Varias de las construcciones de la playa valdesana de Otur afectadas por el dominio público marítimo terrestre. PARDO

Asturias conserva aún veinte viviendas en la actual franja costera de dominio público

La región tiene toda su costa prácticamente deslindada con los criterios fijados en 1989, que el ministerio aspira a recuperar ahora

Ana Moriyón

Gijón

Domingo, 6 de febrero 2022, 22:00

«El dominio público marítimo terrestre no es solo un patrimonio colectivo, ambientalmente frágil y valioso, sino que también constituye la porción de nuestro territorio ... más expuesta a los efectos del cambio climático». Bajo esta premisa, y con el objetivo de adaptar nuestra costa a los efectos del calentamiento global, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico justifica las restricciones recogidas en el nuevo reglamento de Costas, más severo que el anterior, que data de 2014, si bien con pocos efectos reales en el Principado, al menos en el corto plazo.

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Los cambios más sustanciales son, por un lado, que establece en un máximo de 75 años la duración de las concesiones de instalaciones levantadas a pie del mar, en el dominio público y, por el otro, que aplica un criterio más estricto a la hora de fijar precisamente esa franja de máxima protección.

La primera medida busca adaptar el nuevo reglamento a lo establecido en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en lo que se refiere a los plazos de las concesiones para impedir que viviendas, restaurantes o industrias que estén afectadas por la franja de dominio público marítimo terrestre, o puedan estarlo en el futuro ante posibles revisiones de la misma, ocupen la costa durante un siglo. Plazos excesivos a ojos del departamento que encabeza Teresa Ribera, que se están permitiendo en otras comunidades, pero no en las viviendas afectadas en el Principado.

Una veintena de casos

En la costa asturiana hay en la actualidad una veintena de edificios emplazados en esta franja de máxima protección, estando la mayor concentración en la playa de Otur, en el concejo de Valdés, y en la zona de la ría de Villaviciosa, pero ninguno con concesiones de más de 75 años. Además, debe tenerse en cuenta que los puertos de Gijón y Avilés, con mayor actividad industrial, no están afectados por este tipo de restricciones, puesto que no estarían regulados por Costas, sino por la ley de Puertos.

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La segunda medida de calado que recoge el nuevo reglamento para el desarrollo de la Ley de Costas supone, en la práctica, recuperar el criterio establecido en el reglamento de 1989 para fijar el alcance del dominio público marítimo-terrestre.Exactamente, el máximo nivel de penetración en la línea de costa que logra en algún momento una ola, aunque ese límite se alcance en una sola ocasión.

El Principado, la región con menos territorio costero degradado

Asturias es la comunidad autónoma con menos territorio costero degradado, el 6,7% del total, según un informe de Greenpeace. El estudio apunta que la costa asturiana, la segunda más larga del norte después de la coruñesa, tiene un grado de artificialización de sus playas «moderado y concentrado en los núcleos urbanos históricos». Así, solo un 11,8% de la línea de las playas asturianas está en contacto con superficies artificiales y su evolución refleja una situación de estabilidad.

Con la modificación del reglamento en 2014 el criterio se relajó de forma notable ya que el límite se establecía una vez que fuera alcanzado por las olas «al menos en cinco ocasiones en un periodo de cinco años». Esto debería suponer, en la práctica, una ampliación notable del deslinde de toda la costa española, con las pertinentes consecuencias socioeconómicas para las áreas afectadas, y las construcciones que pudieran estar allí asentadas.

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Sin embargo, en Asturias no se prevé que a corto o medio plazo este cambio de criterio pueda tener repercusión real. ¿El motivo? El Principado tiene prácticamente deslindada toda su costa gracias al trabajo realizado por Demarcación de Costas en las décadas de 1990 y 2000 y, por lo tanto, siguiendo los criterios fijados en el reglamento de 1989, igual de restrictivos que los actuales.

Hoy por hoy, de hecho, Demarcación de Costas no tiene sobre la mesa ninguna previsión de revisión de deslinde, pero esto no es óbice para que, en el futuro, la costa asturiana se deba someter a una actualización de esta franja como consecuencia de la incidencia del cambio climático. No solo por el evidente incremento de nivel mar, sino también por la mayor virulencia de los temporales.

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