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Asturias, un planeta naranja

Asturias, un planeta naranja

La ‘dispersión de Rayleigh’, con acumulación de ceniza y las nubes bajas, dejó una insólita estampa por la mañana

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Martes, 17 de octubre 2017, 03:33

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En Asturias ayer no amaneció. O, por lo menos, no cómo lo hace de forma habitual. El porqué de tan llamativo e inusual fenómeno hay que buscarlo en una combinación de factores que desencadenó lo que se conoce como ‘dispersión de Rayleigh’. Las partículas de ceniza en suspensión procedentes de los incendios, la nubosidad baja y la salida del sol dejaron una sensación lumínica insólita en prácticamente toda la región.

El color naranja luminoso tapó el Occidente y la zona central hasta bien entrada la mañana, motivando que incluso los animales no percibiesen que a las 11 horas ya era de día. A esa hora en Gijón, las gaviotas no habían salido de su letargo nocturno.

«El denso humo de los incendios, junto a la nubosidad baja, han dado lugar a que la luminosidad durante el amanecer fuera muy baja, de forma que la percepción era de bastante oscuridad. Técnicamente, los rayos solares al amanecer han tenido que atravesar un elevado espesor óptico, por lo que la luminosidad resultante ha sido escasa», explica Manuel Mora, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Asturias.

El experto apunta que «las minúsculas partículas de humo y cenizas de la combustión de biomasa, debido a los incendios forestales, dan lugar al fenómeno óptico de dispersión de Rayleigh, de forma que los distintos colores que conforman la luz blanca son dispersados en todas las direcciones, menos el color anaranjado que es menos dispersado y continúa en línea recta, por lo que los cielos toman un color anaranjado cuando la luz solar atraviesa un gran espesor óptico». Donde la nubosidad era más compacta, añade, «el tono del cielo adquirió tonalidades más grises».

Desplazado por el viento

El efecto fue aún más llamativo dada la gran extensión de superficie en la que se pudo observar. «Los grandes incendios forestales en general son muy localizados, pero en este caso, debido al viento, el humo se desplazó a grandes distancias y con mucha densidad, a lo que se sumó la presencia de nubosidad baja», señaló Manuel Mora, quien destaca que «los cielos anaranjados se producen al amanecer o al atardecer cuando hay minúsculas partículas en suspensión (polvo mineral, humo...), es algo frecuente. Lo inusual es que coincida con la presencia de nubes bajas, como en este caso».

A la inusual luz de las primeras horas del día, se sumó el intenso olor a quemado que se percibía en prácticamente toda la región y que amplificaba la sensación de inquietud entre la población. La centralita del 112-Asturias y de los parques de bomberos de Gijón y Oviedo recibieron multitud de llamadas de personas alertando de la posible existencia de incendios cerca de donde se encontraban. «Prácticamente todas las llamadas entraban con el mismo comunicado: nadie veía el fuego directamente, pero todos apuntaban que algo estaba quemando cerca porque se veía el fuego reflejado en las nubes y se percibía en un fuerte olor a quemado», relatan los bomberos de Gijón. Pero la realidad era bien distinta.

Según las estimaciones de la Aemet, se prevé para hoy lluvias débiles, que se irán extendiendo de Oeste a Este y serán bastante generalizadas. Durante el resto de la semana, «se producirán precipitaciones de forma débil, un tiempo otoñal con alternancia de lluvias y nubosidad abundante al paso de los frentes y mejorías transitorias». El huracán Ophelia, que circula alejado a la Península, dejó sus efectos el domingo con el viento sur y las altas temperaturas.

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