Varios pueblos de Pravia, indignados con su nuevo párroco

Su ida va más allá de la pena de sus fieles, concretamente hasta la rabia y el enfado ya que para sustituirlo ha llegado un nuevo cura al que algunos vecinos ni siquiera conocen. «Desde que llegó no lo hemos visto. Aquí no lo conocemos», cuenta una vecina de Inclán que no disimula su indignación al asegurar que en más de una ocasión no se ha presentado a dar misa o ha llegado tarde a los oficios, algo que para los vecinos, la mayoría mayores, supone todo un problema ya que «la gente no va a estar esperando durante horas a que llegue. En Villafría, durante la fiesta quedó en oficiar misa a las 12.30 y se presentó a las 14.30 horas, obviamente la gente marchó». Folgueras, Loro o Selgas son otros de los pueblos que también han vivido situaciones similares.

Pero la gota que ha colmado el vaso no es lo que consideran una falta de interés por presentarse a los oficios o los retrasos, muchos de ellos fruto del desconocimiento de la zona, sino su negativa a oficiar la misa de Todos los Santos, programada para hoy. «Dice que él no tiene costumbre decir misa y que si queremos la dirá mañana a las 10.30» aseguran. Los vecinos comparten su estupor ante la situación ya que ese día «es día laborable y la gente va a estar trabajando. Nadie va a poder ir a misa».

Algunos son partidarios de darle «un voto de confianza» ya que aseguran que lleva poco tiempo en la zona. Otros prefieren trasladar primero sus quejas al cura y «si no se pone solución movilizarnos por otros medios», pero en lo que todos los vecinos coinciden es en que «debe respetar las tradiciones de cada pueblo y no intentar cambiar las cosas».

Aseguran que «don Luis», el anterior párroco, «dejó el listón muy alto» ya que durante los cuatro años que ejerció en la zona consiguió ganarse el cariño de los vecinos, especialmente de los más mayores con los que «se paraba a hablar siempre y eso se agradece». Son conscientes de que «no todas las personas son iguales», pero sí piden al nuevo párroco una mayor implicación con los vecinos. «Él pretende que seamos nosotros los que le llamemos para decir misa, pero tiene que ser él el que ponga un horario y lo cumpla».

En algunos pueblos sí ha oficiado alguna misa, aunque en el caso de los vecinos de Inclán, donde las misas eran quincenales y se celebraban cada sábado, no han vuelto a asistir a la iglesia desde hace dos meses. «Estamos perdidos», se lamentan.