Botellones en las estaciones de tren del Nalón

Los usuarios de las líneas de Renfe y Feve de la comarca del Nalón están cansados de protestar. Han alertado a las policías locales de lo que está sucediendo pero, por el momento, no hay solución. ¿El problema? Jóvenes de la zona han convertido las estaciones de ferrocarril en punto de reunión y encuentro, sin mantener las medidas de seguridad obligadas por la pandemia. Los botellones son habituales, dicen los vecinos, que aseguran que los participantes no usan mascarillas. Este largo fin de semana de puente, con la lluvia y el frío como protagonistas, las estaciones han vuelto a ser lugar de encuentro para los más jóvenes.

Isabel Pérez trabaja en Langreo y habitualmente coge el tren en la estación del distrito langreano de Sama en torno a las siete de la tarde, dirección El Entrego. «Cuando comienzo a subir desde la plaza de La Salve ya veo a chicos en la puerta de la estación de Renfe. No se meten conmigo, pero siempre tengo que pedir permiso para acceder al andén. Algunos llevan bebidas, charlan, se ríen. Superan la docena. Eso sí, todos sin mascarilla». Este es el relato habitual de cualquier fin de semana, explica. Una situación que se extiende hasta pasadas las nueve de la noche, según los vecinos de la zona.

Lo cierto es que no es una situación excepcional del último fin de semana, sino que lleva meses en conocimiento de las diferentes policías locales de Langreo y San Martín del Rey Aurelio, donde ocurre con asiduidad en las estaciones de Feve de El Entrego y Sotrondio. Los agentes, lamentan los vecinos, «rara vez acuden». Algunos comienzan a cansarse de estos encuentros, pero también «de llamar a la policía y que no vengan».

Los vecinos de estas tres zonas explican que «hemos llamado a la policía en varias ocasiones, en el mejor de los casos vienen y hablan con ellos, pero sirve de poco porque vuelven», apunta Francisco Alonso, usuario de la línea Gijón-Laviana de Feve. «No comprendo por qué no se impide, porque además rompen material y lo dejan todo sucio». Los afectados apuntan que hay instaladas cámaras de seguridad. Dicen no entender por qué, habiendo imágenes, «ni la policía ni nadie hace nada por acabar con esto».