El mercado y la feria tradicional reúne a numeroso público en torno a los puestos. FOTOS: XUAN CUETO

Un par de madreñes, ocho horas de trabajo y el secado

El mercado y la feria de productos artesanos llenaron de color, bullicio y artesanía popular las calles de y plazas de Arenas

EVA FANJUL

ARENAS DE CABRALES.

Domingo, 8 de septiembre 2019, 03:10

Filanderas, torneiros, madreñeros y artesanos del cuero reviven este fin de semana oficios ancestrales en el mercado tradicional y feria de productos asturianos que se celebra Arenas de Cabrales con motivo del Día de Asturias.

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Son una «especie en vías de extinción» , embajadores de un patrimonio etnográfico «poco valorado por los asturianos», se quejan algunos, pero que asombra a los foráneos, a juzgar por los corrillos de turistas y el número de selfies y fotos que éstos dedican a los puestos artesanos.

Lo más atractivo de todo «es poder ver cómo hacen las cosas delante de ti, me parece muy bonito», asegura Antonia Vela, turista de Burgos, mientras admira el trabajo del torneiro Arturo Iglesias. Este artesano y conservador del museo de etnográfico de Grandas de Salime trabaja en un torno construido por él mismo, réplica del de los antiguos 'torneiros' y 'cunqueiros' del Occidente. «Hago todo tipo de utensilios de cocina con madera, siguiendo el método artesano tradicional de siempre», explica.

Esa tradición es el hilo que siguen otros artesanos como la filandera ovetense Encarnita Jiménez. Los visitantes del mercado la observan curiosos mientras teje a mano o 'fila la lana', una labor a la que se dedica a tiempo completo desde hace siete años. «Soy especialista en medias y escarpinos de lana. Sigo la técnica más antigua desde el cardado de la lana al hilado y la forma de confección», detalla.

«La vida no es fácil»

A su lado, Adolfo Gutiérrez se concentra en tallar un cuadro de madera con motivos asturianos. Este langreano trabaja una «tradición innovadora» en la que con técnicas de siempre fabrica nuevos utensilios, como lámparas y escanciadores automáticos de sidra. De Villoria, en Laviana, llega otro artesano de la madera, Raúl Barbón . Aunque trabaja la madera en general esta vez solo trae madreñes al mercado de Arenas. «Un par de madreñes me lleva mínimo ocho horas de trabajo, más el secado», explica. Una labor artesana que por sí sola «no da suficiente para vivir» y combina con facturas más industriales como cierres y puertas. El problema de la artesanía «no está en el valor de las piezas sino en su precio», asegura el artesano del cuero Marcos Iglesias. «La gente prefiere pagar por marcas de moda que por calidad», asegura.

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Para otros oficios tradicionales como el de quesero, «la vida no es fácil pero tiene futuro». En Cabrales la tradición pesa y el ancestral maridaje de montaña y ganado motiva a muchos jóvenes a seguir la tradición. Juanjo Fernández de 'El cabriteru', en Arenas, se muestra optimista con la el oficio y la feria. «Está muy animada y se vende queso. Espero que siga así», apunta.

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