Un autocovid en Gijón A. García

Salud descarta la reinfección de una gijonesa y achaca sus síntomas a «una reacción a la vacuna»

Empleada en un geriátrico privado, enfermó en noviembre, se vacunó en febrero y volvió a dar positivo el pasado día 30, lo que obligó a confinarla

CHELO TUYA

GIJÓN.

Martes, 6 de abril 2021, 04:32

«Una reacción a la vacuna». Esa es la interpretación que la Consejería de Salud da al caso de una auxiliar de enfermería gijonesa, empleada en un geriátrico privado de la ciudad, que volvió a dar positivo en covid el pasado día 30, después de haber superado la enfermedad en noviembre y de haberse vacunado con la doble dosis en enero y febrero pasado. Una segunda PCR realizada el día 1 de abril dio negativo, pero el test serológico vinculado indicó una carga viral de mil unidades.

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El caso llegó a los medios de comunicación porque la propia afectada, Alicia Costales, quiso que se investigase su dolencia, ya que todo apuntaba hacia una reinfección. Sin embargo, tras analizar su caso, desde la Consejería de Salud se descartó «que haya reinfección», sino que los datos apuntan hacia «una reacción de su cuerpo a la vacuna», cuya última dosis se le había inoculado en febrero. Se tuvo en cuenta, también, la falta de síntomas de la paciente y la baja carga viral, mil unidades.

Con ese diagnóstico, el Servicio de Salud del Principado, que tiene el control de las residencias geriátricas asturianas, dio indicaciones para que la residencia en la que ella trabaja abortara el protocolo covid activado desde que la profesional dio positivo, además de anular la obligación de que siga confinada.

Dado que los resultados de la PCR positiva se conocieron el 1 abril (Jueves Santo) y que la auxiliar de enfermería aún no había logrado tramitar su baja con su médico, la decisión que siguió al fin del confinamiento fue la reincorporación a su puesto de trabajo ya que ni está enferma ni puede contagiar a nadie.

Según fuentes médicas, una reinfección en una persona vacunada puede ser factible, «si entra en contacto con una cepa diferente» a la de la enfermerdad original o, también, porque el paciente entre dentro «de ese 4% a los que la vacuna no protege totalmente». La efectividad de las vacunas llega al 96%.

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Alicia Costales enfermó de la covid en noviembre pasado, con una carga viral muy elevada «500.000 copias» que, literalmente, «me tumbó», según relató ella misma a EL COMERCIO. Durante un mes estuvo de baja, en casa, «sin poder moverme» y con pérdida de peso «ya que no podía comer. Solo tenía sed».

Fatiga crónica

Tras ser tratada con antibiótico y mucho reposo, en diciembre decidió pedir el alta y volver a su puesto de empleo, siempre en el turno de noche. «Antes tuve que pasar una PCR que dio negativo», prueba esta que repitió, a lo largo de los siguientes meses, hasta en ocho ocasiones, ya que los trabajadores de los centros sociosanitarios asturianos deben hacer cribados mensuales.

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En ese periodo se sometió al proceso de vacunación como el resto de sus compañeros, con una dosis en enero y otra en febrero. Durante todo el tiempo siguió sufriendo «fatiga», ya que tras la covid, explicó, «mi cuerpo no volvió a estar al cien por cien» y se mantuvo casi confinada, sin tener contacto estrecho con otras personas, ni siquiera con su familia más cercana.

Por ese motivo, cuando el día 1 de abril la llamaron desde su centro de trabajo para decirle que había dado positivo sintió a la vez sorpresa «porque ya pasé la enfermedad y, además, me he vacunado», y preocupación, ya que el positivo confirmaba su temor ante la fatiga que siente.

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Aunque ayer ya declinó hacer más declaraciones, la profesional sigue preocupada por el hecho de que las ocho PCR anteriores dieran siempre negativo y, el pasado jueves, descubriera que aún tiene en su cuerpo una carga viral de mil unidades de covid.

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