«Hay que limpiar, pero con quemas controladas. Pudieron haber matado a alguien»

De la cabaña que Blanca Pérez y José Ramón Blanco tenían en La Peña L'Águila, en Piloña, el fuego ha dejado tan solo en pie «cuatro paredes». El dolor de la pérdida material es sin embargo superado por el alivio de saberse todos a salvo, pues por fortuna en la noche del sábado al domingo no se encontraban en el inmueble. «El fuego entró por una esquina y arrasó todo, no nos hubiéramos ni enterado», cuenta Gracia Toriello, nuera de los propietarios. La suya es una de las propiedades afectadas por los incendios forestales declarados por toda Asturias en los últimos días, que en el caso de esa zona de Piloña la familia considera «intencionado». «Alguien empezó a encender por todos los lados y el fuego se propagó. Prendieron en las cuestas y rodeó la cabaña», explica. El hecho de que ella tuviese que madrugar para trabajar en domingo evitó que pasasen allí la noche y fue ya de mañana cuando se encontraron con el desastre. «Claro que hay que limpiar, pero con quemas controladas. Pudieron haber matado a alguien», reflexiona.

Insiste en que los montes requieren de una limpieza adecuada, pero «no a lo loco» como ha terminado sucediendo. El acto de irresponsabilidad lo atribuye a «algún descerebrado» y considera que «quien encendió no fue un ganadero», dada la presencia de animales. «No se puede permitir, todos los años pasa lo mismo», lamenta.

También el alcalde de Piloña, Iván Allende, apunta a la «gravedad» de lo sucedido estos días en el concejo, «sobre todo en tema de daños materiales». «Se ha ido ha pique la ilusión de una familia que durante los últimos años estuvo rehabilitando y cuidado la cabaña que ahora se ha quemado». Recuerda asimismo que otra cabaña estuvo a punto de arder, ya que la finca que la rodea quedó calcinada.

Según las estimaciones de la familia afectada, los daños en la cabaña superan los 60.000 euros. «Iremos arreglándola poco a poco, ahora mismo levantar una cabaña desde cero es mucho dinero», indica Gracia Toriello. Más allá de la vertiente económica, en la familia pesa el componente sentimental, pues «son muchos recuerdos y muchas pertenencias» las que guardaban en el inmueble. Insiste por todo ello en el «daño» que causan este tipo de incendios e invita a la reflexión: esta vez fue una cabaña, pero «un día pillan a alguien y no sale».

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