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Noelia Victorero, Francisco Pereda, Daniel Obeso, Rafael Sánchez, Andrés Nosti y Salvador Matarranz se recuperan tras su ruta de ayer entre La Franca y Cabezón de la Sal. XUAN CUETO

«Teníamos muchísimas ganas de poder retomar el contacto»

Los vecinos de Bustio y Unquera celebraron la vuelta a la normalidad; en el puerto de Pajares, circulación constante, aunque no intensa

LUCÍA RAMOS / ÁLEX FUENTE

LLANES/POLA DE LENA.

Lunes, 10 de mayo 2021, 00:54

Dos fronteras, la cántabra y la leonesa, y dos imágenes parecidas, con matices. En la primera, poco movimiento en la primera mañana tras el levantamiento del cierre perimetral; en la segunda, un tráfico constante aunque no intenso. En lo que no hubo diferencias fue en las ganas de reencontrarse con amigos o familiares tras seis meses sin verse.

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«Bustio y Unquera somos un solo pueblo, tenemos un contacto muy estrecho y todo esto nos cambió mucho la vida diaria», indicaba Ángel Suárez mientras se disponía a cruzar el puente para regresar a su casa, en la parte cántabra, tras un paseo por la zona asturiana junto a su perro. «Teníamos muchísimas ganas de poder retomar el contacto con Unquera, porque estamos muy ligados y prácticamente hacemos vida allí», certificaba la ribadedense Mari Carmen García.

Otros que también aprovecharon desde primera hora la nueva situación fueron los ciclistas. «Necesitábamos cambiar de aires, porque llevamos seis meses yendo por las mismas rutas, las sabemos de memoria», explicaban Rafael Sánchez y Salvador Matarranz, del Club Ciclista Ribadedeva. Así las cosas, ayer, junto a otros cuatro compañeros, salieron a rodar desde La Franca hasta Cabezón de la Sal (Cantabria). Por el camino, apuntaron entre risas, se cruzaron con sus compañeros cántabros haciendo el recorrido a la inversa. «Al salir vimos, por ejemplo, a la grupeta de San Vicente de la Barquera que venían para Asturias y al volver, lo mismo, estamos todos igual», reconocieron. También el cántabro Enrique Conde, vecino de Celucos, varió por primera vez en meses de recorrido. «Puedo hacer la ruta sin pasar la frontera, pero la Nacional 621 que va a Potes tiene mucho tráfico de coches, así que ya tenía ganas de poder ir por Asturias, que es más cómodo y tranquilo», indicaba junto al puente de Bustio. Eso sí, hacía un llamamiento a la «prudencia» para que no se repitan escenas como las vividas el pasado verano. «Sigue sin haber suficiente concienciación y temo que en quince o veinte días volvamos a estar mal», apuntó.

Aunque el puerto de Pajares estuvo más transitado, eran pocos los que hacían un alto en el camino a casi 1.400 metros de altitud, en la frontera entre el Principado y León. Justo en el borde, en territorio asturiano, se encuentra la cafetería del antiguo parador; disfrutando de la chimenea del salón, los leoneses Conchi y Henok González explicaban que se dirigían a Pola de Lena a visitar a unos amigos. «Hace muchos meses que no nos vemos y por videoconferencia no es lo mismo; ya tenemos ganas estar juntos y aprovechamos esta primera jornada en la que se levantaba el cierre perimetral», explicaba ella. «Había ganas de Asturias y de sidra», añadía.

Tras la barra del bar, Rocío González indicaba que se notaba en esta primera jornada un aumento de la clientela. «La temporada de esquí voló sin apenas actividad por lo que esperamos que ahora nos venga mejor; solo espero que con este levantamiento no empeoren los datos de contagios», señalaba. A muy pocos metros, pero ya en el lado de León, se encuentra otro establecimiento hostelero, Venta Casimiro. «Un poco, pero muy poco», apuntaba David de la Riva sobre el aumento de la clientela. «Esperamos que en los próximos días esto vaya mejorando, porque aquí vivimos de la gente que está de paso; y hasta ahora no pasaba nadie». Con buen tiempo, continuaba, seguro que habría más movimiento, «pero no con esta lluvia y este viento».

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