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Hixinio Araúxo, portavoz del Comité de Memoria Histórica da Comarca de Celanova, junto a la fosa en la que fueron enterrados los milicianos. E. C.

Hallan la fosa de los últimos siete defensores republicanos de Gijón

Identifican a siete de los milicianos asturianos fusilados en Celanova, Galicia

AZAHARA VILLACORTA

GIJÓN.

Viernes, 28 de mayo 2021, 01:30

Eran unos guajes, «simiente de futuro». Siete. El más joven tenía solo 19 años. Y los siete cayeron fusilados el 22 de septiembre de ... 1939 a manos de fascistas contra la tapia del cementerio de Celanova (Galicia), donde 82 años después aún reposan sus restos en una fosa común sin nada que les recuerde, aunque hasta ahora no se había podido poner voz a sus historias.

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Se llamaban Baldomero Vigil-Escalera Vallejo (pintor de 19 años); Marcelino Fernández García (mecánico, de 21); Guillermo de Diego Álvarez (chófer, de 25); Alfonso Moreno Gayol (chófer, de 26); Abelardo Suárez del Busto (albañil, de 28); Belarmino Álvarez García (minero, de 29) y Mariano Blanco González (litógrafo, de 36). Mierenses, langreanos y gijoneses salvo Alfonso Moreno, nacido en Salamanca aunque también residente en Gijón. Y sus nombres ya no se borrarán de la Historia porque el Comité de Memoria Histórica da Comarca de Celanova ha logrado, después de un año buceando en archivos históricos y militares, reconstruir «quiénes, dónde, por qué».

Presos de la prisión gallega. e. c.

«Fueron algunos de los últimos defensores republicanos de Gijón», empieza este relato de rabia, muerte y desolación Hixinio Araúxo, portavoz del colectivo, que cuenta que aquel octubre negro de 1937 «trataron de huir por mar, pero fueron capturados en los barcos por la Armada franquista y enviados al campo de concentración de Camposancos, en A Guarda (Pontevedra), en la raya con Portugal, donde los sometieron a un consejo de guerra y los condenaron a muerte».

Y, de allí, a principios de 1939, fueron trasladados a la localidad orensana de Celanova, al Monasterio de San Salvador, convertido por Franco en uno de los mayores y más cruentos penales para prisioneros de guerra y presos políticos de la contienda, por donde pasaron más de 6.000 personas, la inmensa mayoría de ellas, civiles.

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«Hasta que el 1 de abril termina la guerra y, aquel julio, llegan a Celanova las tropas de la Bandera de Falange de Marruecos, alrededor de 700 hombres dispuestos a pasar sus vacaciones como vencedores tras haber entrado en Madrid», continúa Araúxo. Y allí se encontraron con «1.600 presos republicanos hacinados entre los que empezaron en sembrar el terror en un alarde de chulería y violencia sin precedentes»: «Disparaban a las ventanas de las celdas y al piso superior desde la planta baja y hubo decenas de heridos. El descontrol y el pánico eran tales que incluso el director de la cárcel elevó una queja».

Uno de los certificados firmados por el encargado del cementerio:«Tengo el honor de participarle (...) que a las siete de la mañana del día de hoy ha sido enterrado el cadáver de Marcelino Fernández García en el cementerio de esta villa (...). Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista. Saludo a Franco, Arriba España. Celanova, a 22 de septiembre de 1939. Año de la Victoria».

«Y todo ocurre el 22 de septiembre, cuando se recibe la orden de ejecutar las sentencias, así que los sacan de la prisión, se los llevan al cementerio a las cuatro de la mañana y allí los tienen tres horas con el responsable de su ejecución, el cura, el secretario del juzgado y el pelotón de fusilamiento». Una madrugada de la que aún queda recuerdo en Celanova, porque «los testimonios orales dejaron constancia de que, a la mañana siguiente, expusieron sus cuerpos» para escarnio de los perdedores. Después, el enterrador señaló el lugar exacto de la fosa y la posición que ocupaba cada uno.

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Hoy, 82 años después, el colectivo busca a sus familias, con la seguridad de que al menos uno de ellos, Marcelino Fernández, mecánico de 21 años y afiliado a la UGT y al Partido Comunista, estaba casado. Lo saben porque su viuda, Oliva Gutiérrez González, reclamó durante años una pensión de orfandad. «Tenían un hijo o hija que probablemente siga vivo».

Los siete fusilados

Baldomero Vigil-Escalera Vallejo. Pintor, 19 años.

Marcelino Fernández García. Mecánico, 21 años.

Guillermo de Diego Álvarez. Chófer, 25 años.

Alfonso Moreno Gayol. Chófer, 26 años.

Abelardo Suárez del Busto. Albañil, 28 años.

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Belarmino Álvarez García. Minero, 29 años.

Mariano Blanco González. Litógrafo, 36 años.

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