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La afluencia al recinto fue elevada. FOTOS: XUAN CUETO

La avellana rejuvenece en Piloña

Relevo generacional. El festival alcanza su 50 edición con más cosecheros jóvenes y 3,2 toneladas de fruto vendidas en una cita de amplia afluencia

GLORIA POMARADA

Lunes, 4 de octubre 2021, 01:43

No fue un certamen para las grandes cifras ni los récords, pero sí para constatar que el Festival de la Avellana alcanza su medio siglo de historia repleto de ilusión y con un incipiente relevo generacional. A la plaza del Ganáu de Infiestu acudieron ayer 65 cosecheros de todos los rincones de Piloña, pero también de concejos como Parres, Cangas de Onís, Amieva, Ribadesella, Nava, Gijón, Caso, Laviana, Siero, Sobrescobio, Pravia, Allande, Yernes y Tameza o incluso Cantabria. A la venta pusieron 3,2 toneladas de fruto, cantidad a situar en su contexto: en 2019, en la última edición prepandemia, se vendieron 5 toneladas de 90 cosecheros. La crisis sanitaria redujo el pasado año los kilos a dos mil y los participantes a 38, por lo que la sensación es la de haber sorteado un golpe sin precedentes en estas 50 ediciones y regresar ya a la senda del crecimiento.

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El de la avellana fue en 2020 el único de los certámenes consagrados a la cosecha que se pudo celebrar en el oriente, pero la imagen de aquella cita sin apenas asistentes nada tuvo que ver con la de ayer, de nuevo con una afluencia que llenó el recinto y un público fiel que acabó con las existencias de ablana, comercializada a siete euros. Antes del mediodía algunos cosecheros ya habían vendido todo su fruto y, a última hora, eran pocas las bolsas que permanecían en los estands.

A la sensación de buenas ventas se sumó la de contar en esta edición de aniversario con cosecheros más jóvenes. «Eso es lo que se intenta siempre, ese relevo generacional. Es una actividad interesante, sobre todo para complementar las rentas. El avellano se da muy bien, solo necesitamos que la gente se aficione un poco más, que vean a sus abuelos, a sus padres, y sigan con este relevo, tan necesario en el campo asturiano y en la avellana aún más», destacó el alcalde, Iván Allende. El de ayer fue el festival de debut de jóvenes como Leire Quintana, de 12 años, que acudió acompañada de su padre, Paco Quintana. Con plantación en La Reboria, donde residen, nunca se habían animado a vender sus avellanas, pese a ser asiduos como público. «Siempre veníamos a dar una vuelta, pero como fuimos apañando teníamos 40 kilos», explicaron. Tras esta primera experiencia, padre e hija afirmaron que el próximo año regresarán «y con más». También para Francisco Javier Bango fue su certamen de estreno, al que acudió con 40 kilos de ablanes y miel, acompañado por sus hijos de 6 y 3 años. Pese a residir en Pola de Allande, Bango era conocedor del festival, pues cursó sus estudios en Infiesto, así que no dudó en poner rumbo a la capital piloñesa para dar salida a la producción. «Cuando dije en el pueblo que iba a venir se sorprendieron, pero sabía que aquí se vende y a mejor precio», contó.

Para Delta y Sasha Goad, de 8 y 9 años y vecinos de Samartín de Bada, fue asimismo su primera vez. Acudieron con avellana tostada y prometieron regresar el próximo año, sumando artesanía. Pese a su juventud, Carmen Rodríguez, de 10 años y vecina de El Texedal, es ya una habitual de la cita y ha observado que «se vende mejor pelada». Ayer se llevó además el primer premio en la categoría de mejor presentación. «Hay gente nueva y más joven», valoró su madre, Verónica Longo, que repitió asistencia con 75 kilos a la venta y un tercer premio a mejor plantación.

Nietos y abuelos

Otra imagen que se repite en los puestos es la de nietos y abuelos vendiendo juntos la cosecha, como fue el caso de María del Carmen Coballes y María Montes, de 21 años, llegadas desde Les Cuerries con 50 kilos. «Casi animamos mi hermana y yo a venir, presta mucho y también cogerlas», contó la joven. Chelo Toraño, de El Texedal, estuvo también acompañada por su nieta Inés Pérez y, juntas, despacharon 34 kilos. Junto a Manolita Díaz, que obtuvo a sus 76 años el premios a la cosechera de mayor edad, estuvieron sus hijas Manoli y Claudia Álvarez, llegadas desde La Canal con 55 kilos. «Seguimos con la tradición familiar, es importante mantener la plantación. Da mucha pena dejar la avellana sin recoger», contaron.

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Fiel a la tradición es también Isolina Lobeto, de El Pedrosu, que se alzó con el primer premio en la categoría de mantenimiento de plantación. Antes de las once y media, había despachado ya sus 90 kilos, pues la suya es «clientela de todos los años», conocedora de la calidad de sus ablanas.

La percepción compartida entre los cosecheros es que el fruto es esta temporada más pequeño debido a las condiciones meteorológicas, pero superior en calidad y más abundante en cantidad. «Vino pequeña por el tiempo, fue un verano rarísimo», explicó Narciso Cantón, de La Paradona.

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La mejor de las ablanas fue la presentada por Hilda Blanco, de Los Cuetos. El secretó, contó, es «cuidar la planta y poner las avellanas al sol». El segundo puesto en la categoría de calidad fue para José Simón Argüelles, de Laviana, y el tercero para Candi Priede, de Amieva. En mejor plantación, tras Isolina Lobeto se clasificaron Manuel García, de Pintueles, y Verónica Longo, de El Texedal. Con los reconocimientos a la mejor presentación se alzaron por su parte la pequeña Carmen Rodríguez, Rosa Longo y Lorena Sampedro. Xavi Rodríguez, de 11 años y vecino de El Tozu, fue el cosechero más joven y Manolita Díaz, de 76 y vecina de La Canal, la de mayor edad. Fueron además reconocidos Adriana Gutiérrez y Marco Zarabozo como avellaneros de esta 50 edición, en la que se recuperaron los premios de artesanía, entregados a Valentín Santos, Miguel Villarroel, María Elena Díaz, María José González y Justo Raigoso. Tras el parón motivado por la pandemia, a Infiesto regresaron también 25 artesanos y 17 estands de alimentación.

Vuelta a la normalidad

«Es importante ir recuperando las ferias», valoró Susana Martínez, de la Quesería Priédamu de Cangas de Onís, elaboradora de Gamonéu. «Este festival es de buena venta y aquí estamos en nuestro sitio, porque están algunos de los productores a los que compramos avellana», indicó Guillaume Duval, de Asturcilla, crema de avellanas y cacao elaborada en Cabranes. La asociación El Prial, pregonera de este año, entregó además a los cosecheros su estudio 'El avellano: biodiversidad agraria y desarrollo sostenible'.

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«Asturias va volviendo a la normalidad, es algo muy necesario», destacó la consejera de Presidencia, Rita Camblor, tras constatar la afluencia. Al festival acudieron asimismo el presidente de la Junta, Marcelino Marcos; las diputadas Gimena Llamedo y Esther Freile, los alcaldes de Parres y Onís, Emilio García Longo y José Manuel Abeledo; la regidora de Colunga, Sandra Cuesta; y la teniente de alcalde de Cangas de Onís, Marifé Gómez.

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