El curso «más largo y estresante»

Carmen no podía haber pasado más estrés en las últimas semanas. Cursa segundo de Bachillerato, ha estado confinada, con un millón de incertidumbres respecto a la siempre temida EBAU y, en una valiente decisión, ha cambiado su objetivo: se olvida de la Física por la que había apostado y se decanta por Filología Inglesa. Carmen es una de los miles de estudiantes de ESO, Bachillerato y FP que hoy finalizan este extraño curso, marcado por la COVID, con los centros cerrados desde marzo, con nuevos métodos de enseñanza.

Carmen ha estudiado en el IES Padre Feijóo de Gijón, como sus compañeros Pablo Suárez y Marina García. Los tres son buenos estudiantes (tienen medias de 7,95, 7,5 y 9,22), los tres han aprendido a organizarse, a trabajar con fuerza de voluntad «mucho más que en clase» y a llevar al día sus tareas, comunicándose con los profesores por videollamadas o mails. Es el nivel que más ha sufrido: sin relación con los compañeros, sin la habitual preparación de la EBAU, sin graduación y con un curso un mes más largo de lo previsto. «El cuerpo ya pide calle y playa y no seguir estudiando», lamenta Pablo, que debería estar de vacaciones desde principios de junio. Compañero de centro, que no de curso, es David Remis, tan adaptado a la enseñanza 'online' que asegura no haber echado de menos ir al instituto.

«Hemos tenido muy mala suerte pero intento tomarlo con positividad», dice Yaiza Granda, excelente estudiante del IES Emilio Alarcos que el año pasado disfrutó de una beca Amancio Ortega en Estados Unidos y que finaliza el Bachillerato con un 9,2. Esta futura maestra admite que ha sido un trimestre «muy estresante, sobre todo por la incertidumbre». Agradece que el centro se organizara en apenas una semana y haber podido ir a clases presenciales de repaso, aunque todo fuera «distante y frío», con mascarillas, señales... Yaiza cuenta algo en lo que coinciden todos: «Hemos trabajado muchísimo más en casa de lo que hacíamos en clase». Dicen que las jornadas han sido largas, que cada día tenían trabajo de todas las materias. Su compañera María Losa está de acuerdo y se confiesa «muy nerviosa» ante la EBAU, pero no debería: su 8,89 de media es garantía de éxito. Como su amiga Alexia, que además de nadadora del Santa Olaya es estudiante con una media superior al 8 y que lo único que tiene que reprochar es que «no se aprovecharan los últimos días de clase presencial, cuando ya era obvia la cuarentena, a preparar el método de enseñanza 'online'».

También lamentan Lía Álvarez y Claudia Santos, del IES La Laboral, la dureza del curso y todo el trabajo que han tenido... Aunque agradecen a aquellos profesores que más se han esforzado y les han ayudado. Su compañero Sergio de la Calle cree que «nos hemos adaptado bastante bien» y defiende que el centro educativo «se adaptó rápido a la situación».

Carlos Muñiz, de cuarto de ESO en las Dominicas de Oviedo, ve una ventaja en el hecho de que «no ha habido exámenes» y defiende la enseñanza telemática y el uso de las nuevas tecnologías. Paula Fernández cursa el mismo nivel en el IES Aramo y coincide en las bondades de estudiar en casa. Pero ella y su compañera Lucía Aparicio lo tienen claro: nada como volver a clase con normalidad y compartir el día a día con sus amigos. A Lucía le gustaría saber, además, qué paso con la Olimpiada de Química, en la que participó en febrero.