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Asturias llega al ecuador del verano con lleno turístico, pero con menor gasto de los visitantes
«En el invierno habrá problemas» dice el sector que, pese al récord de visitantes, hasta junio ingresó menos de 23 euros al día por plaza
CHELO TUYA
GIJÓN.
Domingo, 14 de agosto 2022, 00:52
Nunca hasta el primer semestre de 2022 se habían comercializado 300.000 reservas a turistas internacionales. Tampoco se había cerrado la primera mitad del año con más de 800.000 visitantes ni con más de 1,7 millones de pernoctaciones vendidas. A esas cifras de récord se unen las aún no oficiales de julio, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrecerá a finales de este mes y, por supuesto, los datos de agosto, con especial peso de los de este fin de semana, la auténtica temporada alta del sector turístico asturiano.
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Asturias llega al ecuador del verano con el cartel de completo colgado. Localidades como Llanes o Tapia no tienen ni una plaza libre. Hay que buscar mucho, también, para poder alojarse en Oviedo o en Gijón, que con tasas de ocupación del 99 y del 98%, respectivamente, lideran el ranking de ciudades del norte. La siempre llena San Sebastián se encuentra este fin de semana al 96%, como Santander. En el caso de Bilbao y La Coruña, el porcentaje es del 97%. Solo Santiago clona los datos de Gijón.
Y entre lo poco que queda, los precios por noche superan los 200 euros, con curiosidades como un motel en Llanera más caro que, por ejemplo, un cuatro estrellas de Oviedo, o los hoteles gijoneses con vistas al mar cuyas tarifas son superiores a las del cinco estrellas más emblemático de la región, el Reconquista.
«El miedo en el cuerpo»
Con ser cierto todo lo anterior, los empresarios turísticos del Principado viven «con el miedo en el cuerpo», asegura Ana Soberón. La presidenta de Clúster Rural explica esa sensación en que agosto «llenamos siempre y malo será cuando no lo hagamos, pero la evolución de septiembre y del resto del otoño es muy desigual. Y los mensajes económicos que nos llegan no favorecen».
Porque, como siempre ha defendido el vicepresidente de Otea Fernando Corral, «tenemos que hacer un verano por encima del 90% o en el invierno habrá problemas». Reconoce él que el estío presente «empezó con un junio espectacular», pero «hubo un frenazo en las reservas de julio», tendencia que siguió a agosto «para acabar a la par, en lugar del récord que se esperaba».
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Y ese frenazo que también detectan en el sector rural, «nos genera mucha incertidumbre», apunta Noelia Esteban, de Casonas Asturianas. Porque, lo que trajo la covid es un turista que «espera a última hora a reservar», y que también «cancela mucho» según las ofertas que existan en otros destinos o las previsiones meterológicas para la región.
A eso suma Corral que «estamos con unos costes disparados», lo que pone «la rentabilidad en la cuerda floja otra vez». En el primer semestre uno de los indicadores económicos para medir la rentabilidad, los ingresos medios diarios por plaza (RevPar en sus siglas en inglés) se quedaron en asturias en 22,5 euros de media. Con el pico de junio, cuando los propietarios de alojamiento ingresaron cada día, de media, 31,68 euros, y los poco más de 13 euros que ingresaron en enero.
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Una rentabilidad que está aún más tocada en el sector hostelero. «El gasto en bares y restaurantes está más comedido. La noche solo existe en los fines de semana», apunta el presidente de Otea en Gijón, Ángel Lorenzo. Desde la Federación Asturiana de Turismo Rural (Fastur), su presidenta confirma tanto el lleno «de los alojamientos durante todo el verano», como la preocupación «de hostelería y comercio por el menor gasto que registran».
El único sector que no se queda del gasto es el de los campamentos turísticos. «No nos quejamos, el camping tiene un precio medio bajo comparado con otros alojamientos turísticos», explica Tony Amieva, gerente del mayor camping de Asturias, el municipal de Deva. Pero, sí coindice con sus compañeros en que «se nota mucho la subida de precios de la electricidad, del gas y de la mercancía en general». Por ello, como los demás, apunta que el otoño caliente que auguran los economistas enfriará mucho a la industria vacacional. «Todos hablan de una gran recesión, vienen tiempos difíciles», subraya.
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