Un violento incendio desata la alarma en el centro de Asturias y arrasa dos naves en Silvota

Las llamas lo querían devorar todo. Surgieron a la una y media de la tarde de este jueves en un contenedor de residuos junto a un complejo de naves industriales en el polígono de Silvota, en Llanera. En poco tiempo, el fuego, alimentado por el intenso viento, pasó a las instalaciones de una empresa de logística, Ader. «Había dos personas en su interior, vimos el humo y salimos a todo correr», explicaba Beatriz Muiños, trabajadora de una compañía aledaña, Delcom Logística, también arrasada por el fuego. «Por suerte, no hubo que lamentar daños personales», decía aún con restos de ceniza en el rostro. La intensidad del incendio hizo que se desplazaran hasta el lugar una treintena de efectivos de los Bomberos de Asturias y de Oviedo y Gijón, que trabajaron en su extinción.

La gravedad de la situación obligó al Gobierno regional a activar el Plan Territorial del Principado (Platerpa), en situación 0, la más baja, ante la «evolución desfavorable» del fuego –algunas partes de la región se encontraban en ese momento en alerta naranja por el viento–. Las llamas generaron una enorme columna de humo negro, lo que llevó a Emergencias de Asturias a pedir a la población del núcleo de Santa Rosa, en Llanera, que se confinara en un lugar cerrado. Además, se recomendó a los conductores que evitaran circular por la autopista 'Y'. Unas medidas que el Principado ya había retirado poco después de las cinco de la tarde, tras tener el incendio «confinado» y antes de las siete estaba «controlado».

La intención del Servicio de Emergencias era mantener un retén de bomberos por la noche para, con la ayuda de la lluvia, que apareció por la tarde, proseguir con las labores de extinción, que podrían prolongarse durante la jornada del viernes.

¿Cómo se pudo originar el fuego? Las primeras hipótesis –así lo trasladaron los propios afectados– apuntan a la colilla de un cigarrillo sin apagar. Alguien la tiró al mencionado contenedor de residuos donde había mucho cartón, y el viento hizo el resto. Las dos empresas afectadas estaban llenas de electrodomésticos, con sus embalajes de cartón y plástico, cuya combustión generó esa intensa columna de humo negro. Los bomberos atacaban las intensas llamas desde la base y desde la altura que proporcionaban las grúas. También por la parte trasera de esas instalaciones industriales: se quería evitar a toda costa que las llamas afectaran a más empresas. ¿La que más preocupaba? Un gran almacén de pinturas. «Está todo lleno de productos químicos, como prenda esto, es el acabose», decía un operario a quien le habían sacado de su centro de trabajo, como a otros muchos.

Los empleados de estas instalaciones –en un vial perpendicular a la calle Peñasanta (la principal en el polígono)– observaban impotentes la acción del fuego. «El contenedor está pegado a la puerta de un muelle de carga. El viento metió el fuego por la puerta y arrasó toda la nave, llegando a nuestra parte de Delcom. En ese momento, estábamos once personas». Los bomberos hablaban, de forma constante, con los responsables de la siguiente empresa, Exclusivas Dispral, que se dedica a la distribución de alimentos. «Nos dicen que se puede salvar. Están trabajando duramente para impedir que se propague el incendio», decían. La angustia se reflejaba en sus rostros. «Esto es una pequeña empresa familiar, somos nueve personas y vivimos de ello. Si el fuego llega, es el final para nosotros». El muro que separa cada empresa estaba frenando el avance de las llamas con la incesante labor de los bomberos.

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