La nueva planta de clasificación de basura de Cogersa estará «a pleno rendimiento» en 2024
La gerente del consorcio dice que en 2025 se cumplirá el objetivo de reciclaje del 55% de los residuos municipales mezclados, como ordena la UE
Bautizada como 'la plantona' por el vicepresidente y consejero de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático, Juan Cofiño, o como 'el Parque Principado ... de la basura' por los propios trabajadores de Cogersa, la nueva planta de clasificación de la fracción resto (la bolsa negra) es un gran obra tanto por sus dimensiones (cinco naves que suman más de 30.000 metros cuadrados y que bien podrían albergar un centro comercial) como por la inversión que lleva aparejada: 62,5 millones de euros. Se están «apurando los plazos» para que las nuevas instalaciones que el consorcio ha levantado en el área de Vilorteo (Gijón) del Centro de Tratamiento de Residuos de Asturias empiecen a funcionar en pruebas este verano. En julio. La intención es que, en 2024, estén «a pleno rendimiento». Y, confió la gerente de Cogersa, Paz Orviz, «si todo va bien y conseguimos los rendimientos esperados, cumplir ya en 2025 los objetivos de reciclaje del 55% de los residuos municipales mezclados» a los que obliga la Unión Europea en ese horizonte temporal. Sin esta planta, que «simboliza una nueva etapa en el tratamiento de la basura en Asturias, no podríamos alcanzar esa tasa», reconoció el presidente del Principado. Pero Adrián Barbón incidió en la necesidad de seguir reciclando «en origen». También lo puso de relieve Cofiño: «Esto no excluye nuestra obligación como ciudadanos».
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Ambos encabezaron esta mañana una visita a las nuevas instalaciones de Cogersa a la que también asistieron alcaldes, concejales y representantes de los vecinos de las parroquias colindantes para ver cómo han avanzado las obras desde que éstas comenzaron en julio de 2021. La visita se ciñó, por motivos de seguridad, a la primera de las naves. A la que a partir de ahora llegarán los cerca de 500 camiones diarios que transportan los residuos municipales que los ciudadanos arrojan a los contenedores de la fracción resto. Es decir, los residuos que no se reciclan, pero en los que hay, de media, un 35% de basura orgánica o un 10% de textil que se podrían reaprovechar.
En esa primera nave (la A) se abrirán las bolsas y los residuos pasarán por un proceso de pretituración en el que se separará la materia orgánica («todo lo que tiene menos de noventa milímetros» se considera como tal, explicó Orviz). Esta se transporta por unas cintas de color marrón a la nave B, en la que se realiza un proceso de biosecado. Cumplido ese paso, se lleva a la nave D, donde durante unos quince días se completa la maduración de la fracción orgánica. Así se consigue un material bioestabilizado, una especie de compost pero de menor calidad del que se obtiene a partir de la basura orgánicas reciclada en origen. Se estima que se podrían obtener unas 44.000 toneladas al año. Orviz explicó que existen distintas tecnologías que permiten reaprovechar ese material y destinarlo, por ejemplo, «a la restauración de suelos degradados».
El resto de residuos seguirá un recorrido distinto. Una vez separados, habrá materiales que se podrán reciclar y que se destinarán a «diferentes usos industriales» (unas 73.000 toneladas al año). Se almacenarán en la quinta y última nave, la E. Otros acabarán en la nave C, en la que se ubica la planta de producción de combustible sólido recuperado (CSR), con la que se espera generar unas 142.000 toneladas al año. A esa cantidad hay que sumar las 7.400 toneladas anuales resultantes del tratamiento de los residuos voluminosos y los residuos industriales no peligrosos que llegan a Cogersa.
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En conjunto, la obra de la planta de clasificación de la fracción resto de Cogersa costará 62.573.794 euros. Casi 28 millones se los lleva la obra civil. Y otros 26,5 los equipos electromecánicos que separán, clasificarán y procesarán los residuos de la bolsa negra.
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