«Yo solo quería asustarle, mi intención no era hacerle daño con el cuchillo»

La magistrada titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Pravia, tras la petición del Ministerio Fiscal, decretó ayer prisión provisional sin fianza para el hombre detenido el pasado martes tras apuñalar a la actual pareja de su exmujer en su domicilio, en el barrio de La Fontana de Pravia, y darse a la fuga. La decisión se tomó ayer tras prestar declaración el acusado y la víctima, que recibió el alta tras pasar dos días ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a causa de las heridas provocadas por arma blanca.

Al agresor, de 61 años, se le atribuye un delito de homicidio en grado de tentativa, tal y como solicitaba en un primer momento la Fiscalía, que entendía además que puede existir riesgo de fuga y de que el detenido atente de nuevo contra la víctima al tratarse de un asunto de celos.

En su declaración ante la jueza, la víctima relató el ataque aún conmocionado por lo sucedido. «Llamaron a la puerta y cuando abrí apareció vestido de negro en el descansillo, con un pasamontañas puesto, me llamó 'hijo de puta' y comenzó a atacarme», recordó. «Reconozco que en ese momento me vi muerto y en cuanto se marchó pedí auxilio, llamé a mi pareja para avisarla porque tenía pánico de que le fuese a hacer algo a ella», confesó el agredido en su declaración, notablemente afectado y en mal estado de salud.

Asegura además que el agresor le habría asestado tres cuchilladas, en la mano, el antebrazo y el pecho, esta última superficial pero cercana al corazón, según el informe forense. La víctima también recuerda que «llevaba dos armas» e incluso unas bridas.

«Él se abalanzó sobre mí sin mediar palabra, me agarró por el cuello y me atacó con un cuchillo que me parecía enorme. En un momento fui capaz de agarrar el arma y se la rompí, por eso me hirió la mano», añadía la víctima, de 62 años, tras su declaración ante la jueza.

El agredido por el momento no se ha presentado como acusación particular. De hecho, ayer asumía que su agresor debe pagar por lo que le ha hecho, «pero no le deseamos ningún mal ni queremos que esto pase a mayores», afirmó junto a su actual pareja, que le acompañó a los juzgados.

Por su parte, la abogada del supuesto agresor destacó que su defendido «solo quería asustarle, en ningún momento manifestó su intención de causarle daños con el cuchillo».

También matizó que se había tratado de un «episodio puntual», motivado por el mal trago que su cliente está pasando en el proceso de divorcio de su exmujer, que habría concluido hace un mes. Entonces, la nueva pareja de la mujer, que hasta entonces vivía en Madrid, se trasladó a Pravia y ambos iniciaron una convivencia que no habría sido del agrado del exmarido.

«No tiene antecedentes ni problemas psicológicos», destacó la letrada, Diana Antuña, que confirmó que su defendido reconoció ante la jueza los hechos y adelantó que recurrirá la decisión de la magistrada y tratará de que se rebaje la calificación de delito por homicidio en grado de tentativa a uno menor de daños para reducir la pena de su defendido. «Entendemos que la prisión provisional es una medida muy gravosa, sería suficiente con otra metida cautelar, como un arresto domiciliario o una orden de alejamiento», señaló.

Según confesó ayer el presunto agresor en su declaración, también habría estado consumiendo bebidas alcohólicas desde primera hora de la mañana el día que ocurrieron los hechos. Fuentes familiares confirman que ya había tenido problemas con la bebida en el pasado, aunque llevaba un tiempo rehabilitándose.

Al parecer, el matrimonio había estado casado más de treinta años, y últimamente se habrían generado conflictos en el entorno familiar, con numerosos encontronazos entre los excónyuges que finalmente desembocaron en la trágica agresión ocurrida el pasado martes.