Un grupo de niños se baña en la Presa del Prao del Molín, en Cangas del Narcea, mientras el resto juega en el prao. C. BERNAL

«Para no derretirnos, agua y ropa holgada»

Peregrinos y vecinos del suroccidente se refugian a la sombra en la segunda jornada de calor intenso en la comarca, que volvió a superar los 35 grados

C. BERNAL

TINEO.

Viernes, 25 de agosto 2023, 00:39

El calor no da tregua en el suroccidente, donde los termómetros volvieron a registrar ayer valores por encima de los 35 grados. Por ello, los vecinos buscaron dónde refugiarse de un calor «húmedo, pegajoso y que genera una sensación de bochorno», comentaba la familia González Flores, de Tineo, mientras disfrutaba de un día de descanso, de mercado y terraceo en la villa. «Llevamos dos noches con el ventilador a tope porque sino la niña no duerme», decía Diana Carol sentada con su hija de once meses en brazos en una terraza. Mientras el padre, David, iba a por más refrigerios a la barra del bar.

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A los más desafortunados les toca trabajar, como a Patricia Méndez. Esta camarera ha extremado todas las precauciones para hacer frente al «exagerado» calor, que llega a su punto más álgido en el turno de comidas: «Mucha agua, mucha crema y ropa holgada, porque sino nos derretimos con este bochorno», decía agarrada a su botella de agua tras barra de la casa de comidas Enrique, en el embalse de Pilotuerto.

Bochorno fue la palabra más escuchada ayer en el suroccidente, también por parte de los peregrinos del Camino Primitivo a Santiago de Compostela. «Empezamos el miércoles desde Oviedo. La primera etapa fue muy dura, llegamos a Salas con la lengua fuera», decían los murcianos Álvaro Lastra y Ángela Jiménez, que después de caerles 'la de San Quintín' en el tramo final habían optado por irse a la cama pronto para retomar ruta antes del amanecer.

«Hoy (por ayer) la etapa ha sido menos dura. Empezamos antes y llegamos a mediodía evitando así las horas duras de calor», explicaban en el albergue de peregrinos La Plaza, a salvo de un sol de justicia que dejó las calles de la villa tinetenses huérfanas de paseantes en las horas centrales del día.

El grupo de peregrinas brasileñas formado por Sonia Bohnen, Ligia Bernardés y Vanessa Pereira da Rosa planearon la misma estrategia que los murcianos: «Salimos de Tineo a las seis y media de la mañana porque con este calor, tan diferente al de Brasil, nosotras no podemos caminar», decían las tres en referencia a unas temperaturas extremas que no les habían dejado descansar bien la noche anterior. «No están los albergues acondicionados para este calor», lamentaban sorprendidas.

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