Ernesto Junco, en el zoo de Cangas de Onís. XUAN CUETO

«Conseguimos criar lo que el Principado no pudo pese a gastarse mucho dinero»

Ernesto Junco Propietario del zoo La Grandera de Cangas de Onís ·

«Veremos si se puede reabrir en un futuro, cuando pase todo esto, pero de momento es inviable, sería ruinoso intentarlo»

Martes, 22 de diciembre 2020

Hace más de tres décadas Ernesto Junco (1946, Cabielles, Cangas de Onís) dio forma a sus sueños con un centro zoológico y de recuperación ... animal. Unos años después, debido a «un mal entendimiento» con el Principado, se quedaría solamente con lo primero y ahora la pandemia le obliga a suspender su actividad. Sin embargo, este hombre que logró críar osos y urogallos y que recibe cariñosos lametones de un lobo polar o da de comer a un imponente oso pardo en la boca, no piensa rendirse sin luchar.

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-¿Cuál es la situación del zoo?

- Llevamos abiertos desde 1989 funcionando como mejor pudimos e incluso llegamos a tener hasta siete y ocho empleados. Sin embargo, empezó a haber problemas en la zona hace quince años cuando empezaron a poner en marcha el Plan especial de transporte a los Lagos de Covadonga. Al segundo y tercer año comenzamos a notar una merma tremenda de visitantes y empezamos a cerrar los negocios de alrededor durante los meses de invierno, intentando sobrevivir en Semana Santa y verano. Estos últimos años fueron ampliando mucho el plan y hubo una bajada de gente. Además, cambió un poco la tendencia de comportamiento. Por ejemplo, antes a las diez de la noche en verano teníamos que ir mirando a ver si quedaba algún visitante por el zoo y ultimamente, a partir de las siete ya no quedaba nadie. Pero el problema gordo empezó a principios de año con la dichosa pandemia. Tuvimos cerrado desde marzo hasta finales de junio, el verano fue malo y a finales de septiembre prácticamente desapareció toda la gente, así que no nos merecía la pena tener abierto. Luego vinieron los confinamientos y llegamos a la conclusión de que no podíamos seguir abiertos porque no tenemos recursos ni para pagar a la gente ni las facturas y decidimos suspender la actividad y poner en venta la mayoría de los animales que podamos.

-¿Han recibido algún tipo de ayuda de las administraciones?

- En la primera ola recibimos algo de alimentación para los buitres de animales que tenía la Consejería de Medio Rural por los congeladores, nos trajeron cinco litros de gel hidroalcohólico y nada más. Ayuda económica, nada. Eso sí, los vecinos se portaron muy bien y cuando pudimos abrir nos ayudaron a limpiar, desbrozar y dejar esto un poco arreglado. Esta vez no pedimos ayuda a nadie, en el primer confinamiento sí, y nos ayudaron mucho, estamos muy agradecidos a la comarca. Nos ayudaron vecinos, amigos y hasta gente de Austria, de Francia... Incluso ahora seguimos recibiendo ayuda de supermercados y empresas de alimentación de la comarca que nos traen cosas todos los días.

-¿Ya vendieron animales?

- Tenemos unos cuantos apalabrados, pero otro hándicap es que debido a los cierres y confinamientos no pueden venir a recogerlos.

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-Entonces, ¿no hay posibilidades de que vuelvan a abrir?

- De momento, no. Ahora abrieron los bares con una limitación tremenda y nosotros podríamos abrir porque con el espacio que tenemos podríamos acoger a muchas personas, pero no las hay y no puedo contratar a alguien para que esté aburrido sin hacer nada en la recepción. Entonces, hasta que no se resuelva el tema de la pandemia, las posibilidades son nulas, sería ruinoso intentarlo. Vamos a vender los animales que podamos, los que tenemos de recuperación y no se pueden enajenar los vamos a devolver a los centros y nos quedaremos con tres o cuatro cosas, a ver qué pasa. Veremos si se puede reabrir en un futuro cuando pase todo esto, que lo veo difícil, o cambiar de actividad para otra cosa. Mientras tanto, esto quedará como una colección particular, porque no queremos dar de baja la empresa aún, ya que conseguir una licencia de zoológico es muy complicado.

-¿Cuánta gente trabaja ahora en el zoo?

- Dos personas, además de mí. Pero vamos a pelear por esto. De alguna forma o de otra hay que intentar continuar.

-¿Y qué pasa con los estudiantes que suelen acoger de prácticas?

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- Todos los veranos teníamos estudiantes de Biología y Veterinaria y este año tuvimos a una chica de Oviedo. Ahora, como las universidades tienen muchos problemas para colocar a la gente me están llamando de varios sitios, pero estoy rechazando todo, porque vista esta situación el programa lo tenemos parado. No podemos, porque se está viendo que el virus es complicado, es una cosa seria y peligrosa, y por otro lado, estando cerrados no tiene sentido.

-Hablaba de la posibilidad de apadrinar a alguno de los animales.

- Sí, estábamos pensando en ofrecer el apadrinamiento o un tutelaje de los animales con los que nos quedemos su lo vemos muy mal, pero primero tenemos que ver con cuántos nos quedamos.

