Asturias inicia el año con los presupuestos más altos de su historia

Concluyó el pleno de ayer, y por tanto del año, con unas poéticas frases: «Me hace feliz que ese secreto inconfensable se haga público y acabar el año diciendo que el amor está en el aire». El autor es el portavoz socialista, Luis Ramón Fernández Huerga, y el asunto, el pacto entre PP y Podemos, dice «tanto tiempo escondido entre las tinieblas de las votaciones». Lo que hay de fondo fue el protagonista del debate de ayer que dio luz verde a las cuentas regionales, las inversiones en el Suroccidente. Y ya de paso, quienes pelean por ese territorio, quienes no lo hacen y si defenderlo tiene que ser cuestión de ideología. O de presupuesto.

Al Suroccidente -y ese, dicen, enamoramiento sobrevenido de populares y morados- disputó el protagonismo del Pleno con un diputado de Ciudadanos, Armando Fernández Bartolomé, el único que se saltó la disciplina de voto. Lo hizo en el dictamen final, y en las 199 enminedas. Todas sin excepción, con un voto contrario al que marcaba su portavoz. Su posición la justificaba argumentando que «tras siete años en la Cámara no podía votar en contra de propuestas que ha hecho mi grupo parlamentario durante años, y muchas de ellas aprobadas en la propia Junta». Y aquí, es donde los protagonistas confluyen, porque esas peticiones a las que dice Fernández Bartolomé que quiso ser «sensible» fueron a las relacionadas, entre otras, con las del Suroccidente.

Los socialistas, y el propio presidente, Adrián Barbón, dieron explicaciones que no convencieron a la oposición, pero desde la tranquilidad de que la mayoría de la Cámara, casi los tres quintos, daban luz verde a los presupuestos. Son los terceros, tres de tres, que saca adelante el Ejecutivo esta Legislatura. Le falló el voto del diputado de Ciudadanos para que se llegase a la mayoría reforzada. Finalmente se quedó en 26 a favor (PSOE, IU y Ciudadanos), 5 abstenciones (Podemos y un diputado de Cs) y 14 en contra (PP, Foro y Vox). Esto supone que Asturias cuente con el mayor presupuesto de su historia, estableciendo el récord de gasto en los 5.324 millones. «Con profunda emoción», dijo sentirse Barbón, que volvía a la Junta tras su baja por la covid, instantes después de la votación.

Izquierda Unida, que fue el primero en llegar a un acuerdo con el Gobierno, se reivindicó ayer. «Es un sí con condiciones», dijo su portavoz Ángela Vallina, quien dijo que su formación «ha sido decisiva en la deriva del ejecutivo para conquistas el centro derecha». Se refería, sin citarlo, a Ciudadanos, que dicen lo mismo, pero a la inversa, que gracias a ellos, el Ejecutivo no se ha ido a la izquierda.

Los naranjas, por boca de su portavoz adjunto Sergio García, dicen sentirse satisfechos con la ejecución de los compromisos de hace un año y que, además, este año también han podido incluir parte de sus propuestas. Tampoco que nadie se llame a engaño, repiten que «no son los presupuestos que Ciudadanos haría», pero, ante los que les dan por acabados, García les espetó «este muerto está muy vivo». Apostilló: «Al menos hasta 2023». A pesar de la buena experiencia pasada, la luna de miel presupuestaria se puede acabar. «Le hemos dado la gasolina, pero ustedes conducen el coche. Seguiremos fiscalizando su cumplimiento».

De última hora, en las enmiendas se han llevado una Oficina para inversiones en Madrid y ayudas para la Lírica en Oviedo. Suman 60.000 euros. A cambio han tenido que pasar por alto un asunto que no gusta nada ne la formación: el rescate de Sogepsa que acabará convirtiéndola en pública. También, Ciudadanos lo desliga de esta negociación, que acaba la negociación presupuestaria, los socialistas ya hayan citado a Podemos, IU y Foro la próxima semana para desatascar la reforma estatutaria. Y eso incluye la oficialidad del asturiano, una de las líneas rojas de Ciudadanos: que no se contemplase ninguna partida durante este ejercicio. Eso, por descontando, se cumplirá.

El resto de grupos, a los que tumbaron las 199 enmiendas que se votaron ayer, hicieron oposición por casi todos los flancos: las cifras, las partidas, los plazos de tramitación, las prioridades del Ejecutivo y sus aliados. El Partido Popular negó la mayor. El portavoz adjunto dijo que «los presupuestos no son ni buenos ni malos, son mentira porque se basan en unos indicadores económicos que no son así». De Ciudadanos, dijo que en su «desintegración están arrastrando a un millón de asturianos» y dio por finiquitada la legislatura porque «seremos presos de un mal presupuestos que no roba el futuro a todos».

El cambio respecto a hace un año estuvo en Foro, que ha pasado de apoyar las cuentas a rechazarlas. «Es lo opuesto a la mejor Asturias que nos prometieron en campaña electoral», dijo su portavoz, Adrián Pumares, quien lamentó que las conversaciones «no hayan tenido en mente al Principado sino la conveniencia, comodidad e intereses partidistas». Vox fue la única formación que no presentó enmiendas parciales a las cuentas que, aún así, su diputada Sara Álvarez Rouco, criticó porque «reafirmarán unas políticas tremendamente lesivas para los asturianos, especialmente para las familias más vulnerables, a las que han dejado atrás porque su escudo social ha resultado una farsa».

Podemos se reservaba un cuarto de incógnita. Tres diputados habían dicho que se abstendría. Su portavoz, Daniel Ripa, acabó haciendo lo mismo. Con un discurso que bien podría entenderse a una despedida, advirtió a Adrián Barbón que «no vale mirar para otro lado, y que se imponga la posición del más fuerte para no cambiar nada en Asturias». Ripa volvió a agitar la bandera de la mayoría de la izquierda en la Cámara para que se cambie el rumbo de los pactos.

Ayer, de momento, y aunque fuera en el botón de las votaciones, los que hubo, fueron los de PP y Podemos en dos asuntos: la educación de 0 a 3 años, y el suroccidente. Había 10 millones en juego que no salieron adelante. Pablo González acusó al Ejecutivo de no tener vergüenza política» y aconsejó a los consejeros que «vayan en coche blindado cuando viaje a esa zona». «Con qué cara va a ir», le dijo Ripa. Las enmiendas de Foro tampoco salieron adelante. Barbón salió al paso y dijo que estos presupuestos «piensan», pero con una «visión que es profundamente transversal y reflejada a nivel global».

Sea como fuere, los presupuestos del próximo año probablemente, como suele suceder al final de los ciclos electorales, tendrán un runrún bien distinto, a poco más de cinco meses de la celebración de comicios autonómicos.

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