Las amigas de Renedo niegan que trabajaran en Cultura por «enchufe»
La cuñada de Carlos Madera rechaza que trabajase en el Archivo Histórico por su relación con el exjefe de la funcionaria imputada
P. L. / R. M.
Miércoles, 4 de mayo 2016, 03:20
Ser amiga de Marta Renedo podía ser muy ventajoso, presuntamente, cuando ésta ocupaba altos cargos en el Principado. Y es que tres personas relacionadas con la funcionaria consiguieron un puesto de trabajo gracias a la mediación de la investigada. Lourdes Álvarez, la exprofesora de inglés de las hijas de Renedo, fue contratada por Implans Mounts, la empresa de la que es administradora única la acusada. «Dijo que estaba contenta conmigo y me dio de alta como auxiliar administrativa», indicó ayer en el juicio. No conoció nada de esa empresa «hasta que se destapó todo». Por su parte, Carmen Fernández declaró que había trabajado en el Archivo Histórico de Asturias, durante un año, entre 2007 y 2008. Era la entrenadora del equipo de baloncesto en el que jugaba una de las hijas de Renedo y fue ella misma quien la avisó de que había una vacante. El único requisito era tener unos conocimientos elementales de informática. Esto bastó para conseguir el puesto como grabadora de datos 'on line' de inventarios.
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A Fernández no le extrañó que el contrato lo firmase con Asac Comunicaciones aunque prestase su labor en un equipamiento que dependía de la Consejería de Cultura, donde trabajaba Renedo en aquella época. Como tampoco les resultó raro a Pilar Fernández, otra amiga de la investigada, que también fue contratada por Asac, entre 2006 y 2008, para desempeñar funciones de auxiliar administrativo en el Archivo de Música del Principado.
«Enviaba currículums»
La compañía también contrató a Marta Villarías, cuñada de Carlos Madera, que ocupaba la dirección general de Promoción Cultural cuando Renedo era jefa de servicio en Cultura. Rechazó que consiguiese un trabajo en el Archivo Histórico por «enchufe». Justificó que, «en esa época, enviaba muchos currículums y uno fue a Asac». Asimismo, esta empresa engordó su plantilla con José Manuel Alonso, que trabajó en la Ciudad de Vacaciones de Perlora hasta su cierre. «Me llamaron de Asac y ni me extrañó ni me dejó de extrañar. Era vigilante y fui al Archivo Histórico con esa función», aseguró.
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