El Cabildo de Covadonga traslada la cruz del peregrino a la entrada de la Santa Cueva

Pese a sus más de tres siglos de historia, el crucero que evidencia el estrecho vínculo de Covadonga con los peregrinos permanecía «desde hace al menos treinta años» olvidado en el cementerio. Conscientes de que una pieza datada aproximadamente en 1676 -y por tanto una de las más antiguas del Real Sitio- merecía un lugar más destacado dentro del santuario, desde el Cabildo se propusieron rescatarla y así es como desde la pasada semana luce en el jardín de la entrada a la Santa Cueva. «Es una pieza rústica de arenisca, muy bonita. Ahí está muy bien», explica el abad de Covadonga, Adolfo Mariño.

Indica además que se trata de una ubicación más «segura y privilegiada». Prevista está ahora una limpieza «con agua y un cepillo», ya que se encuentra cubierta «de verde por la humedad». De ese modo quedarán también a la vista los grabados que atesora.

Desde sus orígenes, el crucero guarda relación con los peregrinos e «indicaba un lugar sagrado». Estuvo situado de hecho en el puente del Mesón de Peregrinos. Aparece además recogido en 'Nuestra Señora de Covadonga', obra de 1776 del pintor de Francisco Reiter, que la sitúa en el camino a la Santa Cueva. «Vuelve a uno de sus lugares de origen», expresa el abad, quien destaca que en estos primeros días ya está «llamando la atención» de fieles y visitantes. «La gente hace muchas fotos», comparte. Con la basílica de fondo, el crucero será a buen seguro uno de los puntos destacados para la toma de instantáneas en Covadonga.

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