Telón sin fondos en las Jornadas Literarias

El viernes 10 de noviembre a las 13 horas, en el auditorio praviano, los Talleres de Teatru d'Adultos de Corvera compartieron 'L'Elefante tante', pieza de teatro infantil escrita por esa brillante demiurga que oficia de presidenta de la AEA y que se llama Esther García López. Los niños y adolescentes presentes lo pasaron bien, disfrutaron de las canciones, aplaudieron cómplices. A las 18.15 horas, ya en el Ayuntamiento y después de la apertura formal de las jornadas a cargo, entre otros de la Concejala de Cultura Carolina Fernández, de la Presidenta de AEA y de Pepe Monteserín, cronista de Pravia, este firmante habló de la necesidad de que el Teatro, como manifestación cultural más desarrollada y posicionada de las industrias culturales asturianas, se utilizase como pata fundamental de la marca Asturies.

El Teatro, en asturianu, castellano o fala, es un espejo que no solo refleja al colectivo que lo produce, si no que proyecta una visión del propio colectivo en el resto del mundo: identifica. El mediático y popular Pedro Durán, con una sarcástica intervención en la que solicitó, en petición compartida por todos los presentes, la plena implicación de los medios audiovisuales públicos asturianos en el desarrollo de ese teatro y en el feedback que debería establecerse entre dos ecosistemas que se necesitan (el audiovisual y el teatral). El prestigioso director de escena Andrés Presumido aludió, y no sería la única vez por su parte y por buena parte de los presentes, a la necesidad que Asturias tiene de contar con un Centro Dramático que dinamice (produciendo, elevando la excelencia) el sector. El estudioso Manuel Palomino, finalmente, dio una clase magistral sobre historiografía dramática asturiana haciendo un extenso y documentado recorrido por el siglo XX.

A continuación, y ya en el Auditorio praviano, los Talleres de Teatru d'Adultos de Corvera hicieron una lectura dramatizada de un texto de esa quintaesencia del surrealismo que es Mirta Chamorro Mielke: Cosas que pasan durante un partido de fútbol. Finalizamos la jornada con el reestreno de la provocadora 'La entrevista', que firma este levantador de actas, y que ejecutan (de manera valiente y efectiva, al decir del público presente) los integrantes del Grupo de Teatro El Milagru: María López Barrio, Chus Arias y Raquel Páez.

El sábado nos encontramos con las intensas y documentadas intervenciones de los grandes Boni Ortiz, Cellero, Antón Caamaño y Lluis Antón, que ahondaron sobre las claves de eso que conocemos y reconocemos como teatro asturiano: un teatro que no solo necesita de más ayuda institucional, dado que las instituciones (principado y ayto) copan y monopolizan el teatro en Asturies; también pidieron por ese Centro Dramático, por distribuidoras que puedan colocar producto teatral asturiano en el resto del mundo, pasando por España...

A continuación, Sergio Buelga, José Ramón Oliva y Carmen Campo trataron sobre el Nuevu Teatru Popular que se está generando en Asturies. La sombra de Eladio Verde es alargada pero está siendo superada, sin salirse de los parámetros que explican el costumbrismo escénico asturiano, merced a las nuevas contribuciones de autores, directores y compañías. El excelente pub El Teatrillo acogió al final de esa mañana un excelente recital poético dedicado a la Paz en el que participó buena parte de los presentes.

Se abrió la tarde con una necesaria mesa dedicada a una posible escena feminista que se está observando. Natalia Suárez, Eva Vallines, Cristina Bravo y Nieves Fernández, en una ponderada y empoderada mesa, desde presupuestos de género, ofrecieron datos, percepciones, compartibles reflexiones que demuestran que algo se está moviendo en una escena como la asturiana en la que la presencia efectiva, ejecutiva, de la mujer en todo el proceso de lo teatral se deja notar muy por encima de las ratios presenciales que dominan en otras partes del Estado. Todas y todos apelamos a la necesidad de que esa progresiva feminización de los entornos escénicos llegue también a los perfiles técnicos profesionales y que el riesgo de la compatibilidad familiar no solo lo asuma la mujer.

Y finalizaron las jornadas con una mesa redonda en la que Andrés Monteserín, alumno de la ESAD, hizo un positivo alegato sobre el futuro del teatro asturiano que se analizaba, recordando y reivindicando (como ya el día anterior lo había hecho su padre, el gran Pepe Monteserín) la proteica figura del desgraciadamente fallecido Javier Villanueva. Roberto Corte hizo un análisis duro y documentado sobre fortalezas y debilidades del sector, dominado por el minifundismo creativo, víctima también de unos espacios diseñados tantas veces por personas ajenas a la función que deberán de desarrollar y que tantas veces limita al creador teatral. El crítico Saúl Fernández hizo también un repaso nada complaciente sobre la situación del Teatro en Asturies en el que corremos el peligro de disponer de más compañías de teatro que de espectadores. José Ramón López, Presidente de FETEAS y director de la Cía Kumen reivindicó el papel dinamizador y formativo de base que suponen las cías amateur. Finalmente, Alberto Rodríguez, una de las referencias escénicas más reconocibles del teatro asturiano, compartió una pesimista visión sobre el futuro de un arte tan complejo... y, por momentos, tan acomplejado. Con Andrés Monteserín, aludió a los riesgos (y al tiempo, oportunidades) que las IAs podían ofrecer, desde presupuestos de gestión y creación, a una escena tan parada en el tiempo como la asturiana.

Y así concluyeron las Jornadas teatreras de la AEA en Pravia... No, mentimos: fuimos al teatro, vimos los excelentes 'Años luz' de Luz, Micro y Punto. Disfrutamos de las canciones de Chema Aladro y de Haim, de los monólogos de Ignacio Galán y de Lluis Antón. De las performances de Mirta y de los romances de Xulio Arbesú, entre otros tantos destellos de talento que en ningún caso deberían de perderse como lágrimas en la lluvia... Y menos en noche dominada por un cálido viento del sur.

El teatro asturiano bajó el telón en Pravia... Un telón, afortunadamente, sin fondo... Y sin techos, ni siquiera de cristal.