Tragedia en Pravia
La Guardia Civil atribuye diez delitos al hombre que atropelló a un agenteEl homicida se resistió a la detención, hiriendo a los dos guardias que lograron arrestarle tras la persecución, atacó a otro con un hacha, dañó vehículos y carecía de carnet de conducir
La Guardia Civil sigue investigando todos los hechos que rodearon la tarde de furia de Y. T. L., joven de origen candasín que tras una discusión en el barrio de la Viesca (Pravia) atacó con un hacha a un hombre, golpeó a otro, robó un coche y emprendió una huida en la que arrolló mortalmente a Dámaso Guillén, agente de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de 49 años. El agresor trató por todos los medios de evitar su arresto, enfrentándose y pegando también a los dos guardias que finalmente pudieron ponerle las esposas. Los uniformados presentan heridas leves, pero siguen de servicio.
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La Policía Judicial de Pravia se entrevista con testigos y recompone todas las piezas del puzle para cerrar el atestado y poner al hombre a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 del mismo concejo. Se trata de un caso violento en el que indiciariamente la Guardia Civil observa la comisión de hasta diez delitos en muy pocas horas. A expensas de la calificación que haga de los hechos el juez de instrucción, los investigadores entienden que a Y. T. L. se le pueden atribuir un delito de homicidio por imprudencia grave (penado con entre uno y cuatro años de cárcel), otro de conducción temeraria y un tercero de abandono del lugar del accidente. También se aprecian delitos de lesiones, homicidio en grado de tentativa, conducción de coche sin haber sacado nunca permiso para ello, hurto de ese coche, dos delitos de daños, y el último, de resistencia a los dos agentes de la autoridad que lo interceptaron.
El relato provisional de los hechos apunta a que todo ocurrió a las seis menos veinte de la tarde, después de que Y. T. L., de 28 años, robase un Renault Laguna matrícula O-3636-BC en Beifar. Al parecer, antes habría mantenido una discusión en la que el joven se habría enzarzado con el propietario de la casa del barrio de La Viesca que le había proporcionado una vivienda, que el joven estaba arreglando con su colaboración. Ambos discutieron por motivos aún no aclarados y el joven salió de la vivienda con un hacha. El propietario de la casa le siguió y fue agredido por el joven, que le causó cortes en la espalda y en una muñeca, a la par que golpeó con el hacha el coche de la víctima. A continuación, otro vecino, Valentín Fernández, intentó desarmar al joven, sin conseguirlo y llevándose un fuerte impacto en la nariz y un corte en la mano. Tras la reyerta, el delincuente emprendió la huida con el vehículo del agredido y, según indican testigos de lo ocurrido, se adentró a gran velocidad en la carretera AS-236, que une Grado y Las Regueras. donde en ese momento se estaba celebrando una carrera ciclista de categoría cadete organizada por la Escuela Ciclista Santi Pérez, de Grado.
La carretera, consecuentemente, se encontraba cortada, y Dámaso Guillén formaba parte del operativo de control del tráfico que garantizaba que ningún vehículo se internase en ella y arrollase a los participantes en la competición. Era Guillén el encargado de circular por delante de la cabeza de carrera como último garante de que nada se interpusiese en el camino de los jóvenes ciclistas.
El ladrón consiguió saltarse un primer control, situado por delante de la zona por la que circulaban los ciclistas en dirección opuesta, hacia Grado, y llegó hasta la zona en la que se encontraba Dámaso Guillén, que al ver el coche atravesó la moto en la carretera intentar hacer desistir a Y. T. L. de continuar su huida. Pero el vehículo no se detuvo e impactó contra la motocicleta de Dámaso Guillén con gran violencia, lanzando el vehículo de la Guardia Civil por encima del quitamiedos, mientras que debido al impacto el propio agente salió despedido hacia el lado contrario de la carretera, perdiendo la vida en el acto. En el kilómetro 8 de la AS-236.
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El coche, por otra parte, se desplazó varias decenas de metros con el frontal destrozado y el motor inutilizado, por lo que el joven decidió, hacha en mano, escaparse hacia el monte cercano ante el estupor de los presentes.
De inmediato, la Benemérita montó un operativo de búsqueda y captura en el que intervino un helicóptero para tratar de localizar al delincuente, mientras se instaba a los vecinos de la zona a permanecer a resguardo en el interior de sus casas y no abrir la puerta a nadie. No sólo por lo que acababa de ocurrir, sino también porque el huido era ya conocido de las fuerzas de seguridad como una persona conflictiva y con antecedentes.
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Finalmente, fue encontrado momentos antes de las nueve de la noche en las cercanías del pueblo de Beifar, escondido junto al río Nalón, que pasa a lado de la localidad, donde fue avistado por el helicóptero y detenido por la Guardia Civil.
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