Candamo honra a su héroe de la Guerra de Corea

Hay fotografías que, sin saber muy bien el motivo, pasan a la historia. Registros de hechos relevantes que se graban en el imaginario colectivo y se siguen recordando varias generaciones después de que ocurriesen. Es el caso la mítica fotografía del desembarco de la bahía de Inchon, tomada en 1950 por la fotógrafa Maggie Higgins, que capturó el despliegue de las tropas estadounidenses en una de las batallas más importantes de la Guerra de Corea. Pues bien, en esa imagen hay un claro protagonista, un soldado encaramado en lo alto de una escalera que guía a su pelotón hacia el enemigo.

Ese soldado es el teniente Baldomero López, de origen candamín, al que su pueblo homenajeará este mes para recordar sus hazañas bélicas. El marine López nació en 1925 en Tampa (Florida), ciudad estadounidense a la que habían emigrado sus padres años antes dejando atrás su pueblo, San Román de Candamo, en busca de una vida mejor.

La historia de Baldomero López es digna de recordar. Siempre tuvo presente sus orígenes asturianos y creció en un ambiente lleno de inmigrantes hispanos, pero tampoco dudo en defender su país de acogida, Estados Unidos, y se alistó en la Marina en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial.

En 1950, López ya había ascendido a teniente y tras una campaña en China se presentó como voluntario para servir en la Guerra de Corea, conflicto armado que acababa de estallar ese mismo año y en el que el ejército estadounidense tomó partido por la República de Corea (Corea del Sur), que se enfrentaba por el control de la península coreana a la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), esta última apoyada por la República Popular China y la Unión Soviética.

Fue un conflicto cruento que duró tres años, pero el teniente López solo viviría los primeros meses de la guerra. Pocos minutos después de que la fotógrafa Maggie Higgins le retratase con su cámara desde la retaguardia, - fotografía por la que ganaría un premio Pulitzer en 1951- , el teniente Baldomero López fallecería en el campo de batalla liderando una ofensiva.

Lo haría el 15 de septiembre de 1950, con 25 años recién cumplidos, como un héroe de guerra mientras lideraba un pelotón de infantería de marina en Red Beach. Falleció mientras asaltaba un búnker norcoreano y protegía a su pelotón de una granada enemiga, que detonó bajo su propio cuerpo para absorber la explosión y dar una oportunidad a sus hombres.

El mismo presidente Truman fue el encargado de escribir a los padres de Baldomero López, ambos asturianos, para comunicarles su muerte.

Sus hazañas bélicas convirtieron al teniente Baldomero López en el primer hispano galardonado póstumamente con la Medalla de Honor, la más alta condecoración del ejército de Estados Unidos, por su heroísmo en la Guerra de Corea y su contribución a salvar numerosas vidas en el campo de batalla. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y la familia de Baldomero López hace años que abandonó Candamo. La mayoría residen en Estados Unidos, pero todavía recuerdan sus raíces y han colaborado con varias entidades asturianas para organizar un homenaje al teniente López, que se celebrará en San Tirso el 17 de septiembre. Además, el Palacio Valdés Bazán de San Román inaugura hoy una muestra sobre su vida que estará hasta fin de mes.

Fuera de nuestras fronteras ya se han llevado a cabo numerosos homenajes en memoria del teniente Baldomero López, que de alguna manera ha llevado el nombre de Candamo por todo el mundo. En las ciudades estadounidenses de West Tampa, Seffner y Land Lakes hay un complejo deportivo, un colegio de primaria y una residencia de ancianos para veteranos que llevan su nombre. Su figura también forma parte de un monumento a los héroes que participaron en la Guerra de Corea, que también se erige en Tampa.

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