«Lucharemos para que le caiga todo el peso de la ley»
La familia de las víctimas indica que el guardia civil jubilado y su nuera, heridos en el siniestro, se encuentran estables aunque siguen graves
A. F. G.
Oviedo
Viernes, 2 de febrero 2024, 00:27
Dolor y rabia. Esos son los sentimientos que se respiraban ayer en el tanatorio Los Arenales, en Oviedo, donde se instaló la capilla ardiente de las dos víctimas mortales del accidente del pasado miércoles en el corredor del Nalón -la carretera AS-17-. «Estamos rotos», afirmó un cercano miembro de la familia. Ahora toca el luto y llorar a las pérdidas de Remedios Fernández y de su hijo, Pablo Atrio, que iban en uno de los coches accidentados. Pero, después, se pedirá justicia: «Lucharemos para que le caiga todo el peso de la ley». Y es que el conductor, que, al parecer, provocó el choque frontal tras invadir el carril contrario, dio positivo en el control de drogas, tal y como adelantó EL COMERCIO.
Publicidad
En el interior del turismo que circulaba de forma correcta -sentido a la autovía minera, la AS-I-, además de las víctimas mortales, iban el padre y marido, José Antonio Atrio, guardia civil jubilado-al volante- y su nuera, -M. M. L. P.-, que iba en el asiento de atrás con su esposo. «Él permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Central (HUCA), pero se encuentra estable. Al igual que ella», indicó la familiar consultada.
En la mañana de ayer hubo escenas de dolor entre sus compañeros de trabajo al conocer quién era una de las víctimas mortales del siniestro.
En la puerta del edificio que alberga la Consejería de Hacienda -el Easmín, en la avenida de Hermanos Menéndez Pidal- se había colocado la esquela. Había dos nombres: el de Remedios Fernández y el de Pablo Atrio. Este último trabajaba allí, en contabilidad dentro del área de Intervención. «Era un buen tío, pero de verdad», afirmó una antigua compañera. Porque no llevaba mucho tiempo allí, antes estuvo empleado también para el Principado, en el servicio de emigración.
«Se había casado no hace mucho -unos seis años- y había comprado un piso; siempre, dentro de su simpatía, nos contaba todos sus planes de vida. Y se ha visto truncada así».
El pesar también recorrió la sede de una conocida oficina ovetense de seguros, en las inmediaciones del Teatro Campoamor. Señalaron que era una pena y que además recientemente había padecido un trauma personal y no estaba en su mejor momento anímico. José Antonio Atrio es guardia civil jubilado; estuvo destinado en el Centro Operativo de Servicios (COS) en Oviedo.
Como un goteo constante, se iban acercando allegados, amigos y conocidos al tanatorio ovetense. No habrá funeral. Los cuerpos serán incinerados mañana en la más absoluta intimidad familiar.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión