Detectar un cáncer de colon, cuestión de diez minutos
Investigadores de la Universidad de Oviedo emplean test como los del embarazo para diagnosticar determinados tumores | El grupo NanoBioMem Lab-Link desarrolla un lector magnético que permite conocer el estadío de la enfermedad y si las terapias son efectivas
LAURA MAYORDOMO
OVIEDO.
Lunes, 15 de octubre 2018, 03:46
Cada año se diagnostican en Asturias unos mil casos de cáncer colorrectal. Su diagnóstico en una fase temprana facilitaría atajar la enfermedad de manera más eficaz y reducir las tasas de mortalidad (se estima que entre el 10% y el 15% de las personas que fallecen por cáncer presentaban este tipo de tumor). Para detectar el cáncer de colon se pide a la población diana -por encima de los 50 años- que se sometan a una prueba de sangre en heces. Los casos positivos son derivados a una colonoscopia. Pero se ha visto que la primera prueba no es lo selectiva que se desearía ya que solo en torno a un 5% de los pacientes que se someten a la colonoscopia presentaban realmente un tumor. Investigadores de la Universidad de Oviedo, en colaboración con médicos del Hospital San Agustín y del HUCA, trabajan ahora en encontrar una fórmula de cribado para atinar en el diagnóstico y reducir el número de casos en los que es necesario llevar a cabo esta invasiva prueba. La clave está en los biomarcadores -sustancias que indican un estado biológico-, como los que el grupo de investigación NanoBioMem Lab-Link, ha utilizado ya para diseñar un dispositivo útil para detectar el cáncer de próstata en un estudio dirigido por la profesora del Departamento de Química Física y Analítica Carmen Blanco y la profesora del Departamento de Física, Montse Rivas.
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Para ello se emplean inmunoensayos de flujo lateral. Pese a lo complejo del nombre, se trata de algo tan sencillo como un test de embarazo. Lo que indica la doble raya, en estas pruebas para detección de PSA y las que están en desarrollo, sería el positivo de la enfermedad tumoral. De esta forma, se puede tener un diagnóstico rápido. Pero de lo que se trata ahora es de ir más allá. Desarrollar mecanismos que permitan también conocer el estadío de la enfermedad e incluso cuál es su evolución, para saber así si un determinado tratamiento está siendo efectivo o no. «Los médicos demandan una herramienta que les facilite ese seguimiento y monitorización de la terapia. De esa forma se puede ganar tiempo a la enfermedad, sobre todo a las tumorales», destaca Carmen Blanco. Para ello, además de seguir trabajando con nanopartículas magnéticas «estamos desarrollando un lector que permitiría cuantificar la concentración de un determinado compuesto en la muestra. Porque en un test de embarazo la única respuesta posible es sí o no, no hay posibilidad de que estés embarazada en un 40%. Sin embargo, para poder tomar decisiones médicas ante determinadas enfermedades sí es necesario saber si esa cantidad del biomarcador excede las concentraciones normales y en cuánto», cuenta la profesora Blanco.
La intensidad de esa segunda raya, «proporcional a la cantidad del biomarcador que buscamos», se puede conocer con ese lector magnético en desarrollo. Para su diseño, los investigadores propusieron una colaboración a ingenieros microelectrónicos del campus de Gijón, a los que pedieron que trabajen en un prototipo portátil y de reducido tamaño.
Además de en el campo de la salud -en el diagnóstico precoz de cánceres de próstata y colon-, las investigaciones del grupo NanoBioMem Lab-Link también tienen aplicaciones en el de la alimentación. Porque sus análisis mediante sensores químicos permiten detectar la presencia de compuestos alergénicos en bebidas y alimentos. En colaboración con María Fernández, del Instituto de Productos Lácteos (IPLA) han desarrollado un sistema similar para determinar la cantidad de histamina -compuesto químico orgánico que se produce en alimentos fermentados a partir de la degradación de aminoácidos- presente por ejemplo en vinos y quesos. Ya han hecho pruebas en caldos de Cangas.
En apenas diez minutos y en la misma bodega, es decir, sin necesidad de enviar la muestra a ningún laboratorio, se podría obtener el resultado. Conocer esa información es importante porque permite tomar decisiones sobre la marcha sobre la producción y porque determinados países establecen limitaciones a las importaciones en función de la cantidad de histamina presente en el vino. «Bélgica o Austria tienen el límite en diez miligramos-litro. Lo que hemos medido aquí está lejísimos de esa concentración», aclara Carmen Blanco.
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Cuatro millones de la UE
Su grupo acaba de conseguir más de cuatro millones de euros de financiación europea para un proyecto que se desarrollará en los cuatro próximos años y en el que participarán investigadores de ocho empresas, un centro de investigación, un centro tecnológico, el Centro de Empresas e Innovación de Asturias y seis universidades. La de Oviedo -con cinco de los quince doctorandos ligados a este trabajo- coordinará un trabajo que se centrará en luchar contra los biofilms, comunidades de microorganismos que crecen y se adhieren a superficies sólidas y que son responsables de más del 80% de las infecciones en humanos. Su objetivo será conocer por qué se forman y cómo se pueden detectar. También cómo acabar con ellos e inhibir su formación. Al tratarse de un grupo multidisciplinar, sus componentes se distribuyen en función de la temática de los proyectos. Otros miembros del grupo -constituido en febrero de este año- desarrollan regularmente proyectos de empresas en el campo de la Ingeniería Química y medioambiente. Las estrategias del equipo abarcan el uso de Nanopartículas, Membranas y Bioanálisis para dar respuesta a problemas científicos o tecnológicos.
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