Una amplia oferta gastronómica para matar el hambre en la Feria

Cuando caen las dos y media de la tarde –y también antes–, con los pabellones cerrados el grueso de los visitantes trata de matar la 'fame' en las zonas de restauración, con una oferta tan variada como clásica, con muchos bocados imprescindibles. Y así, hay quien año tras año no perdona el bocadillo de calamares o el de criollo, mientras otros se mantienen fieles al sándwich mixto. No faltan propuestas para los amantes del dulce, desde el arroz con leche a las tartas de queso, pasando por los gofres. ¿Y quiénes están detrás de esta oferta gastronómica?

Uno de los puestos más longevos es el de El Chilu, de Exclusivas López, que como su 'hermano' Los Calamares de la Feria lleva sirviendo bocadillos desde 1965. Al frente está Ima López Melero, quien asegura que su éxito se debe a la tríada «limpieza, calidad y rapidez». Como novedad, este año traen el Chilo Papas, una propuesta que une la calidad de su clásico chorizo criollo, cortado en rodajas, con las patatas fritas como reclamo. «Se vende muy bien», afirma. En la misma línea se encuentra la cárnica El Cuco, que tiene por bandera el chorizo criollo que trae de su fábrica en Oviedo. Tampoco quieren quedarse atrás y esta edición han querido «innovar con el producto estrella que es el criollo, usando algo tan de moda como es el pan brioche», comenta al respecto Begoña Álvarez.

De carne saben también en Los Charros, que ofrecen «de todo», con la parrilla y el pescado como «lo más vendido», según afirma Jose Casanova. Otra de sus especialidades son los churros con chocolate, con los que «la gente repite». De unir platos principales con dulce sabe muy bien Gely, de la Cabaña del Arroz con Leche, que con 77 años presume de ser la empresaria más antigua de la Feria. «Llevo aquí 54», cuenta haciendo un parón en su continuo batir en la olla en la que prepara su receta secreta de arroz con leche. La que lleva décadas cautivando a los visitantes, junto a sus casadielles y el café de manga. Más allá de los postres, su oferta estrella es el platu de la güela; una comunión de torto, huevo y picadillo difícil de olvidar.

También funciona muy bien el embutido asturiano del puesto de Alto Aller, celebra el luanquín Néstor Escribano. «La gente quiere venir aquí, y este año parece que va a haber mucha actividad», aventura. En San Martín las tartas de queso y los sándwiches crean «largas colas», apunta Pablo Novo, quien destaca entre las novedades sabores de helado como «nuez, caramelo y vainilla».