«En Bremen el trabajo es muy distinto»
Los gijoneses Lucía Marqués y Javier Pérez llegaron a la ciudad alemana en busca de oportunidades y ambos las encontraron
Lucía Marqués López (Gijón, 1995) y Javier Pérez Fernández (Gijón, 1996) están viviendo un momento muy dulce de sus vidas. Hace unas semanas se casaron aquí en Asturias y hoy, para añadir más celebraciones a sus días, están soplando las velas por el cumpleaños de Lucía. Entre tantos buenos momentos, también tienen ratos para la rutina en Bremen, la ciudad a la que esta asturiana llegó en el año 2018 para trabajar como 'au pair' y aprender alemán y de la que ya nunca se fue. «Cuando vine, me di cuenta de que buscaban educadores infantiles en muchos centros y me pareció que era una oportunidad porque en Asturias está horrible lo de encontrar trabajo en guarderías», cuenta.
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Ante ese panorama, decidió probar suerte y la hubo, así que el siguiente en hacer las maletas fue Javier en 2020. «Yo estaba trabajando en España en un almacén de contenedores y no estaba a gusto ni con el sueldo ni con el horario, que era de ocho a ocho, así que me animé también a probar suerte». Y de nuevo la hubo, aunque con obstáculos hasta alcanzarla. «Justo vine para Alemania el día en que lo cerraban todo por culpa de la pandemia. Fueron momentos muy difíciles», recuerda.
No sabía qué hacer, «en una mano tenía el billete de avión y en la otra, el mando de la tele. La encendía y todo eran malas noticias». Después de una noche dura y de muchas dudas, se atrevió a volar, sabiendo que la situación era «muy seria», pero llegó sano y salvo a destino.
«Mientras trabajemos, nos quedaremos aquí, aunque nos gustaría mudarnos a alguna ciudad como Colonia»
Una vez juntos en Bremen, Javier se puso a buscar empleo «con cero idiomas», según rememora. «Empecé como repartidor de Amazon y luego me fui buscando otras cosas. Ahora llevo dos años trabajando como exportador marítimo», cuenta y asegura que el trabajo es «muy distinto al de España». Lo cree así porque no tiene «horario fijo, puedo hacerlo flexiblemente desde casa y la mentalidad que tienen aquí no es de estar sentado ocho horas delante de la pantalla».
Esas diferencias laborales también las aprecia Lucía en la guardería. «Los niños tienen mucha más libertad que en nuestro país y son más partícipes del día a día». Además, no separan a los peques por edades, sino que están juntos «en un grupo, los de cero a tres años y, en otro, de tres a seis, con lo cual, todos aprenden de todos».
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En cuanto al idioma, Lucía asegura llevarlo «muy bien», pero Javier reconoce que él está «en ello». Poco a poco, de momento ya aprendió inglés «en la calle» y en el trabajo se apaña con ese idioma y con un poco de alemán, «cincuenta, cincuenta», dice.
A pesar de esas complicaciones, el futuro de esta pareja de gijoneses está en Alemania. «Mientras trabajemos, nos quedaremos aquí, aunque nos gustaría mudarnos a alguna ciudad más del centro o del sur como Colonia y comprarnos allí una casita», lanzan. Pero, si amplían el horizonte, lo tienen claro: «Cuando nos jubilemos volveremos a Asturias».
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Faltan unas cuantas décadas para eso, pero mientras tanto se irán adaptando a la vida social alemana, que es «bastante más cara que en España», prometen. «Una cerveza como mínimo cuesta cinco euros», se lamentan y le quitan importancia: «En Bremen se socializa bien, pero los planes son de ir a casas de amigos y de hacer noches de juegos de mesa». Por eso, confiesan que ahora, cuando vienen de vacaciones a Gijón, les da la sensación de que hay «muchísimos bares por todas partes, aquí no hay tantos», se ríen.
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