Llanes clama justicia para Ardines

Hace poco más de tres años, en una mañana de agosto que debía ser de fiesta y alegría, el concejo de Llanes se despertaba consternado con la noticia de la muerte del concejal de IU Javier Ardines. Una tristeza que en apenas unas horas se transformaría en rabia y miedo al descubrirse que, en realidad, el edil y pescador había sido brutalmente asesinado a escasos metros de su domicilio, en Belmonte de Pría. Los que siguieron fueron meses de tensión, de sospechas y de muchos -y a veces muy hirientes- rumores, hasta que el 19 de febrero la detención de los presuntos asesinos los cortaba de raíz. Ahora, cuando apenas restan unas horas para que los cuatro hombres que supuestamente maquinaron y ejecutaron el crimen se sienten en el banquillo, los vecinos y amigos de Javier Ardines piden justicia para él.

«Confío en que la justicia actúe y ojalá que sobre los responsables de esta atrocidad recaiga la pena más alta», pide el alcalde de Llanes y amigo personal de Ardines, Enrique Riestra. Lo que se va a juzgar en las próximas semanas, recuerda, «es el asesinato de un padre, un marido, un abuelo y un amigo y solamente eso, así que de verdad espero que no se desvíe la atención y no se haga un circo de todo esto, pues bastante mal lo está pasando ya su familia». La figura del edil, asevera, «sigue estando presente cada día en el trabajo en el Ayuntamiento, ya que ayudó mucho a que la administración de Llanes sea hoy diferente de lo que había».

En términos similares se expresa su también amiga, compañera de formación y, a la postre, sustituta en el equipo de gobierno cuatripartito, Priscila Alonso. «Nos esperan días muy complicados», reconoce y, como Riestra, insiste en que «no se olvide que aquí se está juzgando un asesinato». Algo por lo que pide «respeto y cordura, sobre todo respecto a la familia». «Son momentos muy duros para ellos», agrega, confiando igualmente en que «la justicia haga lo que tenga que hacer y se dé castigo a semejante crimen».

A unos cientos de metros del Ayuntamiento de Llanes al que Ardines acudía a diario y donde sus compañeros aún le lloran, en el que fue otro de sus lugares de trabajo, el puerto pesquero, los rostros de los curtidos hombres de mar se ensombrecen cuando se menciona el asesinato. Parcos en palabras, quienes compartieron con el fallecido jornadas en la mar se limitan a pedir un castigo ejemplar para sus asesinos. «Que paguen por lo que hicieron y que, además, lo paguen hasta el final, nada de cumplir solo una parte de la condena», exigen a pie de la rula que tantas veces pisó Javier Ardines para vender sus capturas diarias. Su lancha, la 'Bramadoria', vuelve a surcar las aguas del Cantábrico bajo las órdenes de un nuevo patrón, eso sí, radicada en el vecino puerto de Ribadesella.

La noticia del inminente comienzo de uno de los juicios más esperados en la región también remueve a los vecinos de la zona de Pría, donde residía y hacía vida social el concejal y donde sigue viviendo su viuda. Por las caleyas de los pintorescos pueblos de la parroquia en la que se ubican los bufones, uno de los símbolos del concejo, apenas pasan viandantes o coches. Con el fragor del verano ya superado, la zona vuelve a ser un auténtico remanso de paz. Una paz que oculta una herida aún sin restañar que sigue escociendo cada vez que se intenta sacar el tema con algún lugareño. «Ahora ya no porque ya se sabe quiénes se supone que lo hicieron, pero al principio claro que pasamos miedo», reconoce una vecina que adecenta su jardín. Y a pocos metros, otra que pasea al nieto se muestra tajante respecto a los acusados: «Quienes lo hicieron, que lo paguen, porque no podemos permitir que algo así se repita, nada te da derecho a matar a una persona». «Que se haga justicia, pero de verdad, que los autores de esta barbaridad tengan una condena larga como corresponde», pide otro vecino que regresa de dar su paseo diario por los bufones junto a su perro.

En definitiva, los ojos de todo el concejo estarán puestos estos días en un juicio que todavía puede dar alguna sorpresa.

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