Discusión por un confinamiento que el actual estado de alarma no contempla

Asturias se convirtió ayer en la primera comunidad en pedir oficialmente el confinamiento domiciliario de su población. Una medida que el actual decreto de alarma, que entró en vigor hace una semana, no prevé. Por lo tanto, llegado el caso de que el Gobierno atienda las pretensiones de las comunidades autónomas se debería aprobar un nuevo estado de alarma. Eso es, al menos, lo que sostienen juristas consultados por este periódico.

Pese al SOS que ayer lanzó Asturias, la consigna oficial del Ejecutivo es la de no adelantar acontecimientos; evitar las comparaciones con las duras medidas dictadas en Francia, Alemania o Italia -países que ayer mencionó Adrián Barbón como ejemplo de confinamientos de la población-; y esperar a ver qué ocurre de aquí al 9 de noviembre -cuando decae la orden vigente- con los indicadores de la pandemia.

Sin embargo, en Moncloa no tienen claro que el aislamiento de las comunidades y municipios y los toques de queda sean suficientes. Es más, tal y como informó EL COMERCIO el pasado sábado, sus técnicos trabajan desde principios de la pasada semana en un 'plan b' para el supuesto de que no se pueda frenar la expansión del virus con las actuales restricciones.

En una reunión «de urgencia» mantenida ayer por la mañana con responsables del ministerio, el consejero de Salud, Pablo Fernández, ya tuvo ocasión de exponer por qué, a su juicio, es necesario aplicar sin más demora un confinamiento en la región. Los indicadores de incidencia acumulada y los referidos a la presión asistencial, con más de 670 personas ingresadas ayer en los hospitales asturianos debido al coronavirus, dan motivos al Principado para sostener que su solicitud «está bien argumentada».

Este mediodía está convocada una nueva reunión con el ministro Salvador Illa, por videoconferencia, para analizar la situación de la pandemia en el Principado y sobre la mesa estará nuevamente la posibilidad del confinamiento. Pero Sanidad, en principio, no cederá.

Por lo expresado ayer por el consejero de Salud, el ministerio «comparte» ese primer paquete de medidas propuestas por el Principado para tratar de contener los contagios: el adelanto del toque de queda y el cierre de servicios no esenciales durante quince días. Pero «nosotros creemos que hay que ser más contundentes para que, además de que no aumente la incidencia, ésta empiece a disminuir». Y es ahí, en lo de ir un paso más allá -por mucho que sea como pretende el Principado, que habla de volver a una fase 1, con un confinamiento «aperturista pero que limite la movilidad y la actividad»-, en lo que no parece que haya sintonía.

En una conferencia telemática, el propio Illa respondía con un «rotundamente no» a la posibilidad de que el Gobierno decretara esta misma semana un confinamiento domiciliario. «Ahora no lo prevemos. Ni estamos trabajando en ello ni lo prevemos. Pensamos que con el abanico de medidas a disposición de las comunidades autónomas para poder actuar es suficiente», aseguró haciendo referencia al decreto del estado de alarma aprobado el pasado 25 de octubre y que permite, entre otras cuestiones, decretar cierres perimetrales y restringir la movilidad nocturna.

Desde el departamento de Illa incidían, poco después de que Barbón reconociera públicamente su intención de recurrir al confinamiento, en que «en el escenario actual no se contemplan confinamientos domiciliarios en nuestro país» al tiempo que instaban a dejar pasar los días para ver el impacto que han tenido las medidas que ya han adoptado las comunidades. «Requieren un margen temporal para que su eficacia tenga resultados en la evolución de la pandemia», zanjaron.

Por su parte, Podemos Asturies ha pedido a los miembros de su partido que forman parte del Gobierno central que apoyen el confinamiento solicitado por el Gobierno del Principado.