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-¿Qué va a suceder con ejemplares como el oso, el asturcón o los lobos?

- Esos se quedan aquí. Los animales que nacieron aquí y que son simbólicos, de momento y mientras podamos mantenerlos, se van a quedar con nosotros.

-Toca echar la vista atrás, ¿cómo nació el zoo?

- En aquella época, hace treinta años, veía que en un sitio tenían un zorro, en otro un corzo...Eran pequeños centros de rescate gestionados por particulares que eran más bien aficionados y los animales no estaban bien. Yo soy autor de dos libros de animales de Asturias, los conozco bien desde muy pequeño y me planteé hacer un centro de recuperación grande, tipo zoológico y tener animales para el público y animales para rescatar, pero sin depender de la Administración ni de nadie, sino que lo pague la entrada del visitante. Así nació la idea y así funcionó muy bien. En realidad dejamos de hacer recuperación de animales por un mal entendimiento con la Administración cuando se puso el plan de transporte en marcha.

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-¿Con qué animales empezaron?

- Con fauna autóctona. Teníamos dos osos, la madre de 'Perico' el asturcón, búhos, águilas, algún buitre... De estos los tenemos desde el principio y no sabemos qué edad tienen porque venían de centros de recuperación y a uno le falta un ala, otro está tuerto... Después ya fuimos centrándonos en animales de todo tipo: trajimos canguros, emús, linces, etc; porque la fauna autóctona se quedaba pequeña y, por ejemplo, los lobos que teníamos eran ibéricos y eran muy peleadores, poco sociables. Así que cuando se fueron muriendo de viejos, no los repusimos.

-¿Y de dónde sacaron los animales más exóticos?

- Muchos los compramos o los intercambiamos. Así trajimos los búhos siberianos y comenzamos a criar, los cárabos lapones lo mismo, igual con los calaos terrestres, que por cierto somos los únicos en Europa que los criamos. Aquí también criamos nutrias, osos, urogallos, etc. El Principado con nosotros tiene una espinita clavada, que es que criábamos lo que ellos no consiguieron pese a gastarse mucho dinero, como es el caso del oso con 'Paca' y 'Tola' o los urogallos en Sobrescobio. Están gastándose mucho dinero, pero nunca tuvieron la delicadeza de preguntar, a mí por lo menos.

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-¿Cuál es el ejemplar más especial para usted?

- Es una pregunta difícil, porque hay muchos que son especiales. En dificultad, por ejemplo, los urogallos eran difíciles pero los conseguimos; había búhos complicados también y lo mismo el calao terrestre. Con los que tenemos la espinita es con los buitres, porque llevaban muchos años haciendo puestas pero nunca salió ningún pollo adelante.

-Llevan años reproduciendo especies exóticas, ¿cuál fue el último animal nacido en el zoo?

- Dos cabritinas de una raza italiana, la girgenta, hace ocho días. Y de animales más exóticos la última reproducción fue del calao terrestre (africano), que hizo una primera puesta este año ya y tenemos los huevos en la incubadora.

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-A lo largo de los años habrán tenido que hacer frente a las críticas.

- Sí, claro, tuvimos y seguimos teniendo acusaciones de los ganaderos, que dicen que somos nosotros los que soltamos los lobos, porque no quieren morder la mano que les da de comer. Están viendo que el Ministerio de Medio Ambiente quiere proteger el lobo a ultranza y ellos siguen diciendo que los soltamos nosotros. Esto comenzó hace ya muchos años, cuando empezó a haber daños. Para no dar mala imagen a la Administración empezaron los 'catedráticos de chigre' que me tienen manía y de forma malintencionada a decir que los soltábamos. Es muy simpático porque van a la consejería a protestar pero no les dicen a ellos que les sueltan los lobos. También es cierto que la administración nunca les desmintió, pese a que saben que no es cierto. Está prohibido. Yo no puedo soltar a ningún animal. Y además, los lobos ibéricos no los tengo desde hace muchos años. Por eso tenemos lobos blancos y negros y, qué casualidad, que dicen que los soltamos pero nunca ven un lobo blanco o un lobo negro por el monte. Con lo cual, si puedo llevaré a los tribunales a quien vaya diciendo eso, porque llega un momento en el que molesta mucho.

-¿Están cayendo en desgracia los zoos en los últimos años?

- La cultura zoológica en España es muy baja, está muy deteriorada, sobre todo por los animalistas. Porque meten muchas mentiras aprovechando las redes, opiniones falsas y tergiversadas a mala leche y eso condiciona mucho. En Francia e Inglaterra, por ejemplo, hay una gran cantidad de zoológicos y todos tienen muchos visitantes. Hay una educación buena en ese aspecto, porque saben que los zoológicos no solamente están para enseñar a los animales, sino que detrás hay una infraestructura, hay investigación y enseñanza. Tuvimos estudiantes de Francia de prácticas y tienen una sensibilidad y un conocimiento mucho más altos, porque aquí tenemos a muchos chavales que no vieron más que un gorrión en su ciudad.

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-¿Y qué va a pasar con usted?

- Tengo muchas cosas que hacer, tengo muchos libros que escribir, muchas fotografías que sacar y, además, esto no se puede cerrar y punto, me quedaré aquí cuidando de todo.

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