ajustaba el corte de cabello a la fisonomía, a los óvalos de cada uno. Pero ahora se hace diferente.

–¿Le convencen los estilos de Lamine Yamal, Nico Williams...?

–Yamal y Nico imponen con sus peinados una moda nueva. Antes eran los actores y los cantantes los que marcaban las tendencias, pero hoy son los deportistas. Y especialmente, los futbolistas.

–¿Necesitan los peluqueros ciertas dotes de psicología?

–Yo he evolucionado porque tengo que ir a tono con lo que exige una sociedad cambiante y competitiva. Y sí, creo que un buen barbero necesita saber algo de psicología. Es fundamental. Antes decían que éramos charlatanes y sabelotodo. Pero el peluquero tiene que tener unos conocimientos mínimos y una preparación cultural bastante grande.